Resfriado a cuenta de la agenda

Las críticas de Marín a la presidenta por su cita con Picardo y su viaje a Bruselas distancian a Cs de la Junta, aunque su pacto no corre riesgo de neumonía

30 ene 2018 / 20:41 h - Actualizado: 30 ene 2018 / 23:22 h.
"Susana Díaz","Juan Marín"
  • Susana Díaz saluda al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo. / Europa Press
    Susana Díaz saluda al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo. / Europa Press

En ocasiones las circunstancias acompañan, y a Ciudadanos la reunión que mantuvieron la pasada semana Susana Díaz y el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, y el viaje de la presidenta a Bruselas le han puesto en bandeja una cuestión para que las relaciones entre la presidenta y su socio de investidura se acatarren. Juan Marín, portavoz parlamentario de Cs, lanzó el lunes su primer estornudo a causa del asunto y ayer siguió expulsando flema: «Sólo nos consulta cuando tiene que sacar iniciativas o presupuestos adelante, pero de lo demás nos enteramos por los medios y no creo que sean las formas porque después en el Parlamento, a la hora de tomar una decisión, tiene que contar con nuestros votos», dijo el dirigente de la formación naranja. La presidenta de la Junta achacó las palabras del líder de la formación naranja en Andalucía a una «vena centralista» o a una «crítica impostada».

En los tres años que se han consumido de legislatura no ha habido badén alguno en la relación entre los dos partidos, «ni corralas, ni viajes al Sahara, ni consultas a las bases», suele plantear el entorno de la presidenta cuando trata de encontrar las siete diferencias entre el pacto de gobierno con IU y el de investidura de Cs. Es la primera vez que Marín critica de forma tan evidente a la presidenta desde que se firmó el pacto de investidura, «no soy quien para decirle a la presidenta de la Junta «dónde debe ir, pero tengo legitimidad para decirle lo que pienso que debe hacer». La entente cordial a los socialistas andaluces les viene de perlas para asegurar una travesía apacible hasta el final de la legislatura.

Otra cosa es para Ciudadanos. Durante estos tres años ha puesto en valor su llegada al Parlamento andaluz como fuerza ha ejercido una «oposición útil», que ha logrado mover al PSOE-A de posiciones coaguladas desde hace décadas. Sin embargo, en este tramo final de la legislatura, parece que ha llegado el momento en el que Cs ponga cierta distancia con su socio. En un momento en el que las rencillas con el PP-A se han enconado, la formación naranja trata de hacerse fuerte en el centro geométrico del escenario político. Las malas relaciones con los populares corren el riesgo de encajonar a Ciudadanos más a la izquierda que lo preciso, y en esa línea hay que entender ese «distanciamiento» del que ya advirtió Marín la semana pasada o sus críticas a la cita de Díaz con Picardo. El control de los daños de esta regañina está monitorizado, no da la impresión de que vaya más allá del mosqueo momentáneo.

El vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, negó ayer cambios en la actitud de la Junta con Ciudadanos después de las andanadas de Marín, «pregúntenle a él porque en el caso del Gobierno de la Junta se sigue trabajando con la lealtad a los acuerdos firmados»