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Carmen Lizárraga. / El Correo
Desde que el Gobierno central del PP impuso recortes y ajustes para reducir el déficit y deuda públicos siguiendo las directrices de Bruselas, el PSOE-A ha defendido que sin dejar de ser «leal» a sus obligaciones pese a no compartirlas, había «otra forma de hacer política», la del Gobierno andaluz. Eso es lo que cuestionó ayer la diputada de Podemos, Carmen Lizárraga, encargada de defender la enmienda de su grupo al presupuesto en lugar de la líder del mismo, Teresa Rodríguez, que como ya hiciera en el último pleno, delegó su intervención.
Tras criticar las «prisas» del PSOE por tramitar el presupuesto antes de las elecciones del 20-D y las «infladas» previsiones de crecimiento económico en las que se basa, Lizárraga reprochó la «prioridad absoluta» al pago de la deuda, cuya partida «se multiplica» mientras ninguna «recupera niveles de 2010». «Su apellido es 135», dijo, en alusión al artículo que PSOE y PP pactaron en 2011 incluir en la Constitución para primar el control del déficit. A partir de ahí, la diputada de Podemos desgranó los hospitales o colegios pendientes frente a los «billetes de 500 euro tirados» en proyectos fantasma cargados, además, de «sobrecostes» por la colaboración público-privada o en los recortes en empleo público frente al engorde de la administración paralela. Y habló de «despilfarro» y «corrupción» frente a ayudas sociales pendientes.
Desde la Junta, Montero denunció la «indefinición» de Podemos, citando la advertencia del Che Guevara frente a ésta; le instó a concretar su propuesta fiscal o ante la estabilidad presupuestaria; y se movió entre situar al partido con los antisistema –«no sé si creen en las instituciones o pretenden derribarlas»– y compartiendo discurso y voto con el PP.