Guerra a las invasoras en el Guadiana

Un estudio coordinado por la Universidad de Córdoba revela que cada dos años y medio llega una nueva especie invasora al Guadalquivir. La última detectada, la del gobio bocagrande, es altamente letal y se sospecha su colonización en el Guadiana

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
30 oct 2016 / 08:55 h - Actualizado: 31 oct 2016 / 07:19 h.
"Medio ambiente"
  • El Guadiana es una de las aguas dulces afectadas por la presencia del gobio bocagrande. / Efe
    El Guadiana es una de las aguas dulces afectadas por la presencia del gobio bocagrande. / Efe

La invasión de las especies invasoras en las cuencas andaluzas es demoledora. Según los últimos estudios científicos, las especies alóctonas han ido implantándose de manera imparable en los ríos modificando ecosistemas y erradicando en otros casos a las especies autóctonas. En casos como el mejillón cebra, que se detectó hace años en el embalse Bejarano, los daños se causan además en infraestructuras. Ahora se está desarrollando un proyecto piloto para tratar de erradicar invasoras muy agresivas. Del resultado de esta batalla dependerá si la guerra contra las invasoras se gana o está irremediablemente perdida.

El avance de las especies invasoras en el cauce del río más importante y emblemático de Andalucía, el Guadalquivir, es imparable. Así lo revela el mayor estudio de peces de agua dulce que se ha realizado hasta la fecha, coordinado desde la Universidad de Córdoba, y que da un dato estremecedor: en las últimas dos décadas las especies invasoras han ido colonizando el río a un ritmo de llegada de una especie exótica nueva cada dos años y medio. De hecho ya hay más especies invasoras que autóctonas en el Guadalquivir que se están comiendo la vida autóctona del río.

Tras analizar más de mil tramos fluviales y recorrer más de 60.000 kilómetros a lo largo de la cuenca del Guadalquivir, los investigadores andaluces Carlos Fernández-Delgado, Pedro Rincón, Lucía Gálvez-Bravo, Ramón De Miguel, Francisco Oliva-Paterna, Raquel Moreno-Valcárcel, Enrique Pino, Alejandro Ramiro y Javier Peña han hecho una radiografía muy exacta del estado del Guadalquivir, que han plasmado en la publicación 7Conservación de los Peces Dulceacuícolas del Río Guadalquivir.

La última invasión detectada, la de la Pseudorasbora parva, es especialmente letal dada su altísima tasa de reproducción, llegando a poner varios miles de huevos, y sobre todo porque es portadora de un parásito que le transmite a otras especies autóctonas que les produce la muerte o les impide reproducirse. Una combinación de factores que la convierten en una de las especies invasoras más peligrosas para los ríos andaluces y que hacen que en sólo dos o tres años hayan colonizado el medio al que han llegado, siendo la principal especie presente y la única capaz de reproducirse.

Es contra esta especie hacia la que va dirigido el proyecto piloto que se está llevando a cabo el el río Alcollarín, en la zona más alta de la cuenca del Guadiana. Este arroyo desemboca en el río Ruecas que es tributario del Guadiana. Por tanto, es probable que la Pseudorasbora parva haya colonizado ya todo el Guadiana.

Durante casi dos años los expertos en especies invasoras de varios países han estado trabajando en un proyecto complejo en el que hay puestas muchas esperanzas y que ya se está ejecutando en el Alcollarín. Se trata del uso de rotenona, un pesticida que, pese a ser un veneno químico, es un producto orgánico que se extrae de una leguminosa originaria de Perú.

Los indígenas peruanos usaban con este mismo fin las raíces de las plantas de las que se extrae la rotenona desde hace siglos. El producto asfixia al pez y a todos los animales que respiren por sistema branquial, pero no los deja contaminados, son aptos para el consumo y el agua tampoco queda contaminada porque la rotenona se degrada muy rápidamente y sin dejar rastro.

Carlos Fernández Delgado, catedrático de la Universidad de Córdoba, es el asesor científico de este proyecto que ya está aplicando rotenona en el río Alcorallín. «Antes hemos tenido que realizar muchas acciones como retirar los peces autóctonos mediante pesca eléctrica, para que no sean daños colaterales de este proyecto de eliminación de invasoras», explica. También se ha tenido que hablar con propietarios de fincas de ganado y con la población para explicarles que el uso de este producto no tiene consecuencias en la calidad de las aguas ni en la ictiofauna.

Junto a la Pseudorasvora parva se va a eliminar también a otra invasora, la gambusia (Gambusia holbrooki), una especie de tal voracidad que es capaz de comerse incluso ranas. La gambusia es la responsable de acabar con dos especies autóctonas, el fartet y el salinete (esta última en peligro crítico de extinción). Se introdujo para eliminar mosquitos en zonas pantanosas y tratar de erradicar la malaria en Europa en los años 20, pero su extrema voracidad hace que haya acabado hasta comiéndose anfibios.

Colonizar hábitats

Las especies invasoras son una de las cuatro grandes lacras que sufren los ríos andaluces, junto con la destrucción de hábitat, la fragmentación de cauce fluvial y la degradación de las perturbaciones dominantes. Pero no son causas independientes, sino que todas guardan relación entre si. Así, la fragmentación del río, que sufre azudes y embalses, le da ventaja a las especies invasoras para poder colonizar los hábitats.

El listado completo de los peces invasores de las aguas dulces de Andalucía es: trucha arco-iris (Oncorhynchus mykiss), carpa (Cyprinus carpio), carpín (Carassius gibelio), gobio (Gobio lozanoi), alburno (Alburnus alburnus), piscardo (Phoxinus phoxinus), gambusia (Gambusia holbrooki), lucio (Esox lucius), black-bass (Micropterus salmoides), perca sol (Lepomis gibbosus), chanchito (Australoheros facetus), pez gato (Ameiurus melas), siluro (Silurus glanis), fúndulo (Fundulus heteroclitus) y gobio bocagrande (Pseudorasbora parva).