Naturaleza humanizada entre historias de piratas y buceadores

La Red Natura 2000 es una figura de protección diferente: pone énfasis en las actividades humanas en espacios naturales, apoyando actividades tradicionales y estableciendo un escenario de oportunidad de empleo para las zonas rurales

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
08 jul 2017 / 22:51 h - Actualizado: 08 jul 2017 / 22:51 h.
"Medio ambiente","Ecoperiodismo"
  • El Desierto de Tabernas es uno de los espacios naturales más singulares y que mejor caracterizan la geografía de la provincia de Almería. / Fotos: Ecoperiodismo
    El Desierto de Tabernas es uno de los espacios naturales más singulares y que mejor caracterizan la geografía de la provincia de Almería. / Fotos: Ecoperiodismo

La Red Natura 2000 en Andalucía está conformada por 197 espacios con una superficie de más de dos millones y medio de hectáreas que se reparten tanto en la tierra como en el mar. Una superficie que supone el 29 por ciento del territorio andaluz. La Unión Europea puso en marcha esta figura de protección en el año 1992 con el objetivo de preservar la rica biodiversidad del continente europeo.

Para conformar esta figura de protección se decidió en Bruselas apoyarse en las ya existentes como las Zonas Especiales de Conservación (ZEC), catalogadas así por disponer de hábitats naturales y especies de flora y fauna de interés comunitario; y las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), que son aquellos espacios de gran relevancia para la migración, reproducción o alimentación de aves silvestres.

Sin embargo, lo que hace singular a la Red Natura 2000 es que lejos de ser una figura de protección conservacionista que pone énfasis en la protección a ultranza de los hábitats, en este caso se pone la lupa en la convivencia entre el ser humano y el entorno. Las actividades humanas que se llevan a cabo dentro de estos espacios son parte de ese legado natural que Europa quiere proteger con esta Red Natura 2000.

Andalucía, con uno de los patrimonios naturales más extensos y diversos de Europa, incorpora a la Red Natura 2000 espacios naturales muy conocidos, como Doñana, Sierra Nevada, o las sierras de Cazorla Segura y las Villas. Pero también otros espacios menos conocidos, como los acantilados de Maro Cerro Gordo, el Valle del río Genal o las Sierras de la Sagra y Arana. En cualquier caso, en la Red Natura 2000 están todos los ecosistemas representativos de Andalucía. Desde las cuevas donde habitan diversas especies de murciélagos, como la que lleva ese nombre en la localidad de Zuheros, en el corazón de la Sierra Subbética cordobesa, a importantes humedales costeros y de interior, como por ejemplo la laguna de Padul, en Sierra Nevada. De la campiña a las sierras y la alta montaña. De los fondos marinos a los acantilados. Espacios muy diversos que sin embargo tienen algo en común: la presencia de actividades humanas. De hecho, la Red Natura 2000 pretende ser un nuevo impulso para el desarrollo económico y la creación de empleo sostenible en estos espacios naturales. Sus planes de gestión se convierten así en la herramienta fundamental para asegurar la conservación natural, compatibilizándola con el desarrollo económico y social del territorio.

En la serie de reportajes que hoy comienza llevaremos a los lectores de El Correo de Andalucía a un viaje por la Red Natura 2000 a lo largo de sus provincias, para conocer viejas formas de convivir con la naturaleza, espacios, especies y, sobre todo, la perfecta convivencia que el ser humano puede llevar a cabo en espacios protegidos, conformando una simbiosis entre empleo, cultura y naturaleza que hace de estos espacios lugares privilegiados.

En Almería, nuestra parada de esta semana, la Red Natura 2000 se abre paso a través de uno de los espacios más singulares de Andalucía: el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, que con sus 45.663 hectáreas es el primer parque marítimo-terrestre de la comunidad, extendiéndose a través de los municipios de Almería, Carboneras y Níjar. Las aguas cristalinas de sus calas y sus playas paradisíacas convierten este espacio de la Red Natura 2000 en un lugar ideal para practicar el submarinismo, que es una de las prácticas que están generando empleo gracias a la riqueza ambiental de la zona. En pleno corazón de Cabo de Gata, la Isleta del Moro es uno de esos lugares privilegiados donde el Club de Buceo La Isleta lleva a cabo inmersiones que permiten contemplar una amplia muestra de fauna y flora del Mediterráneo. «Todos los puntos de inmersión se encuentran dentro de los límites del Parque Natural», explica Javier González de la Riva, responsable del Centro de Buceo Isleta del Moro, que apunta que «desde la Isleta realizamos rutas de submarinismo adscritas a la marca parque natural de Andalucía como la Cueva del Frío, la Cala Rosa o la Amatista; las praderas de posidonia, el mero o el abajadejo son tres de los protagonistas de nuestras inmersiones».

La flor de sal

El mar es también el principal protagonista del caviar de Cabo de Gata: la flor de sal. El proceso de producción de la flor de sal es artesanal y limitado. En las balsas de las Salinas de Cabo de Gata cristaliza la flor de sal, que tras ser recolectada en verano, se deja secar naturalmente al sol y al viento durante un año en grandes sacas con rejillas de aireación. Tras el periodo de secado natural, la flor de sal se envasa de manera que conserva todas sus propiedades. La flor de sal de Parques Naturales procede de zonas de humedales de gran importancia ecológica, donde los maestros salineros cultivan una sal única en su especie. De las salinas se obtiene una sal gourmet, fina y crujiente. En países como Francia, la flor de sal cuenta incluso con un etiquetado gourmet propio, aunue en España este producto no ha terminado aún de afianzarse en los mercados.

Sin las defensas costeras, toda esta actividad económica nunca se habría podido llevar a cabo con normalidad. El litoral almeriense está salpicado de torres vigías y faros que han protegido a su población de piratas y ataques de todo tipo. Una de las más célebres es la de San Miguel de Cabo de Gata. Con un pasado que hunde sus raíces en tiempos de Abdelrramán II, la torre actual se construyó en el siglo XVIII sobre las ruinas del Torrejón de Cabo de Gata. En 1756, bajo el reinado de Fernando VI, se alzó esta torre con capacidad para albergar dos cañones. Su puente levadizo con escalera ha logrado conservarse hasta nuestros días como símbolo de nexo de unión entre el presente turístico de esta zona y un tumultuoso pasado.

La historia también ha dejado su huella en el interior de la provincia almeriense. El Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, integrado en la Red Natura 2000 y situado en el extremo norte de la provincia, fue asentamiento del hombre desde tiempos primitivos. Así dan fe los numerosos yacimientos arqueológicos del Paleolítico y Neolítico en la Cueva de Ambrosio y en el Cerro de las Canteras, junto con la presencia de pinturas rupestres, como las halladas en la Cueva de los Letreros, en las que ya aparece la figura-símbolo de Almería: el índalo.

Pero más allá de la historia, el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez es también famoso por su producción de almendras y productos derivados de ella. La comarca de Los Vélez es el motor de desarrollo de este cultivo en la provincia de Almería, ya que aquí se produce más del 35 por ciento de la almendra almeriense.

La almendra se convierte así en el producto estrella de la gastronomía del lugar, como explica Paco Pérez, dueño del restaurante Molino del Reloj: «La almendra ocupa un lugar destacado de nuestra carta; el postre de helado de turrón con chocolate caliente y almendras caramelizadas hace las delicias de todos nuestros clientes».