Los ‘progrifos’ se ponen de moda en Andalucía

Cádiz y Córdoba lideran sendas campañas que han puesto el punto de mira en la calidad del agua del grifo como garantía de salud, calidad y lucha contra el cambio climático

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
30 sep 2017 / 23:21 h - Actualizado: 02 oct 2017 / 11:53 h.
"Ecoperiodismo"
  • La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y José Chastang, autor del diseño de la serigrafía de las botellas y jarras del agua pública de Córdoba, durante la presentación. / Aeopas
    La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y José Chastang, autor del diseño de la serigrafía de las botellas y jarras del agua pública de Córdoba, durante la presentación. / Aeopas
  • Los ‘progrifos’ se ponen de moda en Andalucía
  • Los ‘progrifos’ se ponen de moda en Andalucía

{Beber agua es un acto ecológico, además de sano y solidario. Así lo quieren hacer ver desde Cádiz y Córdoba, donde las campañas a favor del agua pública se han desarrollado con un éxito insospechado. Insospechado entre otras cosas porque tenían enfrente a las grandes embotelladoras que llegan a vender un agua hasta 1.000 veces más cara que la que sale de los grifos andaluces.

El Ayuntamiento de Córdoba ha sido el primero en mojarse en esta defensa del agua pública, que distribuye a la ciudadanía sin producir residuos como sucede con el agua embotellada. Concretamente la campaña a favor del agua de grifo en Córdoba se materializó en un concurso de diseño que desarrolló la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba (Emacsa) para crear la serigrafía que identifica las jarras y botellas y que ha distribuido gratuitamente con motivo de diversos acontecimientos que ha celebrado la ciudad en los últimos meses.

En total, se presentaron más de 150 propuestas provenientes en su mayoría de la propia ciudad de Córdoba, aproximadamente el 70 por ciento de ellas, mientras que el resto de concursantes eran un 20 por ciento del resto Andalucía y un 10 por ciento de otras comunidades. El éxito del diseño, basado en las celosías de la Mezquita-Catedral, de Jorge Chastang, es tal que se ha conseguido que la botella de agua de grifo de Córdoba sea uno de los objetos de deseo de muchos de los visitantes de la antigua capital de los califas.

La campaña Córdoba: agua del grifo como fuente de vida bascula sobre tres ejes fundamentales, como explicaba la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio (PSOE): «El primero y básico es que en los espacios públicos municipales se consuma el agua de todos, el agua de la empresa pública que la abastece». Predicar con el ejemplo es algo fundamental.

En este sentido, han sido significativas las críticas en redes sociales a fotografías de reuniones de la patronal del agua, lideradas por la Asociación de Abastecimientos y Saneamientos de Aguas de Andalucía (ASA), en las que los señores del agua, pertenecientes a las empresas privadas y la patronal del agua, tuviesen aguas embotelladas en su mesa.

Por eso, como explicaba la alcaldesa cordobesa, «en las sesiones plenarias y en los actos oficiales del Ayuntamiento de Córdoba se utilizará agua del grifo; y esto es algo que venimos reclamando junto con ISF Andalucía, ya que entendemos que las instituciones tienen una alta capacidad de generar imagen e incidir en actos cotidianos profundamente transformadores, como lo es el elegir financiar un agua de todas y todos, y no a las multinacionales, con el simple acto de beber agua».

El segundo eje se basó en la distribución a nivel local de las botellas serigrafiadas con la nueva imagen de Agua de Córdoba para fomentar el consumo responsable de un elemento natural, escaso y valioso. Finalmente, un tercer eje se centraba en la hostelería, a través de la entrega a bares y restaurantes adheridos a la campaña de unas jarras con el mismo diseño que la botella para que ofrezcan a su clientela agua de grifo en lugar o además de agua embotellada. Algo que ya venía siendo realizado por propia iniciativa en una minoría de establecimientos, que ahora se ve por fin respaldada desde la corporación municipal.

