Más de 50 días después de la última sesión de control al Gobierno, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, se volvió a enfrentar ayer a las preguntas directas de los líderes de la oposición. ¿Qué ha pasado en este tiempo de inactividad parlamentaria? Nada menos que unas elecciones generales que arrojaron un resultado endiabladamente complicado de resolver, fruto del cual, aún no hay un Gobierno conformado y el sudoku de las negociaciones entre la izquierda y la derecha hace difícil prever una solución inmediata. En este tiempo, además, PP, Podemos, C’s e IU han reprochado a Díaz que haya pasado más tiempo enredada en las intrigas internas del PSOE, discutiendo el liderazgo de Pedro Sánchez y su intención de pactar un gobierno con Pablo Iglesias, en lugar de ocuparse de los problemas de los andaluces.
En este punto retomó ayer su labor de oposición el presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno, que acusó a Díaz de no querer ir al Parlamento porque no tiene gestión de la que dar cuenta, subrayó que Andalucía «ha tenido tres presidentes en los últimos cuatro años, y va camino de un cuarto», en referencia a su interés por dar el salto a la política nacional, y culminó con una frase rotunda que enfadó mucho a la presidenta andaluza: «Usted y yo queremos lo mismo: que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno». Moreno sintetizaba así el rechazo visceral, reconocido públicamente, que Díaz tiene contra Podemos, con quien Pedro Sánchez se aviene a pactar. No es ningún secreto que a la dirección del PSOE-A no le gusta que su líder trate de formar gobierno con sólo 90 diputados, menos aún coaligándose con el partido de Iglesias, a quien acusan de querer destruirles. Ante esta tesitura, Díaz se inclina por que sea Rajoy quien forme gobierno y maneje una legislatura que se antoja corta, o bien que se repitan las elecciones. El PSOE-A prefiere estar en la oposición y mantener su fuero como principal referente de la izquierda, pero también es sabido que Díaz rechaza la gran coalición con el PP y que ha sido de las más críticas con Rajoy. Ayer mismo cargó duramente contra él en respuesta a la frase de Moreno. En el lado opuesto del hemiciclo, la misma frase le hizo gracia a la líder de Podemos, Teresa Rodríguez, que suele equiparar a PSOE y PP como dos caras de la misma moneda. Rodríguez se apresuró a tuitear la cita de Moreno, y a los socialistas en los pasillos se les envenenó la sangre. «Es la pinza PP-Podemos», decían.
Por lo demás, fue una sesión de control pobre, donde no hubo ni rastro de ese supuesto «enfriamiento» entre Ciudadanos y PSOE, como ha denunciado el portavoz de la formación naranja, Juan Marín. Marín aprovechó su pregunta sobre el fraude fiscal para volver a exigir la reducción del impuesto de sucesiones. Rodríguez preguntó a Díaz por qué la Junta no sancionaba más a los bancos con cláusulas abusivas y planteó si era por «complicidad» con las entidades financieras y grandes empresas. Díaz le dijo que sí se hacía, pero en el marco de la ley, y descargó una crítica muy dura contra Podemos, salpicando de nuevo al Ayuntamiento de Cádiz. La portavoz adjunta de IU y exconsejera, Elena Cortés, criticó los servicios externalizados de la Junta y las malas condiciones en las que trabajan. Díaz le respondió con la misma fórmula, recordándole que la situación era la misma cuando gobernaban juntos PSOE e IU. El mayor anuncio de la presidenta fueron dos leyes –la de tanteo y retracto y la de subvenciones– que llegarán al Parlamento antes del verano.