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La Hora del Planeta, una nueva oportunidad para la casa común

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26 mar 2017 / 10:30 h - Actualizado: 26 mar 2017 / 17:08 h.
"Medio ambiente","En verde"
  • La Hora del Planeta, una nueva oportunidad para la casa común

La preocupación sobre el planeta y el mundo va en aumento. La naturaleza y la humanidad sufren hoy el desatino de un modelo global, un modelo capitalista de gran desmesura y cortoplacismo, que no entiende de justicia social ni equilibrios naturales. Los gases de efecto invernadero de origen humano siguen aumentando su presencia en la atmósfera representando un peligro global para el planeta y sus criaturas. Los políticos hacen intensas declaraciones en las cumbres internacionales, se firman protocolos, pero la materialización en políticas de proximidad en regiones y, especialmente en ciudades, resulta lenta y, hay que ser justos, no por la voluntad de muchos de nuestros políticos, sino por aparatos administrativos y burocráticos que impiden, o al menos ralentizan, la posibilidad de actuar; y la que sale perjudicada es la ciudadanía, y por ello, el planeta y el mundo. Y hay políticos que pueden y no quieren. Pongo el ejemplo de la posibilidad que hemos tenido de eliminar el «impuesto al sol», derogando la ley que lo ampara, y que no se ha conseguido. Yo recomendaría a la ciudadanía que se pregunte de qué partidos ha sido la culpa, y que cuando estos partidos hablen de medio ambiente y cambio climático, sea la propia ciudadanía quien les recuerde sus actuaciones reales; recomiendo una «memoria histórica ambiental de la ciudadanía a corto plazo».

Tras este preámbulo desearíamos hablar de La Hora del Planeta, una nueva oportunidad para nuestra casa común. Consiste es una actividad realizada a nivel mundial impulsada y materializada en cada ciudad por la organización ecológica World Wildlife Fund (WWF) que se celebra, desde hace diez años, iniciada en la ciudad de Sydney, el último sábado del mes de marzo. Consiste en apagar voluntariamente los principales monumentos del mundo durante una hora. También pueden adherirse los hogares y las empresas, que pueden apagar luces no indispensables, mostrando unidad de lucha contra el cambio climático. En Sevilla, la Hora del Planeta se ha hecho presente. Importantes instituciones sevillanas y andaluzas se han unido, materializando su adhesión oficialmente con un documento enviado a la WWF, expresando su compromiso apagando edificios que están bajo su control. En Sevilla se han unido de forma oficial el Ayuntamiento, el Arzobispado, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y la Universidad de Sevilla. Para pedir una sociedad más justa, con criaturas y planeta, un mundo mejor, se oscureció la noche sevillana al apagarse la Catedral de Sevilla, la Giralda, la fachada del Arzobispado, la fachada del Ayuntamiento, la Torre del Oro, la muralla de la Macarena, la muralla del Alcázar, el puente de Triana, el puente de Los Remedios, los principales edificios de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y la fachada del Rectorado de la Universidad de Sevilla. En el manifiesto, leído en cada ciudad por WWF, se anima a todos los gobiernos, empresas y ciudadanos que se movilicen para acelerar un cambio de políticas, una transición global hacia un desarrollo y una economía baja en carbono que conduzca a un futuro de verdad sostenible.

La WWF llama, en su manifiesto a una noche mágica, una revolución desde la penumbra como un grito de silencio, unánime y acusador, donde expresemos que el planeta y sus criaturas son lo primero, y expresar de forma contundente que no nos van a parar en esta lucha, ni las políticas inicuas ni la economía expoliadora. Nos queda la calle, nos queda la voz, nos queda la palabra, como dice Blas de Otero; el grito de la razón frente al desatino. Quisiéramos llamar la atención sobre la unidad de acción en el acto de La Hora del Planeta de Sevilla. Una unión, auspiciada por WWF, importante y simbólica de ciudadanía, organizaciones activistas ecológicas, la política, el espíritu y el conocimiento. Todo un camino de unidad para alcanzar un planeta y un mundo más justo.

El Arzobispo de Sevilla, Don Juan José Asenjo Pelegrina, ha redactado una carta en relación con La Hora del Planeta y su mensaje a la feligresía de Sevilla, un mensaje de defensa de la vida, la sociedad y el planeta, y que toda la ciudadanía debería leer independientemente de sus creencias (lo pueden hacer en archisevilla.org). En dicha carta, bajo el título, Apagar el planeta para encender las conciencias, pide, bajo el símbolo de su adhesión a La Hora del Planeta: «que se afiance entre nosotros el respeto por toda vida humana. Les pido también que recen para que se fortalezca entre nosotros el respeto por la creación, obra magnífica salida de las manos amorosas y providentes de Dios nuestro Señor. Les pido además que todos estemos atentos al símbolo que representa esa hora de oscuridad y que oremos para que el Señor toque los corazones y las conciencias de quienes rigen los destinos de los pueblos para que cuiden sin descanso la casa común, regalo de Dios Padre a todos sus hijos de todas las generaciones». Nos recuerda el Arzobispo de Sevilla también que: el papa Francisco en su carta encíclica Laudato Si insiste en la importancia de cuidar la casa común y manifiesta de forma clara el grave problema del cambio climático, que puede deparar mucho sufrimiento a un mundo y una sociedad ya doliente. El Papa pide, por ello, nuestra conversión ecológica. Los problemas relacionados con el hambre, la falta de agua, las enfermedades, las inequidades sociales, se verán agravados por este problema que ya empezamos a padecer, y que sufrirán, sobre todo, las inocentes generaciones venideras. Un mundo mejor podría estar en marcha pero hace falta unidad de acción y fe en el futuro, de nuevo la conjunción de la utopía y la esperanza.

