Llega conduciendo su propio coche y hablando maravillas de esta tierra a la que le trajo su trabajo en Telefónica hace casi diez años. «Tenemos un clima precioso», se sincera María Jesús Almazor, una catalana enamorada de Andalucía.
—¿Qué recuerdos conserva de sus años de infancia?
—Yo nací en Barcelona. La verdad es que tengo muy buena memoria, por lo que tengo muchísimos recuerdos de mi infancia. Quizás lo que más recuerdo son los días de playa, el mar... porque siempre he estado muy próxima a todo lo que es el mar. Esos años de días de playa, con los primos, siempre en familia... es lo que más recuerdo ahora mismo.—¿Qué hay de su padre en su personalidad, y qué ha heredado de su madre?
—Pues tengo cosas de los dos. Pero si tengo que destacar algo, sobre todo, son los valores que me transmitieron con la educación. El valor del compromiso, el dar siempre el cien por cien cuando me implico en algo. Es esa educación que me han dado, la mejor herencia que puedo tener. —¿Cuáles eran sus aficiones en la juventud? Música, deporte, arte...
—Las aficiones de juventud son las mismas que tengo ahora. Las he ido manteniendo a lo largo de los años. Son los deportes. Creo que no hay ningún deporte que yo no haya probado alguna vez en mi vida. Tanto practicándolo como, a veces, también viéndolos como espectadora. Puedo decir que soy una apasionada de todos ellos. —¿Por qué decide estudiar Ingeniero de Telecomunicaciones?
—Siempre he sido una apasionada de la tecnología. Desde muy pequeñita me gustaba todo lo que era tecnológico. Recuerdo, como una imagen muy nítida, el primer vídeo que llegó a mi casa, cuando yo era bastante pequeña. La televisión ya estaba muy incorporada pero no el vídeo, que grababa y hacía ciertas cosas que hoy con la televisión, por ejemplo, lo podemos tener todo el mundo. En aquel momento era una gran novedad. Recuerdo que era una de las cosas que a mí más me apasionó. Igual que cualquier elemento tecnológico que se va incorporando en nuestras vidas, para mí era algo apasionante. Esa pasión a las tecnologías fue lo que me llevó a estudiar Ingeniero de Telecomunicaciones. — ¿Qué le dijeron en casa?, ¿cuántas compañeras erais en clase?, ¿alguna asignatura que le marcara?
—La asignatura que más me gustó fue la de comunicaciones móviles, en cuarto de carrera. Luego dentro de Telefónica, precisamente, me decanté por la parte móvil. No sé si fue una casualidad o una anécdota pero me reflejó muy bien porqué había estudiado esta carrera. En clase, éramos muy poquitas mujeres. Creo que unas seis o siete. Las mujeres no optamos a carreras técnicas, aún sigue pasando. En casa tuve todo el apoyo. Menos mi padre, todos éramos mujeres; así que lo tuve muy fácil. No hubo ningún problema. —¿Qué imagen tenía de Telefónica antes de incorporarse en 1994?
—Cuando eres estudiante de Ingeniero de Telecomunicaciones la empresa que te miras es Telefónica, porque era la mayor empresa de telecomunicaciones en aquel momento del país, y también lo sigue siendo ahora. Para cualquier estudiante el poder entrar en una empresa, con esas capacidades y esos medios, significaba un objetivo a cumplir. Desde fuera, se veía con muchos medios, muchas capacidades... La sorpresa grande para mí fue que, al incorporarme, incluso tenía más medios y más capacidades de las que había podido imaginar. Lo que no sabía era la calidad de la gente que trabaja en Telefónica. Eso lo descubrí una vez incorporada, cuando tienes veintipico o treintipocos años, en una compañía de esta dimensión es complicado. Para mí fue muy fácil incorporarme. Y sí que la sorpresa grata fue entrar en una empresa en la que la calidad de la gente era también muy buena. —¿Cómo fue ese primer día de trabajo en Telefónica?
—Me incorporé en Madrid... (sonríe). Fue todo muy ilusionante: la mesa nueva, el que los compañeros te acogieran, cuando te explicaban que ibas a dedicar al diseño de la red móvil. Algo que para mí era mi meta desde la carrera. Pensé que los Reyes Magos ese año se habían portado muy bien... (vuelve a sonreír) Me llegó en julio pero realmente pensé que fue un regalo muy bueno. A día de hoy pienso que ha sido uno de los mayores regalos que me han hecho en la vida. —De todos los cargos que ha desempeñado en la empresa, ¿a cuál le guarda especial cariño y por qué?
—Me es muy difícil contestar a esta pregunta. Te diría que al último, siempre. He tenido la gran suerte de que he tenido muchos cargos y puestos sin cargos dentro de Telefónica. De todas guardo muchos y muy buenos recuerdos. He estado viviendo en Madrid, Barcelona, Zaragoza... ahora estoy en Sevilla. He conocido a mucha gente dentro de la propia Telefónica. Gente de dentro, de fuera... De todos he aprendido mucho. Es muy importante para mí que nunca he salido del cargo o del puesto, sabiendo menos que cuando me he incorporado. Tengo ahora mismo amigos y compañeros por todas las ciudades de España gracias a Telefónica. —No sería fácil para una mujer ocupar estos cargos tradicionalmente asignados a hombres...
