«Los jardines que no son ecológicos son carísimos»

Pepe Plana es uno de los comunicadores de jardinería, huertos y medio ambiente más popular. Periodista y ambientalista en ‘Mi Jardín’, revista decana en España en esta materia, en esta entrevista explica las ventajas de tener un jardín ecológico.

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
13 feb 2016 / 23:20 h - Actualizado: 13 feb 2016 / 23:20 h.
"Ecoperiodismo"
  • El divulgador y ambientalista Pepe Plana. / Covadonga Gala
    El divulgador y ambientalista Pepe Plana. / Covadonga Gala

{Seguro que se han encontrado con Pepe Plana y su jardín en las revistas especializadas o en secciones de jardinería en programas de televisión; o lo han escuchado en la radio dando consejos para disfrutar de esa antesala natural que propone tener en las casas: un jardín, que en los entornos más urbanos nos ayuda a mantener un leve vínculo con la naturaleza de la que procedemos y de la que seguimos formando parte como especie. Tras un cuarto de siglo dedicado a divulgar las bondades de los jardines, Plana es uno de los mayores expertos nacionales en la materia.

¿Es posible tener un jardín ecológico?

–Por supuesto, es posible tener un jardín ecológico, y que sea «ecológico», término ambiguo pero que nos vale, tal vez sea el único medio para tenerlo y disfrutarlo. Los jardines «no ecológicos», «anti natura», son dificilísimos de mantener, además de carísimos.

¿Cuáles son las ventajas que tiene contar con un jardín en nuestra casa?

–Ante todo, el jardín es el contorno natural, bello y relajante de una casa. Pero además, el jardín es el felpudo de la casa (evita el polvo y la suciedad), el humidificador del hogar (confiere una humedad vital para la vida confortable), la barrera anti ruidos, el emisor de sonidos maravillosos (viento en las hojas, trinos de los pájaros...).

¿Qué espacio hace falta tener para contar con un jardín?

–Si le haces esta pregunta a un maestro de bonsái, te dirá que en uno de sus arbolitos plantados en un cuenco el «ve» volar pájaros entre las ramas, el cielo azul perfilándose, el suelo con rocas, mamíferos y hasta, porqué no, un labrador cavando un huerto... Cualquier espacio, cualquier superficie es válida para crear un jardín, tu jardín, el más bello jardín. Para cada caso, hay soluciones adecuadas.

¿Qué especies recomiendas a alguien que quiere crear su jardín y no sabe cómo hacerlo?

–Pues no te voy a contestar lo que se supone que un ambientalista como yo debería contestar, que es «especies autóctonas». Esas son en su mayoría de crecimiento lento y difícil arraigo y desaniman al neófito. Las especies ideales son «las de toda la vida», muchas de ellas provenientes de Sudáfrica y Oriente, geranios, cintas, aspidistras, sansevieras, rosas, hibiscus, buganvillas, madreselvas (esta con interesantes especies autóctonas), y un largo etcétera.

El mayor temor de alguien que cuida un jardín son las plagas. ¿Cuáles son las más peligrosas?

–Las que se han amoldado a nosotros de forma perfecta, formando ya parte de nuestras vidas. No hay quién se salve del pulgón primaveral en las rosas, o la cochinilla en los naranjos, o las abejas serradoras en los arbustos perennifolios. Todas estas, atacarán sin remedio año tras año. Existen otras plagas más peligrosas, pero menos extendidas y frecuentes, como las orugas rosquilla negra, las orugas procesionarias, los escarabajos picudos (estos cada vez más numerosos y devastadores)...

¿Cómo podemos combatirlas?

–Las «técnicas de combate» son dos:

1) prevenir su aparición plantando...

A) ...especies resistentes (autóctonas o alóctonas aclimatadas, da igual).

B) ...en lugares adecuados (una planta de sol a la sombra será pasto de las plagas, seguro).

C) ...favoreciendo a sus enemigos naturales (no efectuando tratamientos plaguicidas indiscriminados).

2) controlar sus poblaciones, si ya se han presentado...

A) ...con remedios caseros e inocuos como el caldo jabonoso para ahuyentar pulgones, el alcohol de ginebra para ahuyentar cochinillas, el azufre contra los hongos exógenos...

B) ...en caso de fuertes infestaciones, con productos fitosanitarios bien probados y respetuosos (hoy, todas las casas comerciales ponen en el mercado productos testados durante al menos cinco años y con plazos de carencia mínimos; en ocasiones de tres-cuatro días).