El misterio que rodea la terrible agresión al granadino Daniel Rodríguez Rodríguez en Milán durante la madrugada del 30 de abril pasado, de cuyas causas y autores nada se sabe y por la que sigue hospitalizado en esa ciudad italiana, se ve sobrepasado por otro aún mayor: cómo puede ser que, dos meses después del incidente, la familia de este joven de 27 años natural de Motril no haya logrado recabar los apoyos suficientes de las autoridades españolas para traerse a casa a su familiar a que prosiga aquí su rehabilitación. Así lo lamentaba ayer a El Correo Felipe Rodríguez, tío de la víctima. Sobre todo porque el asunto no es cualquier cosa: el percance fue de tal gravedad que Daniel podría no volver a andar, aunque sus allegados, como decían ayer, no pierden la esperanza.
«Lo que lamentamos», expresaba Felipe Rodríguez, «es la falta de apoyos que estamos teniendo desde el principio por parte de las autoridades españolas tanto en la repatriación como en la estancia de Daniel allí. No hemos tenido nunca el apoyo, o al menos creemos que no hemos tenido nunca el apoyo suficiente. Lo mismo es que ese es el protocolo que se sigue en estos casos, pero así nos lo parece». Las quejas no se dirigen solo contra el Gobierno de España y el Consulado, sino también hacia la falta de información de los hechos que se produjeron en la noche de la agresión, de cuyas pesquisas no ha trascendido nada hasta el momento.
Con todo, la parte mayor se la lleva el Consulado. «¿En contacto directo con nosotros? Bueno, vamos a dejarlo... Si ellos dicen eso, ya está. Al principio claro que estuvieron en contacto con nosotros, pero la atención que obtuvimos no fue la mejor. Después se les presionó algo a través de los medios de comunicación y entonces simplemente recibimos una visita del cónsul, creo recordar que diez días después de que ocurriesen los hechos. Entonces, yo no sé si la hizo por presión mediática o porque realmente salió de él». Fuere por lo uno o por lo otro, el caso es que de aquel encuentro no salió ninguna solución rápida para esta circunstancia en la que el tiempo, según la familia de Daniel, puede ser un factor decisivo para su recuperación.
«Llevamos en esta situación exactamente desde el 30 de abril», recordaba Felipe Rodríguez. «La evolución desde entonces ha sido poquita. Evidentemente, va mejorando su estado pero solo con respecto a lo más sencillo: la herida ya no la tiene, los hematomas que tenía le han desaparecido y ese tipo de cosas. Ya, después, la lesión gorda que tiene, de la cual fue operado, pues eso me imagino yo que será más tiempo».
Daniel Rodríguez lo va a contar, ese no es el asunto. Pero dejado a un lado ese extremo de tragedia, lo crucial ahora es ver cómo y hasta dónde se recupera. El familiar mostraba ayer cierto desánimo, entremezclado en franco contraste con la esperanza de ver a su sobrino tal y como estaba antes del suceso. «Ya no sé», confesaba. «Vamos a tiempo. Tiempo, tiempo. No sabemos si la recuperación va a ser completa. Solo sabemos que será lenta, pero no cómo se va a recuperar. El tiempo lo dirá. Si volverá a caminar o no, no lo sabemos. Nosotros esperamos que sí, pero no lo sabemos todavía. Ni nos hacemos el cuerpo ni nos hacemos a la idea. Simplemente vamos día a día. Y lo que queremos es trasladarlo a España para que siga con su rehabilitación».
Aunque está ya plenamente consciente, tras su paso por la UCI y su posterior traslado a planta, el propio Daniel no ha sido de gran ayuda para conocer qué sucedió en la madrugada del 30 de abril en Milán, adonde viajó con un numeroso grupo de amigos para celebrar una despedida de soltero. Desde entonces lleva hospitalizado allí, y la familia, en su lógica inquietud, se pregunta si no sería mejor para su salud traerlo de vuelta. «Allí ya en Milán... ya no está haciendo lo que él debiera para su recuperación», dijo ayer su tío, Felipe Rodríguez. «Por eso queremos traerlo cuanto antes mejor. Evidentemente, cuando los médicos lo estimen oportuno. Pero lo importante es que cuando eso suceda nosotros tengamos ya todo preparado para poder trasladarlo». Aún no saben por cuánto les saldrá el presupuesto de la repatriación; lo que sí suponen es que la atención médica recibida hasta ese momento no la van a tener que pagar, aunque todavía tengan sus dudas. «No lo sabemos, pero en principio nuestro asesor y abogado nos ha dicho que no, que con la tarjeta sanitaria no debe haber ningún problema de que la Seguridad Social de Italia se haga cargo de la hospitalización, pero no del traslado». «Allí están con él su padre, su hermana y su novia. Habla sin problema. Desde el lunes siguiente está consciente y puede hablar. Él quiere venirse ya y continuar aquí con su rehabilitación. Incluso está muy animado porque ya ve la luz al final del túnel no con respecto a su rehabilitación rápida sino con respecto a su traslado, estar aquí en España y proseguir con su rehabilitación».
«Los hechos, lo que sucedió aquella noche, de eso Daniel no recuerda nada», dijo Felipe Rodríguez. «La investigación está bajo secreto de sumario y nosotros no hemos recibido ninguna información de la policía italiana». El asunto sigue siendo todo un enigma desde el mismo día en que sucedió todo. Lo único que se sabe es que Daniel Rodríguez, físico investigador de un centro adscrito a la Universidad de Valencia, había viajado a la ciudad italiana para festejar la despedida de soltero de un amigo en una discoteca denominada Alcatraz. En esas estaba el grupo cuando dejaron de ver a Daniel. No le dieron mayor importancia pensando que se habría recogido ya en el hotel, pero lo siguiente que supieron fue que la policía se lo había encontrado lleno de traumatismos tirado sobre las vías de la estación Garibaldi.