El trampantojo de la investidura

PP, Podemos y Ciudadanos insisten en que nada cambió para dejar paso a Susana Díaz

26 abr 2015 / 09:04 h - Actualizado: 25 abr 2015 / 21:08 h.
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  • José Antonio Griñán y Manuel Chaves, en una imagen de archivo. / Efe
    José Antonio Griñán y Manuel Chaves, en una imagen de archivo. / Efe

Soldados que defienden la misma bandera, pero con un entusiasmo algo diferente. Las eufóricas declaraciones de Susana Díaz del jueves y las advertencias de ayer de Mario Jiménez constatan que para la investidura de la líder socialista todavía queda mucha tela por cortar. Con la renuncia de Manuel Chaves y José Antonio Griñán el PSOE ha encontrado una llave para intentar abrir una de las cerraduras que los otro cuatro partidos le han puesto al nuevo gobierno, pero, de momento, la puerta parece estar cerrada a cal y canto.

«Sería un error que los partidos minoritarios entendieran este resultado como un derecho para vetar, para impedir que haya un gobierno y boicotear el momento constituyente de la legislatura», dijo ayer el portavoz parlamentario socialista, que llegó a usar la palabra «sabotaje» para interpretar lo que para su partido supondría bloquear la investidura.

El paso atrás de los expresidentes de la Junta es considerado por PP-A, Podemos y Ciudadanos un trampantojo; una ilusión óptica mediante la cual se intenta hacer ver a alguien lo que no es. Y es que en algunos círculos se manejaba ayer la intención de Manuel Chaves de mantener hasta el final de la legislatura el acta de diputado sea cual sea el dictamen del Tribunal Supremo sobre su situación jurídica en el caso ERE.

Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de los populares andaluces, recordó ayer que el PSOE «no ha echado» ni a Chaves ni a Griñán y pidió a Susana Díaz que «exija de hoy para mañana» la dimisión de ambos. Moreno Bonilla criticó que Chaves diga ahora que no se va a presentar en las próxima legislatura y se preguntó: «La próxima es en noviembre, diciembre. ¿Y, entonces, estos seis, siete meses?». Conclusión: el PP no encuentra argumento alguno para cambiar su no a la investidura de Susana Díaz.

Por su parte, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, se manifestó ayer sobre este mismo asunto y volvió a insistir en que queda mucho camino por andar para que su partido facilite la formación de gobierno a Susana Díaz. «No basta con palabrería, no me vale con que se diga, sino que debe constar por escrito en cualquier acuerdo al que se puede llegar». El líder del partido recordó que su partido ha exigido «la dimisión o el anuncio de esa dimisión» y que aún queda pendiente que los socialistas acepten el pacto anticorrupción que se le propuso. Rivera considera estos dos condicionantes como pasos previos no para llegar a un acuerdo, sino para solamente sentarse a hablar con el PSOE», apuntó. Conclusión: el último vaticinio de los líderes de Ciudadanos sobre su voto en la investidura ha sido «no y claramente no».

Asimilando el concepto político de diferido que María Dolores de Cospedal inventó en su día; Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos, calificó el viernes de «en diferido y simbólica» la renuncia de los expresidentes. La gaditana, además, recordó que tras el cumplimiento de este requisito quedan otros dos a los que el PSOE aún no ha dado respuesta. Fuentes cercanas a la dirigente de Podemos aseguraban ayer que «nada» ha cambiado en la postura del partido en la votación de la investidura.

El cuarto partido en discordia, Izquierda Unida, minimiza la retirada y apunta a que Andalucía tiene problemas más importantes de los que ocuparse.

Ante este panorama, el socialista Mario Jiménez trató ayer también de desvincular la marcha de Chaves y Griñán de la investidura de Susana Díaz: «Se tratan de decisiones personales que nada tienen que ver ni con la posición de las fuerzas políticas en Andalucía ni con decisiones vinculadas al proceso en el que estamos». El portavoz del PSOE aseguró que su partido no va a aceptar que se vincule la elección de Susana Díaz con la renuncia de los expresidentes Chaves y Griñán, aunque la realidad parece otra cosa y que hay vasos comunicantes entre ambas circunstancias.