La paz en Colombia desde la distancia

Más de 11.000 colombianos viven en Andalucía desde donde constatan las dudas del proceso

10 sep 2016 / 18:58 h - Actualizado: 11 sep 2016 / 10:08 h.
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  • En Andalucía se podrá votar en el consulado de Sevilla y otros móviles. / Efe
    En Andalucía se podrá votar en el consulado de Sevilla y otros móviles. / Efe

En Andalucía viven 11.131 colombianos, según los datos del último padrón, que siguen desde la distancia un proceso de paz histórico en su país. El próximo 2 de octubre, fecha fijada para el «plebiscito para la refrendación del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera», sólo podrán votar, en el consulado donde tienen inscrita su cédula, los que formaron parte del censo electoral del 2014 y aquellos que solicitaron su cédula por primera vez antes del 2 de junio de 2016 y que ya cuenten con el documento original (ni la contraseña ni el pasaporte podrán ser presentados para ejercer el derecho al voto). En Andalucía, sólo en Sevilla hay consulado pero para los procesos electorales suelen habilitarse consulados móviles.

Pese a estar a miles de kilómetros de distancia, los colombianos en Andalucía siguen con el mismo interés el proceso que sus familiares y amigos en el país, conscientes de que el mismo atraviesa un momento histórico pero contrastando la información que llega a los medios españoles con las opiniones de su entorno que lo vive in situ.

Y es que consideran que la información internacional se queda en la posibilidad de paz sin analizar bien las condiciones del acuerdo, que genera muchas dudas, por los beneficios que otorga a los guerrilleros de las FARC para su inserción. Su participación política es uno de los aspectos que más críticas suscita, porque supone de facto la amnistía de sus delitos. También las ayudas económicas previstas.

Son dudas que también tienen quienes votarán desde la distancia, aunque reconocen que la lejanía de los efectos de la guerra las minimiza y hace que se inclinen por dar una oportunidad a la paz en un país que dejaron sobre todo por motivos económicos. No obstante, una Colombia completamente segura puede ser un aliciente para regresar, junto al boom económico del país.

Lucinda Manjarrés. «Me dan miedo las represalias si sale el no»

Aunque lleva en España 15 años, y cinco sin viajar a Colombia donde residen sus padres y hermanos, Lucinda sigue muy atenta el proceso y comparte opiniones en la distancia con familiares y amigos. Constata que hay cierta desconfianza y «mucho descontento con las condiciones» del acuerdo, sobre todo con conceder un subsidio a los guerrilleros «pues acaban de subir los impuestos para pagarlo» y «que no se les juzgue y lleguen a la política directamente es difícil de asumir».

Lucinda llegó con 18 años a España (tiene 33) «para probar suerte». En su país no había muchas oportunidades. Trabajó mientras estudiaba un ciclo formativo de técnico de rayos y lleva diez años trabajando en una clínica privada en Sevilla, está casada y tiene un niño de 2 años. Su vida ya está en España y no se plantea volver a Colombia que ahora «está viviendo la misma burbuja inmobiliaria que España» y donde reconoce que en Bogotá o Medellín «el desarrollo es abismal» mientras en su Ibagué natal, en el departamento de Tolima, «desde 2011 se han empezado a implantar multinacionales».

En Ibagué no vivió la guerrilla como en zonas rurales, aunque recuerda que cuando tenía 16 años hubo una gran conmoción cuando las FARC amenazaron por primera vez con atentar contra la población civil. Participará en el referéndum y cree que ganará el sí porque «la gente de los pueblos que lo ha sufrido no va a votar y también hay miedo a las consecuencias si sale no». De hecho, en Navidad planeaba viajar a Colombia para que su familia conozca a su hijo pero «según lo que salga me lo plantearé porque me dan miedo las represalias si sale no».

R.R. «No les interesa la política sino su negocio en la coca»

Este médico del 061 de 53 años prefiere mantener en el anonimato pese a que lleva 25 años en España porque su familia sigue en Barranquilla y tiene claro que los miembros de las FARC «no son guerrilleros, son delincuentes» que «se enteran de todo sobre ti». Espera y confía en el que en el plebiscito del 2 de octubre, los colombianos digan no a un acuerdo que a su juicio supone dejar «impunes» lo que a su juicio son «crímenes de guerra» como secuestros, violaciones, asesinatos, por no hablar del narcotráfico que les hace «millonarios» y que pretenden seguir ejerciendo. «Han pedido 23 zonas despejadas, sin Gobierno, sin policía, que casualmente son donde tienen los cultivos de coca».

Le indigna que se les califique de guerrilleros. «No son guerrilleros, son bandidos que se han dedicado a extorsionar, a secuestran, son los mayores narcotraficantes del mundo. Son delincuentes y millonarios. Nunca han querido hablar de política porque sólo les interesa su negocio, no luchan por un ideal, es un ejército pagado, tienen un sueldo», defiende. Cree que sólo cuando tras la época de Uribe se vieron cercados por el Ejército, que además mató a sus principales dirigentes, han querido negociar pero «no hablan de entregar las armas, sólo hablan de dejación». Y rechaza sobre todo «que tengan un sitio en el Senado junto a los padres de la patria» en vez de ser juzgados por sus crímenes.

Muy crítico con un proceso de paz que tilda de «estupidez», considera que es un empecinamiento del presidente Santos al que el pueblo colombiano le va a dar la espalda. «La gente quiere paz pero no a cualquier precio y ellos quieren todo a cambio de nada», dice. Reconoce que su país ha evolucionado mucho en los últimos años, suele visitar a su familia cada dos, ya que está viviendo «el boom inmobiliario» pero de momento ni las condiciones económicas ni de seguridad le hacen plantearse volver. Sí tiene claro que participará en el referéndum.

María del Mar Buitrago. «Si voto sí es por dar una oportunidad al país, no a ellos»

María del Mar (31 años) está actualmente en su último año de residente para convertirse en radióloga. Tras estudiar Medicina en su país y decidir venir a España a realizar el MIR porque «en Colombia el examen de la especialidad es muy complicado porque hay pocos cupos y va por las universidades privadas, tienes que ir una a una».

Natural de Bogotá, reconoce que en la capital «no se sentía tanto la violencia» pero recuerda que cuando hizo prácticas como médico rural «la mayoría de los pueblos era zona de guerrilla donde había mucha violencia y tenían amenazado a todo el pueblo».

Aunque su intención es quedarse en España cuando termine la residencia en mayo admite que la situación de Colombia tras este proceso «puede ser determinante para plantearme volver». Su familia sigue allí y suele visitarlos en diciembre por Navidad.

Entre sus familiares y amigos en Colombia ve «opiniones muy divididas». «Mi familia votará sí pero mis amigos más jóvenes no están de acuerdo con que se les den tantos beneficios». Ella tiene intención de participar y cree que «es mejor dar una oportunidad pero entiendo las reticencias de la gente porque tampoco estoy de acuerdo con todo lo que se les va a dar, si voto sí es por dar una oportunidad no a ellos sino al país. No estoy para nada de acuerdo es en que tengan participación política».

A su juicio «va a haber una participación alta porque es algo que involucra a todo el país y todo el mundo está harto de tantos años de guerra». Ve el resultado «igualado» por que hay «opiniones muy distintas, no veo una tendencia clara».