El PP se ahoga en su marea azul

Los populares pierden 300.000 votos y la mayoría absoluta en las 8 capitales, pero son la lista más votada en todas menos Huelva

25 may 2015 / 02:41 h - Actualizado: 25 may 2015 / 10:50 h.
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  • Juan Espadas y Susana Díaz comparecen juntos tras los escrutinios. / José Luis Montero
    Juan Espadas y Susana Díaz comparecen juntos tras los escrutinios. / José Luis Montero
  • Gabriel Cruz, alcaldable del PSOE en Huelva, en el centro, junto a Javier Barrero e Ignacio Caravallo. / Efe
    Gabriel Cruz, alcaldable del PSOE en Huelva, en el centro, junto a Javier Barrero e Ignacio Caravallo. / Efe

El PP se ahogó ayer en la marea azul que levantó hace cuatro años. En las elecciones municipales de 2011 logró su mejor resultado de la historia –1,6 millones de votantes, el 39,3% del cómputo total–, pero ayer su hundimiento le arrojó hasta el suelo electoral más bajo que han tocado desde 1995 (30%).

Los populares pierden 300.000 papeletas (1,1 millón de votantes), dos diputaciones y más de 500 concejales. Pero el golpe más duro ha sido la pérdida de su mayoría absoluta en las ocho capitales que gobernaban, entre ellas tres de sus bastiones históricos –Cádiz, Málaga y Huelva– en manos de alcaldes del PP durante los últimos 20 años. La participación fue del 61%, cuatro puntos inferior a la de 2011, y tres puntos por debajo de las andaluzas de hace dos meses (63,94%).

Los populares han salido destrozados de unos comicios en los que históricamente siempre fueron más fuertes, y han cedido su principal patrimonio político, el poder territorial de los grandes ayuntamientos. Sin mayorías absolutas, el mapa municipal andaluz ha quedado tan balcanizado, el reparto de poder en las ciudades está tan igualado, que se abre la puerta a un escenario inédito en el que pueden darse pactos a dos, a tres e incluso entre cuatro partidos para formar gobierno.

Este escenario es el más perjudicial para el PP, más aislado que el resto a la hora de buscar alianzas. Los populares entraron en campaña defendiendo con entusiasmo un pacto de todos los partidos para que se respetara la lista más votada. Un año antes, el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, amagó con cambiar la ley electoral para garantizar que en los ayuntamientos gobernase el candidato con más apoyos. Entonces el PP ya intuía dos síntomas de la política que iban a golpearles de lleno: el primero, que la irrupción de Podemos y Ciudadanos (C’s) fragmentaría el voto en detrimento del bipartidismo, y eso le arrebataría sus mayorías absolutas; y dos, que sus alcaldes serían castigados por los recortes de Rajoy, igual que lo fueron cuatro años atrás los candidatos socialistas, por la gestión de la crisis de Zapatero.

Pactos tripartitos

El PSOE, que sólo ha logrado ser la fuerza más votada en una de las ocho capitales (Huelva), intentará llegar a acuerdos en Sevilla, Córdoba y Cádiz para formar gobiernos tripartitos con IU y con Podemos. Salvo en Huelva, donde le bastaría sellar un pacto con IU, en el resto de capitales necesitará llegar a acuerdos con otras dos formaciones si quiere gobernar.

A tenor de los resultados de ayer, la propuesta de dejar gobernar a la lista más votada era más un grito desesperado que una reivindicación: el PP ha perdido la mayoría absoluta en las capitales, pero se mantiene como fuerza más votada en siete de ocho, y ha ganado en 19 de las 25 ciudades de más de 50.000 habitantes. El PP gobernaba en 262 de los 775 municipios andaluces. Ayer se hicieron con 146 alcaldías con mayoría absoluta, y en 76 lograron mayoría relativa. «En un contexto muy difícil hemos aguantado el tirón con fortaleza», dijo ayer el portavoz del PP, Carlos Rojas, próximo a la medianoche. El líder de los populares, Juan Manuel Moreno, no compareció.

