El vértigo de la marea azul del PP

Los populares se juegan sus alcaldías en todas las capitales y las ciudades más pobladas. El castigo por los recortes de Rajoy y la entrada de Podemos y C’s ponen en riesgo su fuero

07 may 2015 / 22:37 h - Actualizado: 07 may 2015 / 23:50 h.
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  • El presidente, Mariano Rajoy, flanqueado por el alcalde de Alhaurín de la Torre, Joaquín Villanova; el líder del PP-A, Juan Manuel Moreno, y el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, ayer, en Málaga. / Daniel Pérez (Efe)
    El presidente, Mariano Rajoy, flanqueado por el alcalde de Alhaurín de la Torre, Joaquín Villanova; el líder del PP-A, Juan Manuel Moreno, y el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, ayer, en Málaga. / Daniel Pérez (Efe)

sevillaEl mapa electoral de los municipios andaluces es azul desde la atronadora victoria del PP en los comicios de 2011. Los populares conquistaron con mayoría absoluta las ocho capitales, que no gobernaban juntas desde 1995; se hicieron con el ayuntamiento en 22 de las 29 ciudades de más de 50.000 habitantes, consolidando su fuerza en las zonas costeras más pobladas; arrebataron al PSOE cinco de las ocho diputaciones provinciales y lograron penetrar en municipios del interior rural que, hasta entonces, habían sido un terreno vedado a la derecha. Esa arrolladora victoria en Andalucía sirvió de plataforma para que seis meses después Mariano Rajoy llegara a la Moncloa con una mayoría absoluta sin precedentes (185 diputados de 350) y para que algo más tarde, el PP-A de Javier Arenas se convirtiera, por primera vez en 30 años, en el partido más votado en una comunidad tradicionalmente de izquierdas.

Los alcaldes populares contemplan ahora con vértigo esa inmensa ola azul que levantaron en 2011. «Es imposible igualar el resultado, estábamos en la cresta de la ola», admitió el presidente del PP de Málaga, Elías Bendodo. La torre que va a desplomarse en los comicios del próximo 24 de mayo es así de alta, si las encuestas confirman el declive del PP o si los resultados de las elecciones autonómicas del pasado 22 de marzo son extrapolables al conjunto de los municipios andaluces.

En 2011, los alcaldes del PSOE fueron arrasados por la marea azul. Los electores pagaron contra ellos la indignación y el descontento por las políticas de recortes del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que llevaba un año negando la crisis y otros dos violentando las políticas sociales con drásticos planes de ahorro para evitar que el país fuera rescatado. A ello se unía el desgaste del PSOE-A por el fraude de los ERE que empezaba a socabar la credibilidad de la Junta.

Cuatro años después, los alcaldes del PP se enfrentan a la misma encrucijada: los electores están tan cabreados por los ajustes de Rajoy como lo estaban con Zapatero, pero su desplome puede verse amplificado por una variable que no existía hace cuatro años: la indignación ciudadana ha pasado de un movimiento ciudadano (15M) a cristalizar en dos nuevos partidos: uno de inspiración progresista (Podemos) y otro conservadora (Ciudadanos). El tablero político es el mismo, pero parece mucho más angosto. Podemos no concurre con sus siglas en ningún municipio andaluz, pero ampara a agrupaciones de ciudadanos con las que comparten principios (Ganemos, Participa Sevilla...). Ciudadanos, por el contrario, es el primer partido que fracciona el voto de derechas desde que Alianza Popular se refundó en el moderno PP a principios de los noventa.

El principal patrimonio del PP-A son las alcaldías, es ahí donde reside su último reducto de poder institucional. En 2011, los populares obtuvieron un 39,36% del escrutinio, siete puntos por encima de los socialistas (32,2%), y 300.000 votos más. Alcanzar ese porcentaje con cinco formaciones en liza es ahora impensable.

Sin las mayorías absolutas que ahora ostentan, los alcaldes del PP tendrán difícil conservar el poder, aun si se mantienen como los más votados en sus municipios. Por eso hace seis meses Rajoy abanderó una propuesta de reforma electoral que garantizara el gobierno a la lista más votada. Por eso el líder del PP-A, Juan Manuel Moreno, ha ofrecido a Susana Díaz dejarla gobernar en Andalucía, tras haber ganado las autonómicas, a cambio de que ella permita gobernar a la lista más votada en las municipales. Moreno admitió ayer que «el momento político no es el mismo que hace cuatro años», pero aspira a ser la primera fuerza en Andalucía y a ganar en las ocho capitales.

Ahora, al contrario de lo que ocurrió en 2011, son las elecciones andaluzas de hace mes y medio las que sirven de referente a los comicios del 24M. El PSOE recuperó la fuerza más votada con 47 diputados, el PP se desplomó de 50 a 33 parlamentarios, Podemos irrumpió con 15, C’s se estrenó con nueve, e IU pasó de 12 a cinco diputados. Al extrapolar el resultado por capitales, los populares perderían una de sus plazas más representativas, Cádiz, que le sería arrebatada por Podemos (Cádiz sí se puede). También perdería Sevilla (donde gobierna con mayoría Juan Ignacio Zoido) y Huelva (en manos del popular Pedro Rodríguez desde hace 20 años). En ambas plazas se impuso el PSOE en las andaluzas. En Málaga, otro bastión inexpugnable del PP, la distancia sobre los socialistas fue de apenas dos puntos. En Córdoba, Jaén, Almería y Granada el PP siguió siendo el partido más votado, con una diferencia de 10 puntos sobre el PSOE, pero perdió muchos apoyos y se quedó lejos de una posible mayoría absoluta. Los socialistas vencieron en el 86% de los más de 770 ayuntamientos andaluces.

Los alcaldables socialistas pensaban afrontar estas elecciones apegados al tirón incombustible de Susana Díaz, que venció las pasadas elecciones. Pero el bloqueo del gobierno y la incapacidad para llegar a acuerdos con el resto de partidos para ser investida presidenta ha perjudicado la estrategia. Ahora sus rivales acusan a Díaz de haber generado una inestabilidad política que es incapaz de reconducir hasta después de las municipales. La socialista les reprocha a todos que estén en el tacticismo y que no le permitan formar gobierno hasta comprobar cómo queda el resultado electoral del 24M.

Por su parte, los alcaldes y candidatos del PP van a hacer una campaña tan personalista como la que hizo Díaz en las andaluzas, alejándose de la sombra de Rajoy y de la de Moreno, que ahora les perjudica. Todos intentarán vender el mensaje de la recuperación económica que pregona el presidente del Gobierno y sus ministros, pero pondrán más énfasis en destacar la gestión que han hecho en los últimos cuatro años.