La preocupación sobre el planeta y el mundo va en aumento. La naturaleza y la humanidad sufren hoy el desatino de un modelo global, un modelo capitalista de gran desmesura y cortoplacismo, que no entiende de justicia social ni equilibrios naturales. Los gases de efecto invernadero de origen humano siguen aumentando su presencia en la atmósfera representando un peligro global para el planeta y sus criaturas. Los políticos hacen intensas declaraciones en las cumbres internacionales, se firman protocolos, pero la materialización en políticas de proximidad en regiones y, especialmente en ciudades, resulta lenta y, hay que ser justos, no por la voluntad de muchos de nuestros políticos, sino por aparatos administrativos y burocráticos que impiden, o al menos ralentizan, la posibilidad de actuar; y la que sale perjudicada es la ciudadanía, y por ello, el planeta y el mundo. Y hay políticos que pueden y no quieren. Pongo el ejemplo de la posibilidad que hemos tenido de eliminar el «impuesto al sol», derogando la ley que lo ampara, y que no se ha conseguido. Yo recomendaría a la ciudadanía que se pregunte de qué partidos ha sido la culpa, y que cuando estos partidos hablen de medio ambiente y cambio climático, sea la propia ciudadanía quien les recuerde sus actuaciones reales; recomiendo una «memoria histórica ambiental de la ciudadanía a corto plazo».

Tras este preámbulo desearíamos hablar de La Hora del Planeta, una nueva oportunidad para nuestra casa común. Consiste es una actividad realizada a nivel mundial impulsada y materializada en cada ciudad por la organización ecológica World Wildlife Fund (WWF) que se celebra, desde hace diez años, iniciada en la ciudad de Sydney, el último sábado del mes de marzo. Consiste en apagar voluntariamente los principales monumentos del mundo durante una hora. También pueden adherirse los hogares y las empresas, que pueden apagar luces no indispensables, mostrando unidad de lucha contra el cambio climático. En Sevilla, la Hora del Planeta se ha hecho presente. Importantes instituciones sevillanas y andaluzas se han unido, materializando su adhesión oficialmente con un documento enviado a la WWF, expresando su compromiso apagando edificios que están bajo su control. En Sevilla se han unido de forma oficial el Ayuntamiento, el Arzobispado, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y la Universidad de Sevilla. Para pedir una sociedad más justa, con criaturas y planeta, un mundo mejor, se oscureció la noche sevillana al apagarse la Catedral de Sevilla, la Giralda, la fachada del Arzobispado, la fachada del Ayuntamiento, la Torre del Oro, la muralla de la Macarena, la muralla del Alcázar, el puente de Triana, el puente de Los Remedios, los principales edificios de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y la fachada del Rectorado de la Universidad de Sevilla. En el manifiesto, leído en cada ciudad por WWF, se anima a todos los gobiernos, empresas y ciudadanos que se movilicen para acelerar un cambio de políticas, una transición global hacia un desarrollo y una economía baja en carbono que conduzca a un futuro de verdad sostenible.

La WWF llama, en su manifiesto a una noche mágica, una revolución desde la penumbra como un grito de silencio, unánime y acusador, donde expresemos que el planeta y sus criaturas son lo primero, y expresar de forma contundente que no nos van a parar en esta lucha, ni las políticas inicuas ni la economía expoliadora. Nos queda la calle, nos queda la voz, nos queda la palabra, como dice Blas de Otero; el grito de la razón frente al desatino. Quisiéramos llamar la atención sobre la unidad de acción en el acto de La Hora del Planeta de Sevilla. Una unión, auspiciada por WWF, importante y simbólica de ciudadanía, organizaciones activistas ecológicas, la política, el espíritu y el conocimiento. Todo un camino de unidad para alcanzar un planeta y un mundo más justo.

El Arzobispo de Sevilla, Don Juan José Asenjo Pelegrina, ha redactado una carta en relación con La Hora del Planeta y su mensaje a la feligresía de Sevilla, un mensaje de defensa de la vida, la sociedad y el planeta, y que toda la ciudadanía debería leer independientemente de sus creencias (lo pueden hacer en archisevilla.org). En dicha carta, bajo el título, Apagar el planeta para encender las conciencias, pide, bajo el símbolo de su adhesión a La Hora del Planeta: «que se afiance entre nosotros el respeto por toda vida humana. Les pido también que recen para que se fortalezca entre nosotros el respeto por la creación, obra magnífica salida de las manos amorosas y providentes de Dios nuestro Señor. Les pido además que todos estemos atentos al símbolo que representa esa hora de oscuridad y que oremos para que el Señor toque los corazones y las conciencias de quienes rigen los destinos de los pueblos para que cuiden sin descanso la casa común, regalo de Dios Padre a todos sus hijos de todas las generaciones». Nos recuerda el Arzobispo de Sevilla también que: el papa Francisco en su carta encíclica Laudato Si insiste en la importancia de cuidar la casa común y manifiesta de forma clara el grave problema del cambio climático, que puede deparar mucho sufrimiento a un mundo y una sociedad ya doliente. El Papa pide, por ello, nuestra conversión ecológica. Los problemas relacionados con el hambre, la falta de agua, las enfermedades, las inequidades sociales, se verán agravados por este problema que ya empezamos a padecer, y que sufrirán, sobre todo, las inocentes generaciones venideras. Un mundo mejor podría estar en marcha pero hace falta unidad de acción y fe en el futuro, de nuevo la conjunción de la utopía y la esperanza.