La Consejería de Turismo y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) han terminado de definir un modelo de ordenanza de estacionamiento de autocaravanas que ayudará a la regulación del estacionamiento de estas casas rodantes, ideado sobre todo para pueblos pequeños que carecen de los medios para contratar a un técnico que les modifique sus normas de aparcamiento.
El aparcamiento de estos vehículos no es asunto sencillo. Se mezclan el derecho a circular libremente –más cuando su uso es turístico– con las regulaciones que existen para la acampada. Muchos municipios tienen restringida o regulado el estacionamiento de autocaravanas, incluso con zonas azules especiales, sobre todo en el litoral, explican desde la Consejería de Turismo. El modelo de ordenanza municipal que propone la consejería incorpora las nuevas definiciones del reciente decreto andaluz sobre campings, que deja fuera el simple estacionamiento al ser esta una competencia de cada municipio.
Eso sí, recomienda dónde deben ubicarse los aparcamientos de autocaravanas –para que sean compatibles con el tráfico y la protección del medio ambiente, el paisaje y los recursos culturales– y las características que deben tener, entre ellas puntos de reciclaje y una recomendación de tarifas, de limitación de horarios, despliegue de mobiliario y eliminación de residuos.
Un portavoz autorizado para hablar con la prensa de la FAMP explica que en algunos casos la circulación por cascos urbanos de calles estrechas o el aparcamiento al libre albedrío del autocaravanista puede causar problemas. También indica que estas autocaravanas suponen gastos a los municipios en cuanto a consumo de tomas de agua o electricidad, y que el documento se ha elaborado con el consenso de los autocaravanistas, aunque no hayan salido al final en la foto del acuerdo.
El presidente de la Asociación Andaluza de Autocaravanistas (Asandac), José Luis Quintero, lamenta solo que esta ordenanza «no sea de obligado cumplimiento» por ayuntamientos «no amigos», situados sobre todo en la costa de Cádiz y Málaga, «por donde tenemos incluso prohibido circular». Para él supone el «reconocimiento» de un tipo de turismo que cada día tiene más tirón.
Es cierto que es un fenómeno en auge: muchos turistas europeos –el retrato robot dibuja jubilados del Viejo Continente– eligen la autocaravana para conocer España y moverse por su territorio. El mismo retrato robot señala que estos europeos se pasan incluso los meses de invierno en Andalucía, lejos de las nevadas y borrascas que se suceden durante medio año al norte del paralelo 45.
«En España hay registradas 20.000 caravanas. En 2015 se alcanzaron las 19.000», explica Quintero: el fenómeno también echa raíces cada vez más fuertes en el territorio nacional, donde las ventas de autocaravanas crecieron el 30 por ciento el año pasado, según los datos de esta misma asociación.
De hecho, los municipios del interior de Andalucía sí están deseando que acudan los autocaravanistas y según sus datos se han abierto 160 áreas para autocaravanas en los últimos dos años. «Tienen claro que cuando un autocaravanista va a su municipio va a gastar dinero allí», expone tras defender el derecho a circular con un «vehículo que no es una tienda de campaña» y que entiende las dudas que pueda haber y la regulación sobre aparcamiento y pernocta, pero no la caza del autocaravanista en la costa.
En la web de esta asociación están las últimas áreas para autocaravanas abiertas den Andalucía: desde febrero se han inaugurado las de La Puebla de Cazalla, Ronda (Málaga), Algodonales (Cádiz) y Guadix (Granada).