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J. M., arropado por toda su familia en la Avenida de la Constitución. / Jesús Barrera -
Con una seriedad impropia de sus doce años, José Manuel, malagueño y receptor de un doble trasplante de pulmón, tiene ya sus propios objetivos: «Me gustaría ayudar a la gente como a mí me han ayudado».
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No termina de creerse, ni sus amigos tampoco, asegura, lo que le ha pasado en los últimos meses. Y es normal. Él mismo explica que ha pasado «casi tres años en silla de ruedas», apenas unos meses más del tiempo que tuvo que esperar la llamada salvadora que le permitiera someterse a ese doble trasplante de pulmón. Una cirugía muy delicada que, a esas alturas, era la última salida para el pequeño. Su padre, Francisco, completa la información: José Manuel nació con fibrosis quística y había llegado a depender «totalmente» de una bombona de oxígeno y a vivir en una silla de ruedas. De no haber aparecido un donante de pulmón, «hubiera llegado a un final desagradable», explica.
Ahora, la situación es otra. «Cuando lo ves como está, no hay manera de describirlo», resume Francisco, su padre, que ha venido a Sevilla para acompañar a su hijo, y también con el respaldo de su mujer, María José, y de su otra hija, Estela. Porque esta nueva oportunidad ha llegado para todos ellos. «Nos ha cambiado la vida a todos», certifica José Manuel, que tampoco tiene planes muy fuera de lo común, como el habitual «jugar al fútbol con mis amigos». «Hacer las cosas que me gustan», resume con lógica aplastante, y amplía: «Ya voy pudiendo jugar al fútbol, hacer una vida normal».
Desvela el cirujano torácico Ángel Salvatierra, responsable de la intervención a José Manuel y jefe de la unidad de trasplante pulmonar del hospital cordobés Reina Sofía, primer centro español acreditado para la intervención, la intención del pequeño de convertirse en Médico, y el aludido sonríe ante la marabunta de medios de comunicación que quieren escucharlo.
También quieren escuchar a su padre, que recuerda punto por punto el día clave, el que cambió sus vida para mejor, hace poco más de dos meses. «Nos avisaron a las dos y media y a las cuatro ya estábamos en Córdoba», porque el trasplante tuvo lugar en el Hospital Reina Sofía. Todo fue muy rápido, recuerda. A las ocho de la tarde, José Manuel estaba en el quirófano, y en pocas horas la intervención había concluido con éxito.
Ahora, con otra perspectiva, Francisco no para de dar las gracias, y tira del eslogan del hospital cordobés, y lo hace suyo. «Donar es regalar vida», repite.
Insiste en «dar las gracias a todas las personas que donan órganos», y respalda la petición de la Consejería de que, a pesar de lo positivo de los datos de donaciones, hay que «animar a que donen. Los resultados son buenos, pero se podrían mejorar».
Técnica novedosa
En el mismo acto, el doctor Ángel Salvatierra, cirujano torácico, presentó una nueva técnica en la que trabaja en el hospital cordobés Reina Sofía: recibe el nombre de perfusión pulmonar exvivo y consiste en, una vez extraídos del donante, conectar los pulmones a un circuito que permite un tratamiento farmacológico que resulta imposible aplicar mientras el órgano permanece en el cuerpo.
La búsqueda de nuevas soluciones para el trasplante de pulmones viene motivada por la dificultad de la operación, y porque todavía son necesarios más órganos viables. Salvatierra apuntó que «todavía hay personas que esperan un pulmón y fallecen», entre un 10 y un 20 por ciento, detalló. De manera que el tratamiento extracorpóreo es una necesidad.
Todavía «no se ha implantado ningún pulmón con esta técnica», explicó el cirujano, que aclaró que ya lo han intentado «en dos ocasiones». «Ya está preparada la técnica», aseguró, y la complejidad de esta nueva solución sirve también para valorar el caso de José Manuel, con sus dos pulmones nuevos y toda una vida por delante.