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Flamencos, castañas y pinsapos

La laguna de más extensión de toda Andalucía, una sierra donde se vive el otoño de cobre gracias a una pujante producción de castañas y una reliquia botánica viva como el pinsapo de la Sierra de las Nieves, conforman algunos de los espacios más singulares de la Red Natura 2000 en la provincia de Málaga

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
19 ago 2017 / 20:16 h - Actualizado: 19 ago 2017 / 20:21 h.
"Ecoperiodismo"
  • Flamencos en la Laguna de Fuente de Piedra, una reserva natural al noroeste de la provincia de Málaga.
    Flamencos en la Laguna de Fuente de Piedra, una reserva natural al noroeste de la provincia de Málaga.

La reserva natural de Fuente de Piedra se sitúa en el noroeste de la provincia de Málaga. Con una extensión de 1.486,59 hectáreas, es la laguna más grande de Andalucía y ofrece un privilegiado enclave para la reproducción del flamenco rosa, hasta tal punto que las aguas de este humedal albergan la mayor colonia de flamencos en la Península Ibérica y la segunda en importancia en Europa. Ha llegado a registrar 20.000 parejas reproductoras de flamencos, siendo la primavera la mejor época para observarlos, especialmente a primeras horas de la mañana. El anillamiento de estas aves congrega cada año a numerosos participantes que colaboran en esta actividad científica.

Pero aunque el principal reclamo para el visitante es este ave de elegante vuelo, el flamenco no está sólo en la Laguna; otras 170 especies de aves encuentran en este humedal su lugar de cría, paso o invernada, especialmente las acuáticas como la malvasía cabeciblanca, la garza real o la gaviota picofina. Para la identificación de estas aves la laguna cuenta con varios observatorios de uso público disponibles. Otros buenos puntos de avistamiento son el mirador de Las Vicarias o la zona de La Madriguera.

La importancia de los humedales para las aves es esencial y, en el caso de la Laguna Fuente de Piedra, el agua procede de la lluvia y del acuífero subterráneo, que garantiza en todas las épocas del año la presencia permanente de una lámina de agua. Durante el verano, cuando es difícil encontrar otras zonas húmedas, la avifauna encuentra en este lugar una importante zona de cobijo y alimento.

La Laguna de Fuente de Piedra es singular por su gran tamaño, la escasa profundidad de sus aguas, su enclave geográfico y elevada salinidad. Por eso este también es un lugar de interés botánico por la vegetación halófila: especies perfectamente adaptada a las sales. Otras, como los tarajes, forman bosquetes esenciales para la reproducción de las aves. Su salinidad facilitó la aparición de importantes explotaciones salineras en la laguna desde época romana hasta la década de 1950. Aún hoy se pueden observan las huellas de estas explotaciones en forma de diques, que evacuaban el agua para favorecer la sedimentación de la sal. Construcciones que en la actualidad son utilizadas por la avifauna como lugares de nidificación.

El centro de visitantes de la Laguna Fuente de Piedra lleva el nombre del que fuera primer director del Parque Nacional de Doñana, el profesor José Antonio Valverde, que además de ser uno de los creadores de Sociedad Española de Ornitología fue el científico naturalista que descubrió en 1963 que los flamencos criaban en Fuente de Piedra.

Otro de los espacios singulares de la Red Natura 2000 en la provincia de Málaga tiene también en las aves su razón de ser. El Valle del Genal es la entrada y salida de las rapaces desde el continente africano. La conectividad ecológica del Valle del Genal y las sierras Bermeja, Alcaparaín y de Abdalajís convierten este punto de la Red Natura 2000 en un lugar lleno de vida. Pero la belleza del valle está también a ras de suelo y fructifica en forma de castaña, un elemento clave en la economía de este paraje único donde las hojas caducas ofrecen un paisaje otoñal que denominan la primavera de cobre.

Los castaños ofrecen al visitante que acude a estas tierras serranas de Málaga un paisaje idílico en el que la hoja caduca del castaño siembra un manto en el terreno que ha permitido el despegue de actividades relacionadas con el turismo de naturaleza, como sucede en tantos otros espacios naturales de Andalucía. Los senderistas llegan por decenas cada fin de semana a recorrer este valle a la primavera del cobre. «Los castañares de Pujara e Igualeja son los más visitados por los turistas y senderistas procedentes básicamente de Málaga, Sevilla y Cádiz», explica Rafael Flores, guía de naturaleza de la empresa RF Nature. «Estos lugares han ganado mucho auge en lo que respecta al turismo rural gracias a los paisajes, la gastronomía, las fiestas y la amplia red de senderos», apostilla.

Sin embargo, en el corazón del Valle, en Pujerra, un pequeño municipio al que se llega tras recorrer kilómetros de sinuosas carreteras que sortean parte de la Sierra de Ronda, no se vive del turismo. Aquí, como en los otros 14 pueblos que componen el Valle del Genal, el producto estrella es la castaña. Más de 5 millones de kilos de castañas se producen anualmente en este valle y se comercializa el cien por cien de la producción. «El 90 por ciento de los recursos económicos del Valle son las castañas», explica Francisco Cerbán, de la Cooperativa de Castañas Valle del Genal. Esta cooperativa de segundo grado agrupa a las empresas productoras de castañas de Pujara y Jubrique y nació de la necesidad de agrupar la oferta para competir mejor en los mercados al abaratar los costes de transformación. «Como las castañas del Valle del Genal son de muy buena calidad, están muy demandadas», explica. Pero no es sólo una cuestión de calidad, también de llegar los primeros al mercado, ya que la producción de castañas de estos pueblos son las más tempranas de Europa. «Si alguien come castañas en octubre puede estar casi seguro de que han crecido aquí», recalca Cerbán.

La importancia del castañas no es sólo económica, sino que también tiene mucho que ver con el medio ambiente. El hecho de que en el Valle del Genal los incendios sean casi inexistentes aunque haya durante meses un lecho de hojarasca tiene que ver con el mimo y el respeto que la población le da al bosque. «Este bosque es productivo y nos da de comer a muchas familias, por eso forma parte de nuestra vida y lo cuidamos; si no fuese productivo es posible que estuviese semiabandonado y su cuidado tendría más que ver con el altruismo que con un interés real», asegura el representante de la cooperativa de castañas Valle del Genal.

Aunque las del Valle del Genal están en los mercados desde primeros de octubre, las castañas pueden consumirse durante todo el año si se atiende a ciertos criterios de conservación natural, sin aditivos, tal y como se conservaban por los antiguos, según explican los expertos del Valle del Genal.

Así, es esencial para conservar castañas que estas estén guardadas en un lugar seco y aireado. Antiguamente se guardaban enterradas en recipientes con arena en las alacenas de las casas. Si se van a consumir en un tiempo razonable, para prolongar su conservación se pueden utilizar recipientes de barro, pero nunca en plástico, donde se impide la transpiración totalmente.

Sin embargo, los avances actuales permiten conservar también las castañas al vacío o congeladas. En ambos casos es imprescindible quitarles la piel exterior, algo que puede hacerse escaldándolas para poder retirar la cascara sin problemas. Para conservarlas en un recipiente al vacío hay que cocerlas sin piel durante media hora y cubrir con ese agua de cocción las castañas en el recipiente que debe ser, preferiblemente de cristal con cierre hermético. Para conservarlas congeladas no hay que cocerlas, pero sí es recomendable que cuando se vayan a consumir se rehilaren manteniéndolas sumergidas en agua antes de su consumo.