«Soy Kenia, la hija de Lucrecia Pérez, la mujer y madre que fue asesinada en Aravaca, Madrid, el 13 de noviembre de 1992 por ser inmigrante y negra», aclaró nada más tomar la palabra Kenia Pérez en su intervención por el acto con motivo del Día Europeo de las Víctimas de los Delitos de Odio, en el Parlamento Andaluz.
Desde hace 26 años la asociación Movimiento contra la Intolerancia comenzó su trabajo de sensibilización y atención. Movidos en contra de los delitos y crímenes de odio hacia personas como Lucrecia Pérez, inmigrantes, la asociación se fundó para promover la tolerancia entre todas las personas sin distinción de cualidades. Mañana, 22 de julio, la comunidad europea conmemora a las víctimas de los delitos de odio. Ese mismo día, siete años atrás, en Noruega tuvo lugar uno de los mayores crímenes de odio por ideología desde la II Guerra Mundial. «Hay que luchar contra el racismo, pero no se puede ser antirracista y ser homófobo. Hay que luchar contra la homofobia, sí, pero no se puede ser antigitanista», sostuvo el presidente de la Asociación. Durante su intervención, Ibarra insistió en no solo atender a las cuestiones prácticas, los datos e índices, sino que hay que tratar de comprender lo que él denomina como «fanatismo» y sus delitos a partir de lo cualitativo, su esencia. «Estamos ante un tsunami de intolerancia», advirtió. La ONG evidencia este aumento de la intolerancia con el auge de los movimientos ultranacionalistas europeos, los fanatismos religiosos y el terrorismo integrista.
Andalucía es la tercera comunidad autónoma con más delitos de odio. El pueblo gitano, al que su rechazo en España oscila en un 40% según apunta la asociación, ha sufrido delitos en esta región por su identidad como los acontecidos en Mancha Real, Martos o Cortegana. También se pueden encontrar casos de delitos homófobos y tránsfobos, como el caso de jóvenes increpados en discotecas o los chicos gays atacados en las playas de Almería en estos últimos años. Otro de los odios que la asociación indicó con un señalado crecimiento es la islamofobia. Por ejemplo, en Málaga una joven embarazada fue agredida por un grupo, tirándole del hijab le gritaron insultos homófobos y machistas.
Uno de los problemas a los que se achaca este aumento paulatino de los crímenes y delitos de odio es la normalización de la violencia. Por ello, todas las asociaciones presentes en el acto reclamaron al Parlamento Andaluz que impulse una Ley Integral Contra los Delitos de Odio. «La diversidad ha venido para quedarse», indicó el presidente de Movimiento contra la Intolerancia.
«Mi madre vino a España como todos los inmigrantes, para intentar conseguir trabajo y mejorar la vida de su familia», indicó la hija de Lucrecia Pérez. Movimiento contra la Intolerancia señaló que el 20% de inmigrantes o refugiados de la Unión Europea ha sido víctima de un crimen de odio racista o xenófobo. Para la asociación, el populismo xenófobo es la principal amenaza para la democracia en la Europa del 2018. «Nunca he visto en las víctimas ánimo de venganza, sino sed de justicia», recalcó Pérez. Otro de los aspectos que la asociación quiso apuntar en cuanto al ámbito judicial es hacer énfasis en el agravante. Al estar el delito o la agresión motivada por sentimientos de superioridad, odio o miedo por «lo que es la persona», las asociaciones creen necesario hacer hincapié a la hora de emitir las condenas en el porqué de cometer los delitos.
«A todas las personas les digo dos palabras: haz algo», aconsejó Ibarra. La asociación que preside posee una Oficina de Solidaridad para la Atención a la Víctima del Delito de Odio-Racismo Xenofobia-Discriminación. Movimiento contra la Intolerancia recomienda a las personas que hayan sido víctimas de un delito de odio o testigo de él, recoger todos los contactos de los testigos posibles, averiguar los datos de los agresores y para tramitar la denuncia acudir a la comisaría de policía más cercana, el Juzgado de Guardia o la Fiscalía. La asociación posee el teléfono 954543063 para cualquier duda, asesoramiento o cuestiones sobre los delitos de odio.