La sociometría enardece a Díaz, que ya deshoja la margarita del adelanto

El PSOE-A exhibe músculo electoral a través de encuestas, públicas y propias, y aunque se niegan los cálculos electorales, tiene la maquinaria engrasada para la batalla de la urna

13 ene 2018 / 22:34 h - Actualizado: 13 ene 2018 / 23:19 h.
"Política","Susana Díaz"
  • El hipotético adelanto electoral de las andaluzas depende de la decisión de Díaz. / Julio Muñoz (Efe)
    El hipotético adelanto electoral de las andaluzas depende de la decisión de Díaz. / Julio Muñoz (Efe)

En los palacios de cristal del PSOE andaluz ya hay sonrisas. Tras el batacazo de las primarias, derrota que en una mayoría absoluta del socialismo del sur se asumió como propia, San Telmo y San Vicente se tornaron en baluartes para trazar una estrategia de resurrección, con el objetivo de salvaguardar una trayectoria política que hasta entonces podría tacharse de impecable. Además, para reforzar un perfil en ese momento estigmatizado, que compitiera con todas las garantías en la carrera electoral andaluza ya encaminada.

En estas, Díaz amarró el poder orgánico –en el Congreso Regional y en sus tentáculos en forma de cónclaves provinciales–, provocó una crisis de gobierno para reformar su ejecutivo, se atrincheró en la gestión con una marcada agenda social y se revistió de lideresa de la gente, lejos del trajín de los líos políticos por entonces vigentes: «El susanismo se acabó».

Meses después, y a tenor de las encuestas, la pócima parece funcionar. Como último ejemplo, el estudio de opinión publicado ayer por varios medios de comunicación andaluces –realizado por Celeste-Tel–, que da vitola de crecimiento al PSOE andaluz en el arco parlamentario andaluz, siendo, junto a Ciudadanos, los partidos que ganan escaños en detrimento de PP, Podemos e incluso IU.

Este escenario de encuestas favorables no es desconocido para la líder socialista, que lleva toda la legislatura con la sociometría a su favor. De hecho, ha sido el propio PSOE andaluz quien anteriormente ha filtrado interesadamente el manejo de estudios de opinión «espectaculares» e incluso Moreno Bonilla se refirió a ellos como estrategia política de su contrincante: «No me fío de ella», llegó a decir en una de sus últimas comparecencias, donde ya se evidenciaba que la maquinaria electoral empieza a ganar velocidad en todos los órganos de la política andaluza.

La realidad es que así fue también antes de las elecciones del 15. Díaz, insatisfecha con el gobierno compartido con IU que heredó de Griñán, gestionó su particular crisis de ejecutivo, en este caso, contra su socio en el Parlamento para, armada de encuestas positivas -que hablaban del posible crecimiento de Podemos-, lanzarse a la piscina de los comicios autonómicos. No logró la mayoría, pero sedujo a Ciudadanos, hasta el punto de lograr la más apacible de las legislaturas.

La experiencia, en ese caso positiva, junto con el actual contexto político andaluz, con Díaz legislando a diestro y siniestro en primera persona, llama a pensar como opción seria ese cálculo político que adelanta elecciones. Previstas para marzo del 19, emerge en el calendario la opción de otoño del presente 2018, un año que pese a lo vivido últimamente, no tiene, por ahora, convocatoria electoral de ningún tipo en todo el país. Este último axioma también es importante, ya que existe en el PSOE andaluz el convencimiento de que no conviene que estos comicios andaluces estén cerca de una hipotética llamada nacional a las urnas. Aunque los últimos presagios de desplome del PP nacional, azotado por la centralidad de Ciudadanos, llevan a pensar en que Rajoy no adelantará las generales pese a la inestabilidad que puede generarse de no sacar adelante los presupuestos. Para más inri, en San Vicente temen que la coincidencia con el PSOE de Sánchez sea todo un lastre electoral para sus esperanzas andaluzas.

Visto el panorama, y aunque Díaz avisara hace pocas semanas de que no tiene pensado ese adelanto electoral, el runrún se ha instalado en todos los mentideros políticos. Los socialistas, que aunque ahora están cómodos con el soporte naranja de Marín, estudian al milímetro la atmósfera y en un mes analizarán la encuesta más exacta –supuestamente– de todo estudio socionométrico andaluz, el Egopa de invierno, que depende de la Universidad de Granada. Si aquí se reafirman los resultados que el PSOE maneja, el agua que ahora suena en el río puede que fluya de verdad. Preparados, listos, ya...