Para la dirección regional del PSOE, la noche electoral fue agridulce. Se han consolidado como la fuerza más votada en Andalucía [1,3 millones de papeletas, 34% del sufragio], después de haber ganado las europeas del año pasado y las autonómicas de hace dos meses. En 2011 se quedó siete puntos por debajo del PP, y ayer se colocó cuatro puntos por encima. El mapa municipal andaluz se ha invertido: hasta ayer había seis provincias azules y dos rojas –Sevilla y Jaén– y ahora vuelve a haber seis rojas y dos azules –Málaga y Almería–. El PSOE ha mejorado su resultado en todas las circunscripciones, ha ganado en 438 municipios: en el 42% de ellos con mayoría absoluta y en 107 con relativa.

Pero el equipo de Susana Díaz aspiraba a ser el partido más votado en Sevilla, la plaza más importante, la más simbólica de una victoria, y donde la secretaria general del PSOE-A ha puesto más empeño personal durante la campaña. Pero al borde del recuento final, el candidato socialista, Juan Espadas, perdió frente al alcalde popular Juan Ignacio Zoido, por apenas 2.000 papeletas (un concejal más).

¿Sevilla por San Telmo?

El resultado de ayer, inevitablemente, va a introducir nuevas reglas a la negociación de los partidos sobre la investidura de Susana Díaz, que lleva dos meses bloqueada. El PP no tardó en exigir a la socialista lo mismo que ella lleva pidiendo a sus rivales en el Parlamento dos meses. «Que gobierne la lista más votada para que una ciudad, una comunidad autónoma o una nación pueda ser gobernable», dijo Zoido. Sevilla es susceptible de convertirse en víctima de ese «cambalache» que tanto han rechazado la socialista y el regidor del PP: el consistorio a cambio del Parlamento.

También será un condicionante lo que ocurra en otras comunidades. El presidente de Extremadura en funciones, el popular José Antonio Monago, ya anunció ayer que su partido se abstendrá para facilitar la investidura del candidato socialista, Guillermo Fernández Vara, que ha sido el más votado en las autonómicas. Así, Monago vierte presión sobre Moreno Bonilla, que hasta ahora ha rehusado abrir la puerta de San Telmo a Díaz.

La socialista se arriesgó a presentar las municipales como una especie de segunda vuelta de las autonómicas, augurando que los ciudadanos castigarían a los partidos que le impiden formar gobierno. Díaz metió en el mismo saco al PP, Podemos, C’s e IU, y bautizó a la oposición como el «bloque del no». Pero ese castigo sólo puede deducirse del nefasto resultado del PP. Los electores de Podemos y Ciudadanos habrían premiado la estrategia de sus formaciones poniéndole duras condiciones a la investidura de Díaz.

Ciudadanos concurría en 110 localidades: en todas las capitales y en las grandes ciudades. Podemos como tal no se presentaba, pero ha apoyado a agrupaciones de electores en las grandes urbes (Participa Sevilla, Cádiz Sí se Puede, Málaga ahora). Allí donde se han presentado se han convertido tercera o cuarta fuerza. En las capitales, Ciudadanos queda por delante de Podemos en Almería, Granada y Huelva; mientras que Podemos es más fuerte en Cádiz (donde ha sido segunda fuerza y cuyo candidato, José María González, se postula como alcalde), Córdoba y Málaga. Empatan a concejales en Sevilla y Jaén.

Medirse a Pedro Sánchez

La gran damnificada vuelve a ser IU, nuevamente desplazada como tercera fuerza en todas las capitales excepto en Huelva y en Córdoba. Sin embargo, la coalición de izquierdas ha recuperado casi 100.000 votos respecto al descalabro del 22M, y recupera su techo electoral, próximo al 12% (421.000 papeletas). Mantiene 48 ayuntamientos con mayoría absoluta y obtiene mayoría simple en 21 (hasta ahora gobernaba 73).

En clave nacional, el PSOE andaluz revalida su victoria del 22M, con un 34,3% de votos (un punto inferior) que hará valer frente al cómputo del PSOE federal. Los socialistas de Pedro Sánchez han obtenido un resultado muy inferior: un 25% de votos [su techo electoral era del 27,8%, el más bajo de su historia, en la debacle de las municipales de 2011], deja al PP como el más votado en España, y se ve desplazado por Podemos en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona.

La victoria andaluza reafirma al socialismo andaluz como la federación más poderosa del país, lo cual fortalecerá aún más la voz de Susana Díaz de cara a los próximos retos que afronta el partido: las primarias de julio para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno y las generales de noviembre.