La crisis de los océanos

Los océanos afrontan su mayor crisis a causa de la basura descontrolada, la construcción o la sobrepesca

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
27 ene 2018 / 22:48 h - Actualizado: 28 ene 2018 / 12:33 h.
"Ecoperiodismo"
  • Las corrientes crean un efecto circular que van concentrando la basura flotante creando vertederos en alta mar.
    Las corrientes crean un efecto circular que van concentrando la basura flotante creando vertederos en alta mar.

Los mares y océanos albergan el secreto del origen de la vida. Pero no son sólo el pasado, también el presente y el futuro. Los océanos contienen el 90 por ciento de la biomasa viva del planeta y son la fuente principal de alimento para más de la mitad de la población mundial. Además de la importancia ecológica que tienen los mares, para los seres humanos el mar es también un elemento de diversión y de transporte, pero sobre todo es nuestra principal fuente de alimento: gran parte de las proteínas que se consumen por los seres humanos provienen históricamente de los océanos.

En la actualidad, casi tres de cada cuatro especies marinas sufren sobrepesca o están siendo extraídas hasta su límite biológico. Desde 1950 la producción de las pesquerías marinas se ha multiplicado por seis. Desde 1980 el tamaño de la economía global se ha triplicado. La población ha aumentado hasta los 6.000 millones de personas y el ritmo de expolio de la vida en el mar ha llevado casi a la extinción a especies que históricamente han sido la fuente de alimento del hombre, como el bacalao del Atlántico o varias clases de atún, como el que todavía se captura en Andalucía para abastecer, principalmente, a los mercados asiáticos.

Los océanos están en la mayor crisis que han sufrido en su historia y hay toda una serie de elementos que influyen en esa crisis: por una parte el uso industrial y urbano de los mares en todos los continentes y esto aumenta la presión, los vertidos de aguas residuales, hay problemas de contaminación de embarcaciones, accidentes de petroleros y, por supuesto, la sobreexplotación de los recursos pesqueros en un 70 por ciento por encima de sus capacidades según datos de la FAO.

La construcción. La otra gran amenaza de los mares es el interés desproporcionado por tener una casa en la costa y que en Andalucía ha destrozado gran parte de su patrimonio natural. El 40 por ciento de la población mundial vive ya a menos de 100 kilómetros de la costa. Un afán que ha modificado la línea costera, ha contaminado las aguas y ha degradado ecosistemas únicos.

Los océanos son más que una fuente de alimento y un lugar para divertirse... Son la clave para entender algo tan crucial para la vida en el planeta como el clima. El clima de la Tierra depende en buena parte del sol, pero también de los océanos, porque es en estas grandes masas de agua donde se acumula mucha energía.

La dependencia de la vida respecto a los océanos es completa. Sin embargo, el hombre se sirve de los mares sin tener en cuenta el alcance de sus acciones. La creación de áreas protegidas es un tibio intento por salvar del naufragio las zonas más sensibles de estas aguas.

Hasta que se lleve el nivel de protección de los océanos a un nivel superior al terrestre –que también es insuficiente– no le daremos la importancia que tiene. La creación de áreas protegidas actúa como un vivero, como una zona de protección para la reproducción de las especies para conseguir la regeneración de caladeros. Pero es insuficiente. Es crucial la protección de todo el entorno en el que vivimos, desde el aire hasta el agua. Y desde luego la protección de los océanos porque son la fuente de nuestra vida. Parecen sin fondo, con zonas de hasta 12.000 metros de profundidad que no están tocadas por el hombre. Pero tienen lecho y no son eternos. Al igual que otras cosas que se están gastando, acabaremos gastando los océanos y nos quedaremos sin alimento y sin fuente de vida.

Los expertos apuntan dos ideas sociales con las que hay que acabar: que los océanos son primero un lugar inagotable de recursos del que puedo sacar infinitamente pescado sin que nunca se acabe; y su uso como un vertedero inagotable con una gran capacidad de absorción. Esos dos conceptos inciertos: que el mar lo acepta todo y que el mar lo da todo, son responsables de la mayor crisis oceánica de toda la historia del planeta.

Aunque está muy cerca, sabemos poco de él. El mar ni siquiera está inventariado, no sabemos aún sus condiciones actuales ni su capacidad real... Una evaluación global que, aducen insistentes los expertos, es crucial para salvar la vida del planeta.

Los que sí han estudiado un aspecto clave de los mares son los expertos de la organización ambientalista Seas At Risk, que acaba de lanzar un nuevo estudio con datos abrumadores sobre la cantidad de plásticos de un solo uso con la que conviven los ciudadanos europeos. El estudio, titulado Single-use plastic and the marine environment (El plástico de un solo uso y el medio ambiente marino), ofrece algunos datos que nos permiten hacernos una idea de la magnitud del problema de los residuos plásticos.

Así, calcula que en los 28 estados miembros de la Unión Europea se consumen anualmente nada menos que 46.000 millones de botellas de bebidas, 16.000 millones de tazas de café desechables, 580.000 millones de colillas, 2.500 millones de envases desechables, 36.400 millones de pajitas o cañas.

Este tipo de productos de un solo uso representan una media del 51 por ciento de todos los residuos que acaban llegando a las playas en Europa, además de suponer un inmenso desperdicio de recursos.

SOLUCIONES

El informe de la organización Seas At Risk analiza algunas soluciones para el problema de los residuos plásticos. Destaca diversas iniciativas pioneras que ya se han puesto en práctica para reducir la generación de estos desechos. Entre estas buenas prácticas destaca el sistema de depósito de envases de bebida en Noruega, con iniciativas municipales como la de Copenhague, que promueven el consumo de agua del grifo y de las fuentes públicas, las tazas de café reutilizables que se usan en Friburgo (Alemania), las prohibiciones municipales al plástico desechable en eventos públicos en Munich y la prohibición del uso de vajillas de plástico desechable en Francia.

Sin embargo, para los responsables del estudio la solución más efectiva sería que la Directiva Europea sobre bolsas de plástico se extienda a otro tipo de productos de un solo uso. Esto obligaría a los estados miembros a reducir el número de estos artículos para alcanzar un objetivo per cápita, lo que podría lograrse a través de una prohibición total o mediante la adición de una pequeña cantidad económica al producto. El estudio destaca que estas medidas han resultado exitosas para conseguir, por ejemplo, reducir en un 80 por ciento del uso de bolsas de plástico en Escocia.

La Comisión Europea está desarrollando actualmente una estrategia sobre los plásticos en el marco de una economía circular, lo que significa una oportunidad única para reducir la cantidad masiva de envases innecesarios de plástico de un solo uso que contaminan nuestros océanos. Según Emma Priestland, responsable de basura marina de Seas At Risk, «hasta ahora no teníamos una idea exacta del consumo real de plástico de un solo uso. Los números son asombrosos. No es de extrañar que, en promedio, el 50 por ciento de la basura que se encuentra en las playas sea plástico de un solo uso. La Unión Europea y los gobiernos nacionales pueden y deben emprender acciones legales inmediatamente para reducir el uso de plástico de un solo uso y este estudio nos señala algunas soluciones muy viables».

Para Lydia Chaparro, ecóloga marina de la Fundación ENT y miembro de la coalición Seas At Risk, «la contaminación marina es una grave amenaza para nuestros mares, especialmente en un mar cerrado como el Mediterráneo. Tal como señala el informe, se deben tomar medidas inmediatas para reducir esta contaminación desde su origen. De no ser así, las afectaciones sobre la biodiversidad y el conjunto de los ecosistemas marinos –ya muy debilitados por la sobrepesca y el cambio climático–, podrían ser irreversibles».