Los cigarrillos electrónicos, ni inocuos ni eficaces para dejar de fumar

Expertos inciden en la falta de evidencia científica sobre la ayuda del vapeo para superar un hábito que aún tienen cuatro de cada diez andaluces

30 may 2017 / 16:37 h - Actualizado: 31 may 2017 / 09:07 h.
"Tabaquismo"
  • Una mujer satisface su hábito de fumar con un cigarrillo electrónico. / Efe
    Una mujer satisface su hábito de fumar con un cigarrillo electrónico. / Efe

«Ni sirven para dejar el tabaco ni han demostrado que sean inocuos porque se desconocen todos los componentes y cada vez más se sabe que llevan sustancias que inhiben la tos y provocan inflamación en células pulmonares y cardiovasculares». Así de contundente se expresa el delegado en Andalucía de la Sociedad científica española de estudios sobre el alcohol, el alcoholismo y las otras toxicomanías (Socidrogalcohol), el doctor Pedro Seijo, psiquiatra del Centro de Tratamiento de Adicciones en Villamartín (Cádiz).

Aunque la «moda de los cigarrillos electrónicos va a menos» y cada vez se está regulando en la UE y España su uso, Seijo deja claro que, hoy por hoy, sólo ha tres tratamientos homologados científicamente para deshabituarse al tabaco: los fármacos vareniclina y bupropium que actúan en el sistema nervioso central y los sustitutivos con los que se administra nicotina al cerebro en dosis controladas que se van reduciendo en forma de chicles, caramelos o parches. El único estudio realizado sobre el uso de cigarrillos electrónicos en nuestro entorno (Electronic cigarette use among adult population: a cross-sectional study in Barcelona, Spain (2013–2014) reveló que el 75 por ciento de los usuarios de cigarrillo electrónico seguían fumando tabaco convencional.

Según el último informe La población andaluza ante las drogas que cada dos años realiza la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales (publicado el año pasado aunque con datos de 2015), en Andalucía hay un 34,9 por ciento de fumadores diarios (un punto menos que en el estudio anterior) y un 7,3 por ciento ocasionales, frente a un 39 por ciento que nunca ha fumado y un 18,4 por ciento que son exfumadores. El consumo medio de los fumadores diarios es de 13,5 cigarrillos al día.

La Consejería de Salud contempla el tabaquismo como un problema de salud pública que está detrás de manera directa de más de 25 patologías como cánceres, EPOC o problemas cardiovasculares y es la primera causa previsible de muerte, por la que cada año fallecen en Andalucía alrededor de 10.000 personas.

Ambos departamentos cuentan con una red pública de servicios para ayudar a deshabituarse del tabaco. En todos los Centros de Tratamientos de Adicciones se aborda el tabaquismo que, además, normalmente suele conjugarse con el consumo de otras sustancias como el alcohol o drogas no legales. Por su parte, el SAS cuenta con un Plan Integral de Tabaquismo y programas de Atención Primaria para el acompañamiento y seguimiento al proceso de deshabituación. Un proceso que, según Seijo, la mayoría de los fumadores inician cuando llevan al menos una década fumando. Hay tres motivos fundamentales (a veces combinados): problemas de salud derivados del tabaquismo, una motivación económica ya que «la gente se asombra cuando descubre que se ha gastado 10.000 o 15.000 euros en tabaco tras diez o 15 años fumando» y algo que llama al optimismo y es que «cada vez más los hijos ejercen presión con los padres porque en los colegios son cada vez más concienciados». Pese a ello, la edad media de inicio en el tabaco ha subido ligeramente pero aún se sitúa en los 16,4 años. Y es que, como destaca el doctor Seijo, «la adolescencia es el periodo más crítico» en el que la mayoría de la población se inicia no sólo en el hábito de fumar sino también en el consumo de alcohol y drogas.