Fuegos cada vez más letales

El informe de Greenpeace ‘Protege el bosque, protege tu casa’, publicado esta semana, incide en la prevención antes que en extinguir las llamas

16 jun 2018 / 17:23 h - Actualizado: 17 jun 2018 / 09:43 h.
"Medio ambiente","Incendios","Plan Infoca 2018"
  • Flores en la carretera de Pedrógão Grande, Portugal, donde hace un año murieron atrapadas 47 personas. / Efe
    Flores en la carretera de Pedrógão Grande, Portugal, donde hace un año murieron atrapadas 47 personas. / Efe

Al contrario de lo que ocurre en el conjunto de España, en Andalucía, casi el 75 por ciento de los municipios situados en zona de alto riesgo de incendios cuenta con planes de emergencias. Sin embargo, recuerda Greenpeace, entidad conservacionista editora del estudio Protege el bosque, protege tu casa, la propia comunidad no cuenta con planes de prevención pese a que provincias enteras, como la de Huelva, están en zonas de alto riesgo. En la puntuación que hace Greenpeace, Andalucía saca una nota de 4,52, aunque no se encuentra en el grupo de autonomías rezagadas. Solo supera el 6 Canarias.

La ONG no tiene datos de plantes de prevención ni de autoprotección. «En zonas susceptibles de sufrir terremotos, por ejemplo, hay percepción del riesgo; sin embargo, en zonas de riesgo de incendio forestal se insertan viviendas [en zonas arboladas] sin que la población perciba el peligro y, por tanto, se prepare para prevenir incendios y mitigar sus impactos», explica Mónica Parrilla, responsable de la campaña de Incendios de Greenpeace.

Precisamente estas viviendas en el campo, con una cercanía de ensueño envidiable a los refrescantes árboles y a sus sombras, esconden una pesadilla. La pesadilla que acabó hace 12 meses con el camping Doñana de Mazagón y con miles de hectáreas en el parque natural de Doñana, por no hablar del centenar de vidas en el incendio del centro de Portugal inmediatamente antes del de Mazagón.

Son los incendios de sexta generación, una nueva tipología de incendios que se caracteriza por su fuerza destructora y su dificultad para poder ser combatidos, unos incendios de los que habla el informe, pero que ya fueron avanzados por técnicos forestales de Andalucía y Extremadura apenas sucedido el fuego de Doñana.

Cada vez hay más episodios de incendios forestales de altísima gravedad, explica el informe, con desalojos masivos, pérdidas de bienes, fallecidos y miles de hectáreas calcinadas. 56 grandes incendios forestales destruyeron casi el 55 por ciento de todas las hectáreas que se quemaron.

«El cambio climático y la evolución en los patrones demográficos han provocado que los incendios forestales sean la tendencia con la que la sociedad debe convivir. No es una situación única de España. Países como Portugal, Chile, Australia, Sudáfrica o EEUU han sufrido grandes incendios de altísima gravedad en entornos altamente humanizados en los últimos años. Se trata de un problema ambiental que afecta a la seguridad nacional», resalta por su parte Mario Rodríguez, director de Greenpeace España. La misma tesis que hace un año defendían los técnicos forestales, abrumados tras acudir a Pedrogao Grande como voluntarios y sin dar tiempo a hacer la colada, intervenir en Doñana.

El informe Protege el bosque, protege tu casa destaca que el riesgo de incendios forestales lo deben gestionar tanto las administraciones como los propios ciudadanos, que deben ser conscientes de que deben tomar medidas de autoprotección, entre ellas, una zona despejada de árboles y maleza alrededor de sus viviendas.

El modelo actual de gestión de incendios, prosigue el informe, basado en la extinción, «no resuelve el problema». Se centra en las causas que originan el fuego, pero no en las que lo propagan,. y son estas las que hacen devastadores los fuegos, que han prendido siempre y hace medio siglo no eran tan destructivos. Los progresivos cambios demográficos, el abandono rural o la matorralización de cultivos abandonados han modificado el paisaje y, por tanto, la frecuencia e intensidad de los incendios. Estos factores han configurado un paisaje altamente inflamable que sufre las consecuencias del cambio climático: olas de calor más intensas y sequías.

En este paisaje inflamable se insertan además viviendas en mitad de montes. Como resume Parrilla: «Hoy tenemos un paisaje que lejos de ser bucólico es inflamable. Es el momento de cuestionar la idoneidad de viviendas donde el riesgo de que ocurra un incendio forestal es muy elevado o de asumir este peligro».

UN EJEMPLO PELIGROSO EN LA SIERRA DE HORNACHUELOS: LAS SIETE FINCAS

Entre las 140 páginas del informe Protege el bosque, protege tu casa de Greenpeace hay un capítulo para actuaciones especialmente peligrosas. Entre ellas, hay un ejemplo andaluz: el de las Siete Fincas, Las Jaras y el Salado en el Parque Natural Sierra de Hornachuelos (Córdoba). «El Parque Natural Sierra de Hornachuelos alberga una de las zonas de bosque mediterráneo y de ribera mejor conservadas de Sierra Morena. Junto al de la Sierra Norte (Sevilla) y el de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva), conforma la Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena», explica el texto de los conservacionistas. «Este reconocimiento se debe, en parte, a la gran diversidad biológica que alberga este espacio natural cordobés. En las zonas más llanas, la dehesa conforma el paisaje, dejando paso al bosque denso y a las formaciones de matorral en las más abundantes zonas de relieve abrupto. Un fuego que afecte a esta zona obligaría a defender las casas y el parque natural al mismo tiempo, con el consiguiente riesgo para la conservación del mismo. Situación complicada con casas aisladas y un potente intermix (imposibilidad de establecer un límite claro entre el espacio edificado y el forestal). La mayor parte de las casas está en contacto con la vegetación.