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La pareja del padre del niño de Níjar fue arrestada cuando transportaba el cadáver del pequeño en el maletero. / Europa Press
Ya hay quien se ha lanzado a diagnosticar a la detenida como «sociópata». Parece una etiqueta prematura –aún tiene que determinar el juez que ha pasado, aún tienen que dar su punto de vista el psiquiatra forense–, si bien en la anticipación de nuestra cultura de masas rápidamente aparecen conceptos que divulgan series o películas. Uno de ellos es el de sociópata.
El blog divulgativo Psicoactiva explica qué es este trastorno comparándolo con otro más popularizado –porque funciona mejor en cualquier relato de ficción–, el de psicópata. Ambos son trastornos antisociales de la personalidad.
Según los manuales de Psiquiatría citados por el blog, los afectados por cualquiera de ambos trastornos «tienen un patrón general de desprecio por la seguridad y los derechos de los demás. El engaño y la manipulación son característicos. Y, contra la creencia popular, ni uno ni otro son necesariamente violentos».
Los investigadores en Psicología creen que creen que los psicópatas «tienden a nacer, mientras que los sociópatas se hacen debido a su entorno». Los primeros tienden a ser encantadores, y a la vez meticulosos en su conducta criminal: «Saben planificar cuidadosamente sus actos para asegurarse de que no los atrapan, y tienen planes de contingencia para todas las posibilidades».
Los sociópatas tienden a ser «más impulsivos y erráticos: cuando uno se involucra en un comportamiento criminal, suele hacerlo de manera impulsiva y en gran medida no planificada. Puede llegar a mostrarse enfadado y agresivo fácilmente. Este tipo de comportamiento aumenta las posibilidades de que sea atrapado por las autoridades».