La contaminación invisible que llega durante el verano
La contaminación por ozono troposférico es una gran desconocida pero causa al menos 17.000 muertes prematuras en Europa cada año, 1.800 de ellas en España, que es uno de los países más afectados. Los episodios de esta contaminación invisible se disparan con la subida de las temperaturas
Con el verano se disparan los episodios de contaminación por ozono troposférico, aunque el calor sólo actúa como activador de este gas que se produce a causa de la contaminación atmosférica causada fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles y en la fabricación de disolventes orgánicos. Este contaminante afecta en mayor medida a las zonas periurbanas y rurales que al centro de las ciudades, especialmente en las tardes soleadas de la primavera y el verano, cuando las elevadas temperaturas activan la formación y acumulación de ozono en niveles peligrosos para la salud, a partir de los contaminantes emitidos por el tráfico urbano e interurbano, el transporte marítimo y aéreo en las capitales con puertos y aeropuertos importantes y algunas industrias como las centrales térmicas.
Cuando se produce una concentración nociva de ozono existen riesgos para la salud, aunque sus efectos dependen de la concentración de ozono en el aire inspirado, del tiempo de exposición, de la sensibilidad individual de cada persona y del grado de actividad física que realiza.
El ozono troposférico, también conocido como ozono malo por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario que, por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares. Además de para las personas, es tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.
Los más sensibles al ozono son las personas con enfermedades respiratorias crónicas, como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o enfisema; pero también los niños, ya que respiran más aire por kilogramo de peso corporal y tienen pulmones más pequeños. Los ancianos y las personas que realizan actividades físicas al aire libre también son población de riesgo.
La normativa comunitaria, nacional y andaluza vigente en materia de calidad del aire obliga a informar a la población cuando se sobrepasen los objetivos de calidad del aire. En el nivel de ozono «moderado» (120 a 180 gramos por metro cúbico, media horaria) pueden producirse efectos leves sobre la salud en personas sensibles que no suelen requerir una acción preventiva, aunque las personas con enfermedades respiratorias crónicas, como asma, EPOC u otras, deben considerar la reducción de la exposición prolongada al ozono limitando las actividades al aire libre.
En el nivel de ozono «alto» (180 a 240 gramos por metro cúbico, media horaria), en la población sensible, niños y adultos que están realizando alguna actividad al aire libre pueden aparecer efectos tales como dificultad para respirar, sensación de opresión en el pecho, tos, escozor de ojos o en la garganta. En esos casos se recomienda a todas las personas evitar las actividades al aire libre.
Por último, en el nivel de ozono catalogado como «muy alto» (más de 240 gramos por metro cúbico, media horaria) hay efectos graves sobre la salud entre las personas especialmente sensibles y en niños y adultos que están al aire libre.
Aunque las recomendaciones generales para casos de niveles altos de ozono son permanecer en ambientes interiores, donde se reduce a la mitad la concentración de ozono, Ecologistas en Acción cree que las administraciones también tienen que poner en marcha planes eficaces de lucha contra este contaminante, y concienciar a la población sobre el problema para que contribuya a su solución.
No en vano se trata, según la organización ecologista, de un problema de salud de primera magnitud, a tenor de las 17.000 muertes prematuras que causa cada año en Europa, 1.800 de ellas en España, es decir, más muertes que los accidentes de tráfico. «Dos terceras partes de los cultivos y buena parte de nuestros bosques y espacios naturales soportan niveles de ozono que dañan la vegetación», apuntan también desde Ecologistas en Acción.
España es uno de los países europeos más afectados por la contaminación por ozono troposférico. «Durante 2016, en un tercio de las 125 zonas en que se divide el territorio español, con 350.000 kilómetros cuadrados y 18 millones de habitantes, se han rebasado los objetivos legales para la protección de la salud y para la protección de la vegetación, especialmente en Madrid y el Mediterráneo», aseguran desde Ecologistas en Acción, que incide en que «si atendemos a la recomendación de la OMS, la mala calidad del aire es generalizada en todo el Estado, salvo la cornisa cantábrica y Canarias».
Por ello, Ecologistas en Acción ha iniciado una campaña de información a la población sobre el ozono troposférico que durante la primavera y el verano de 2017 contempla una exposición divulgativa itinerante, así como talleres sobre contaminación por ozono. Como en años anteriores, se identificarán y difundirán los niveles de contaminación más elevados.
El objetivo de la campaña es divulgar las causas y las consecuencias de este grave problema ambiental y reducir la exposición a la contaminación especialmente de los grupos más sensibles: niños y niñas, personas mayores, mujeres embarazadas, deportistas y personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares; evitando realizar esfuerzos al aire libre en las horas centrales del día y la caída de la tarde, cuando los niveles de ozono son más elevados.
«Una calidad del aire adecuada debe pasar por que la ciudadanía conozca en todo momento el estado del aire que respira, y porque se establezcan planes de acción que reduzcan la polución causada por el ozono», argumenta la organización ecologista nacional que denuncia que doce comunidades autónomas y el Ministerio de Medio Ambiente siguen sin elaborar los preceptivos planes de mejora de la calidad del aire para las zonas más afectadas. Y autoridades como el Govern de Balears, la Junta de Extremadura o la Xunta de Galicia siguen sin informar de los episodios de muy elevada contaminación, que ya se han iniciado en un arranque de la primavera que está resultando especialmente complicado.
«De hecho, en lo que llevamos de año, son casi un centenar las estaciones de medición de ozono troposférico que ya han superado más de 25 días la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre las 450 repartidas por todo el Estado», aseguran, y de ellas «una quincena también han superado el objetivo legal establecido para el ozono troposférico, anticipando una temporada estival que amenaza con ser la peor de la última década»