Idiomas: Un reto pendiente para maestros y alumnos

Enseñar y formarse a la vez. El talón de Aquiles del bilingüismo es introducir clases en otras lenguas sin docentes preparados para ello

23 feb 2017 / 07:00 h - Actualizado: 23 feb 2017 / 16:48 h.
"Educación","Junta de Andalucía","Examen al bilingüismo"
  • De los 1.020 colegios públicos bilingües de este curso, 948 son de inglés (62 más el próximo año), 60 de francés y 12 de alemán. / José Luis Montero
    De los 1.020 colegios públicos bilingües de este curso, 948 son de inglés (62 más el próximo año), 60 de francés y 12 de alemán. / José Luis Montero

Para cualquier profesor sería impensable aprender su materia casi a la vez que los alumnos a los que se la tiene que explicar pero lo cierto es que, en la introducción del bilingüismo en el sistema escolar andaluz, maestros y estudiantes han recorrido prácticamente a la vez el arduo camino del dominio de los idiomas.

Desde que la Junta puso en marcha en 2005 el Plan de Fomento del Plurilingüismo, al albur del Marco de Referencia Europeo para las Lenguas, la formación del profesorado ha sido el gran talón de Aquiles de un programa que comenzó en apenas 140 centros y que este curso actualmente aplican 1.375 colegios e institutos andaluces en los que estudian 424.750 alumnos y dan clase 11.692 profesores que tiene acreditado al menos un nivel B2 para dar su asignatura en el idioma correspondiente. En el futuro, la Junta prevé exigir el C1 y el compromiso es llegar a 1.500 centros al final de la legislatura (el próximo curso ya está previsto que se sumen 62 públicos más y de momento lo han solicitado otros 11 concertados).

Los centros bilingües son aquellos en los que al menos dos asignaturas de las áreas no lingüísticas se imparten en un idioma extranjero como mínimo en la mitad de su horario lectivo. En Andalucía, nueve de cada diez escuelas bilingües son de inglés y el resto se reparte sobre todo entre el francés y el alemán.

La propia Consejería de Educación lo reconoce: «El programa se apoya en la formación del profesorado», afirma el director general de Innovación Educativa, Pedro Benzal. Una formación para la que muchos profesores han tenido que «buscarse la vida» por su cuenta. Hasta el curso 2010/11, ni siquiera se exigía acreditar un nivel B1 de idiomas para terminar la carrera universitaria (fue una de las novedades del Plan Bolonia). Las Escuela Oficiales de Idiomas se ha llenado estos años de profesores pero sus plazas son limitadas y muchos han tenido que recurrir a academias privadas. La Junta oferta becas para estancias en el extranjero pero muy limitadas y dirigidas a perfeccionar. Este verano por primera vez, tras una experiencia piloto en 2013, organizará cursos de dos semanas de inmersión lingüística sin salir de Andalucía con más de 200 plazas.

El programa tiene «carácter voluntario» aunque cada vez más el profesorado es consciente de que su futuro pasa por incluir los idiomas entre sus competencias. Desde la Junta recuerdan que mientras un colegio privado o concertado puede sustituir cuando quiera a un profesor sin idiomas para contratar a otro formado, ningún docente con plaza en un centro público la pierde porque en éste se implante el bilingüismo. Así las cosas, «la consejería juega con las jubilaciones», señala Benzal. De ahí que sean las plazas que quedan vacantes las que determinan en la práctica que en un centro el bilingüismo se implante en unas u otras materias pues se aprovecha para cubrir esas vacantes con maestros con el B2.

En el caso de los privados y concertados son éstos los que solicitan incorporar el bilingüismo y Educación lo autoriza si cuenta con docentes acreditados. Los públicos pueden solicitarlo ellos o es la Junta la que toma la iniciativa, fundamentalmente en dos casos: cuando en un municipio hay concertados y privados bilingües pero no públicos y para garantizar «la continuidad» de la formación, por ejemplo, creando institutos bilingües donde ya hay colegios para que los escolares puedan seguir en ESO con este tipo de enseñanza. El bilingüismo se implanta en un centro desde 1º de Primaria, en los colegios, o 1º de ESO en los institutos, de forma que los alumnos que ya están en el resto de cursos no acceden. Incluso en algunos casos se implanta sólo en una línea, lo que genera críticas de los padres por la discriminacion.

El nuevo Plan Estratégico para el Desarrollo de las Lenguas en Andalucía Horizonte 2020 prevé introducir los idiomas en Infantil progresivamente. Mientras, la Lomce ha incorporado este curso el estudio de un segundo idioma extranjero en 3º y 5º de Primaria (se da clase de francés, no una asignatura en otro idioma) y en el horizonte 2020 se extenderá a ESO. La UE marca que ese año el 75 por ciento del alumnado menor de 15 años estudie dos idiomas y el 50 por ciento tenga en uno de ellos un nivel B1.

Uno de los problemas del bilingüismo es la escasez de informes sobre sus resultados. De hecho, la Junta ha encargado este año a la Agencia de Evaluación Educativa un estudio específico en ESO. PISA no mide las competencias en idiomas y la Junta sólo lo incluyó en sus pruebas diagnósticas (que ya no realiza) del curso 2010/11 en los que los estudiantes de 4º de Primaria y 2º de ESO rozaron el notable en idiomas pero no se distinguía entre los que estudiaban en centros bilingües o no. En una escala de 1 a 6, los de Primaria que daban inglés obtuvieron un 4,5, los de alemán un 4,95 y los de francés un 5,21 mientras que los de ESO obtuvieron de media un 3,94 en inglés, un 4,5 en francés y un 4,90 los de alemán.

Sin embargo, en 2012 se publicó el primer y único Estudio Europeo de Competencia Lingüística en el que participaron 53.000 alumnos españoles de 4º de ESO de 359 institutos, más de 50 andaluces. En Inglés sólo un 12 por ciento alcanzaban un nivel B1 en comprensión oral, un 19 por ciento en lectura y un 20 por ciento en expresión escrita. En francés, llegaba al el nivel mínimo que la UE exigirá para 2020 un 9 por ciento en comprensión oral, un 27 por ciento en lectura y un 20 por ciento en expresión escrita.