Quítate tú, ‘pa’ ponerme yo

PP-A y Ciudadanos pugnan por el mismo vivero de votos y ahora también por el rol de «oposición útil». Los rumores de adelanto electoral alientan todavía más esta confrontación, con el PSOE-A como juez y parte

15 ene 2018 / 06:57 h - Actualizado: 15 ene 2018 / 09:00 h.
  • Saludo entre Juan Manuel Moreno Bonilla y Juan Marín en uno de los patios del Parlamento de Andalucía. / Efe
    Saludo entre Juan Manuel Moreno Bonilla y Juan Marín en uno de los patios del Parlamento de Andalucía. / Efe
  • Manuel Jiménez Barrios, Susana Díaz y Juan Marín, en el Parlamento. / Efe
    Manuel Jiménez Barrios, Susana Díaz y Juan Marín, en el Parlamento. / Efe

Entre el 12 de agosto de 1933 y el 18 de enero de 1934, sólo 159 días, Cuba tuvo siete presidentes. Ante una situación política tan inestable, una compañía de teatro parodió la situación, que se dio en la isla después de que Gerardo Machado dejara el poder, en una obra con el título de Quítate tú, pa ponerme yo. Años más tarde, la Fania All Stars, un encuentro de los mejores músicos y cantantes de salsa de principios de los años 70 del siglo XX, montó una canción con el mismo estribillo: Quítate tú, pa ponerme yo. La expresión podría aplicarse también a la curiosa situación que protagonizan el PP-A y Ciudadanos en la política andaluza. Ambas formaciones han entrado en disputa por lo que viene a denominarse «oposición útil».

Hay quien ha rebautizado a la formación naranja con el título de otra canción, aquélla Tutti Frutti de Little Richard. La estrategia de Cs de facilitar gobiernos de cualquier sabor en municipios, comunidades o el propio Estado, ya sea con PP o PSOE, se ha convertido en un valor que ha propiciado, por ejemplo, que el partido de Albert Rivera haya cosechado unos excelentes resultados en Cataluña o que en la última encuesta de Metroscopia aparezca como la fuerza más votada a nivel nacional por delante de populares y socialistas.

En Andalucía, Cs desatascó, con un pacto con el PSOE, la investidura de Susana Díaz y durante los tres años de legislatura ha servido como apoyo a un gobierno que no ha pasado por sobresalto alguno. A cambio, el partido de Juan Marín se atribuye la autoría de medidas como la rebaja del tramo autonómico del IRPF o la reforma del Impuesto de Sucesiones, medida que durante casi una década había batallado sin éxito el PP andaluz. Ese reproche que se lanza desde Ciudadanos a los populares de «hemos hecho más en la oposición en tres años que en 35», indigesta al partido de Juan Manuel Moreno Bonilla. Es cierto también que el PP-A juega con desventaja puesto que en esta pugna el PSOE-A actúa como juez y parte, y siempre se balancea hacia el lado de Ciudadanos cada vez que Marín o Moreno Bonilla colisionan por algún asunto, que implica también a la Junta de Andalucía. En la pelea por el Impuesto de Sucesiones ha sido evidente la estrategia socialista de pautar la reforma a imagen y semejanza de las propuestas de su socio de investidura.

El líder regional se ha afanado durante los últimos meses en tender la mano a los socialistas andaluces para tratar de adoptar parte de ese rol de «oposición útil», que en los últimos tiempos ha representado Cs. Lo intentó con su anuncio de retirada de la enmienda a la totalidad de los presupuestos andaluces para 2018, si el PSOE se avenía a negociar ciertos asuntos sanitarios, educativos y fiscales. Y algo así también ha sucedido en el Ayuntamiento de Sevilla después de que los partidos de centroderecha pugnen por ser la llave para aprobar las cuentas de la ciudad para este año.

En este contexto político, los rumores sobre un posible adelanto electoral en 2018 salpimentan todavía más la rivalidad entre el PP-A y Ciudadanos. La pugna es patente, pero los reproches de los populares sobre la presunta «docilidad o muleta» de Cs hacia Susana Díaz han perdido cierta intensidad. Ya dijo Moreno Bonilla el pasado lunes ante la Junta Directiva Autonómica que sólo había dos opciones para gobernar Andalucía: Susana Díaz y él, pero que la suya pasaba «por el acuerdo con otra formación», dijo, sin mencionar a Ciudadanos. La estrategia electoral de los populares pasa por arrinconar a la formación naranja a la izquierda, lo más pegado al PSOE para tratar de hacerse fuerte en su tradicional vivero de votantes. Al mismo tiempo, sin embargo, el PP-A empieza a ser prudente a la hora de bombardear a reproches a no vaya a ser que al día siguiente de las elecciones haya que invitar a un cafelito a Juan Marín.

El PSOE-A considera que la pelea PP-A-Cs fragmenta el voto en la derecha y les beneficia. Por otra parte, la confluencia entre Podemos e IU, que no termina de concretarse, y las encuestas electorales que apuntan a un bajón importante de la formación morada tampoco le viene nada mal. Ambos ingredientes, mezclados, dan un sabor parecido al del adelanto electoral.