A la campaña en favor del agua del grifo se ha sumado recientemente la otra gran empresa netamente pública de agua en una capital andaluza: Aguas de Cádiz. La Tacita de Plata se ha llenado de agua asegurando que se trata de la «opción más ecológica, sana y barata», en palabras del gerente de la empresa Aguas de Cádiz, Jesús Oliden. En Cádiz, una de las empresas públicas que han logrado resistir al afán privatizador de este servicio en la provincia se está a punto de aprobar una reducción de tarifas y se ha desarrollado una nueva vuelta de tuerca a la campaña a favor del agua de grifo denominada ahora «progrifo», desarrollada por la Asociación Española de Operadores de Abastecimiento y Saneamiento Público de Aguas (Aeopas), la asociación defensora del agua como derecho humano frente a la patronal –ASA–, en la que se escucha reiteradamente la voz de su presidente en las redes sociales diciendo abiertamente que «el agua es un negocio».

Los propósitos de Aguas de Cádiz son involucrar a la sociedad no sólo en la recepción de información, sino también hacerla partícipe del proceso que consiga mejorar la aceptación de las decisiones, que redundará en una mayor sensibilización sobre la importancia y los beneficios que tiene el agua de grifo en Cádiz. Esas son las razones de la campaña progrifo (@progrifo), cuyo eje central consiste en «vestir de gala» el agua que es de todos. «Para ello crearemos una botella con una serigrafía alusiva a Cádiz para servir y consumir agua del grifo», explican sus promotores.

La campaña ha contado en redes sociales con un amplio despliegue, hasta tal punto que entidades privadas y mixtas del agua se han lanzado sin tapujos a copiar o apoyar la idea. Entre las acciones llevadas a cabo, tal vez la más original ha sido la realización de una cata de agua en la que Aeopas instaló un pequeño puesto de aguas en el centro de Cádiz con dos envases idénticos de cristal; en uno puso agua del grifo, cogida de una de las decenas de fuentes públicas que tiene repartidas Aguas de Cádiz por la ciudad, y en otra puso agua embotellada.

El objetivo de la cata era mostrar a la ciudadanía que la probaba que no hay diferencias en el sabor entre una y otra agua. No así en el precio, ya que por cada litro de agua embotellada que compran podrían consumir hasta 1.000 litros de agua de grifo.

Estas campañas son además consecuencia directa del Pacto por el Agua Pública, firmado por los partidos políticos a excepción del PP en la campaña electoral previa a la actual legislatura, que fue promovida por ISF Andalucía. En Andalucía, por ahora la puesta en marcha de este pacto sólo se ha llevado a cabo de manera efectiva en Córdoba y Cádiz, pero es de esperar que Sevilla, a través de Emasesa, se sume, ya que una de las claves de este pacto es la lucha contra el cambio climático al reducir la contaminación necesaria para la producción de envases de plástico. Siendo el actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el presidente de la Red de Ciudades por el Clima, no resulta coherente políticamente no apostar por ser defensor del progrifo.

Beber agua es un acto ecológico, además de sano y solidario. Así lo quieren hacer ver desde Cádiz y Córdoba, donde las campañas a favor del agua pública se han desarrollado con un éxito insospechado. Insospechado entre otras cosas porque tenían enfrente a las grandes embotelladoras que llegan a vender un agua hasta 1.000 veces más cara que la que sale de los grifos andaluces.

El Ayuntamiento de Córdoba ha sido el primero en mojarse en esta defensa del agua pública, que distribuye a la ciudadanía sin producir residuos como sucede con el agua embotellada. Concretamente la campaña a favor del agua de grifo en Córdoba se materializó en un concurso de diseño que desarrolló la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba (Emacsa) para crear la serigrafía que identifica las jarras y botellas y que ha distribuido gratuitamente con motivo de diversos acontecimientos que ha celebrado la ciudad en los últimos meses.

En total, se presentaron más de 150 propuestas provenientes en su mayoría de la propia ciudad de Córdoba, aproximadamente el 70 por ciento de ellas, mientras que el resto de concursantes eran un 20 por ciento del resto Andalucía y un 10 por ciento de otras comunidades. El éxito del diseño, basado en las celosías de la Mezquita-Catedral, de Jorge Chastang, es tal que se ha conseguido que la botella de agua de grifo de Córdoba sea uno de los objetos de deseo de muchos de los visitantes de la antigua capital de los califas.

La campaña Córdoba: agua del grifo como fuente de vida bascula sobre tres ejes fundamentales, como explicaba la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio (PSOE): «El primero y básico es que en los espacios públicos municipales se consuma el agua de todos, el agua de la empresa pública que la abastece». Predicar con el ejemplo es algo fundamental.