—La verdad es que es así. Incluso desde que comencé la carrera. La incorporación de la mujer al mundo laboral poquito a poco va mejorando pero sigue teniendo cifras inferiores. Creo que tenemos que seguir avanzando mucho. Las mujeres tampoco somos las únicas que tenemos que trabajar en ello. Es un tema de hombres y de mujeres. Y también de las empresas. En Telefónica tenemos un plan muy importante de diversidad de género para esa conciliación. Es un deber de todas las empresas tener un plan serio y responsable para que la incorporación de la mujer sea fácil y lo menos traumática posible. Hay que romper muchas barreras. Al no haber referencias femeninas en ciertos puestos, a nosotras mismas nos cuesta vernos. Entre todos tenemos que hacer que caigan. —Hace casi diez años, Telefónica le trajo a Andalucía, ¿qué imagen tenía de esta tierra, y cuál es la que tiene ahora?
—Desde siempre me ha gustado mucho viajar por toda España, por lo que ya conocía Andalucía antes de venir a trabajar aquí. Había venido varias veces a pasar algunos veranos con la familia a las playas de Málaga, Huelva y Cádiz, y tenía un buen conocimiento de toda la tierra. Luego al trabajar en Telefónica tuve la gran fortuna de conocer aún mejor Andalucía. Me sigue gustando prácticamente lo mismo que cuando venía a pasar unas temporaditas: el mar, los paisajes del campo, sus ciudades con esa luz, ese encanto que es algo maravilloso y, sobre todo, su gente, que cada una a su manera, tiene algo especial. Me quedo con la fortaleza y la calidez con la que saben acoger los andaluces. —¿A qué edad tuvo su primer teléfono móvil? ¿Es de las personas que está, o mejor dicho estamos, todo el día pendiente del móvil?
—Tuve la gran suerte de tener mi primer teléfono móvil cuando todavía no existía el GSM, el 2G... ni nadie lo usaba habitualmente. Era la responsable de poner en servicio las estaciones que luego nos han dado cobertura. Cuando te miraban por la calle, porque era un poquito grande, me decían: ‘¡Está loca qué hace!’ A veces te escondías dentro de una cabina para llamar (sonríe). Y sí, sí que vivo totalmente volcada al teléfono móvil. Bueno a los teléfonos, porque llevo dos, uno en cada mano. Y lo cierto es que sí, es verdad, y lo has dicho muy bien: estamos. Para mí el móvil mejora la calidad de vida de manera espectacular: estar siempre bien comunicada, tener información... No es estar enganchados sino que viene muy bien. Lo tengo que reconocer: ahora no lo tengo aquí y estoy pendiente de cuántas llamadas tendré cuando acabe la entrevista. —¿Es muy activa en twitter? En su perfil habla de «aprender cada día»...
—Lo aplico a cada instante. Me gusta mucho aprender. Soy curiosa de por sí y muy estudiosa también. Siempre estudio, me parece que es algo que debemos incorporar cada día cuando nos levantamos: estudiar, aprender... Creo que de todo el mundo se puede aprender algo. Me gusta vivir pensando que cada día aprendo un poquito y, de momento, no ha pasado un día que no haya aprendido algo.—Imagínese la situación. Está en un pueblo sin cobertura y en el que ya no hay cabinas, ¿dónde llama?
—Tengo que reconocer que hace mucho tiempo que no pasa esto. Ahora estamos en el 95% de cobertura. Estar en ese 5% es complicadito, ¿eh? Hace unos diez años sí me pasaba. Lo que hacía es que me orientaba un poco, sabiendo donde estaba la antena, me subía un poquito para arriba, porque unos pequeños metros ayuda a que la señal se propague mejor, y habitualmente encontraba. Con respecto a las cabinas es verdad que ya no hay las mismas. Tampoco el uso que tenían antes. Estamos haciendo algunos proyectos para adaptarlas. Sin ir más lejos, aquí en Sevilla hay algunas con pantallas interactivas que ofrecen información de la ciudad mientras dan la opción de cargar el móvil. Tienen muchísima actividad. —¿Qué retos tiene actualmente Telefónica para las zonas rurales?
—Ya hay un 95% de despegue de cobertura 4G, que es un dato francamente bueno. A nivel europeo en redes de ultra banda ancha, somos el país líder en Europa en cuanto al despegue de fibra. Tenemos que estar muy orgullosos y sacar pecho. Ahora mismo, por ejemplo, Andalucía cuenta con el 53% de despliegue de cobertura de fibra, un buen dato a nivel europeo. Esto disminuye de manera importante la brecha digital. Para nosotros es muy importante que una persona de una población x y otra en otra población mayor tengan las mismas infraestructuras. Favorece la educación, la competitividad empresarial y las oportunidades. —¿Y cuáles para las grandes ciudades, como Sevilla?
—Telefónica también tiene mucho que decir en las grandes ciudades. Con la llegada de las nuevas teconologías, hemos cambiado nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos, y de la misma forma deben hacerlo las administraciones públicas con sus ciudadanos y las empresas con sus clientes. Tenemos soluciones de smartcities eficientes, con ahorros importantes en la facturación y con mejoras en el medioambiente muy relevantes. —¿Qué proyecto de la Fundación Telefónica le ilusiona más?
—Hoy (por el 6 de octubre) es el día del voluntariado en Telefónica y todos los empleados se dedican a hacer ciertas acciones en sus ciudades para echar una mano a ONGs. En Andalucía somos más de 500 voluntarios dentro de Telefónica. Es un día francamente bonito. De los que más me gusta trabajar.