En este sentido, han sido significativas las críticas en redes sociales a fotografías de reuniones de la patronal del agua, lideradas por la Asociación de Abastecimientos y Saneamientos de Aguas de Andalucía (ASA), en las que los señores del agua, pertenecientes a las empresas privadas y la patronal del agua, tuviesen aguas embotelladas en su mesa.

Por eso, como explicaba la alcaldesa cordobesa, «en las sesiones plenarias y en los actos oficiales del Ayuntamiento de Córdoba se utilizará agua del grifo; y esto es algo que venimos reclamando junto con ISF Andalucía, ya que entendemos que las instituciones tienen una alta capacidad de generar imagen e incidir en actos cotidianos profundamente transformadores, como lo es el elegir financiar un agua de todas y todos, y no a las multinacionales, con el simple acto de beber agua».

El segundo eje se basó en la distribución a nivel local de las botellas serigrafiadas con la nueva imagen de Agua de Córdoba para fomentar el consumo responsable de un elemento natural, escaso y valioso. Finalmente, un tercer eje se centraba en la hostelería, a través de la entrega a bares y restaurantes adheridos a la campaña de unas jarras con el mismo diseño que la botella para que ofrezcan a su clientela agua de grifo en lugar o además de agua embotellada. Algo que ya venía siendo realizado por propia iniciativa en una minoría de establecimientos, que ahora se ve por fin respaldada desde la corporación municipal.

A la campaña en favor del agua del grifo se ha sumado recientemente la otra gran empresa netamente pública de agua en una capital andaluza: Aguas de Cádiz. La Tacita de Plata se ha llenado de agua asegurando que se trata de la «opción más ecológica, sana y barata», en palabras del gerente de la empresa Aguas de Cádiz, Jesús Oliden. En Cádiz, una de las empresas públicas que han logrado resistir al afán privatizador de este servicio en la provincia se está a punto de aprobar una reducción de tarifas y se ha desarrollado una nueva vuelta de tuerca a la campaña a favor del agua de grifo denominada ahora «progrifo», desarrollada por la Asociación Española de Operadores de Abastecimiento y Saneamiento Público de Aguas (Aeopas), la asociación defensora del agua como derecho humano frente a la patronal –ASA–, en la que se escucha reiteradamente la voz de su presidente en las redes sociales diciendo abiertamente que «el agua es un negocio».

Los propósitos de Aguas de Cádiz son involucrar a la sociedad no sólo en la recepción de información, sino también hacerla partícipe del proceso que consiga mejorar la aceptación de las decisiones, que redundará en una mayor sensibilización sobre la importancia y los beneficios que tiene el agua de grifo en Cádiz. Esas son las razones de la campaña progrifo (@progrifo), cuyo eje central consiste en «vestir de gala» el agua que es de todos. «Para ello crearemos una botella con una serigrafía alusiva a Cádiz para servir y consumir agua del grifo», explican sus promotores.

La campaña ha contado en redes sociales con un amplio despliegue, hasta tal punto que entidades privadas y mixtas del agua se han lanzado sin tapujos a copiar o apoyar la idea. Entre las acciones llevadas a cabo, tal vez la más original ha sido la realización de una cata de agua en la que Aeopas instaló un pequeño puesto de aguas en el centro de Cádiz con dos envases idénticos de cristal; en uno puso agua del grifo, cogida de una de las decenas de fuentes públicas que tiene repartidas Aguas de Cádiz por la ciudad, y en otra puso agua embotellada.

El objetivo de la cata era mostrar a la ciudadanía que la probaba que no hay diferencias en el sabor entre una y otra agua. No así en el precio, ya que por cada litro de agua embotellada que compran podrían consumir hasta 1.000 litros de agua de grifo.

Estas campañas son además consecuencia directa del Pacto por el Agua Pública, firmado por los partidos políticos a excepción del PP en la campaña electoral previa a la actual legislatura, que fue promovida por ISF Andalucía. En Andalucía, por ahora la puesta en marcha de este pacto sólo se ha llevado a cabo de manera efectiva en Córdoba y Cádiz, pero es de esperar que Sevilla, a través de Emasesa, se sume, ya que una de las claves de este pacto es la lucha contra el cambio climático al reducir la contaminación necesaria para la producción de envases de plástico. Siendo el actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el presidente de la Red de Ciudades por el Clima, no resulta coherente políticamente no apostar por ser defensor del progrifo.