Rumbo hacia otras elecciones

Preparación. El Gobierno andaluz aceleró en el segundo semestre en la agenda social que pretende blandir como arma en la presunta batalla electoral que se aviene

02 ene 2018 / 06:45 h - Actualizado: 02 ene 2018 / 14:51 h.
"Los retos para 2018"
  • Rumbo hacia otras elecciones

Con la vitola de aprobar presupuestos como quien hace rosquillas –con la colaboración fundamental y fundada de Ciudadanos–, el Gobierno andaluz presume de estabilidad y entereza. Tanto es así que se ha pasado tres años legislando en minoría, sin más inconveniente que los propios defectos de forma de todo ejecutivo. A fin de cuentas, y atendiendo a cuestiones instrínsecas, el Consejo de gobierno pasa por una época de cierta placidez.

Para empezar porque la amenaza que más podía cernirse sobre San Telmo en 2017 fue desactivada. Eso sí, de forma abrupta. La manida estabilidad habría pendido de un hilo si Díaz hubiera partido a Madrid, un hecho no consumado tras su estrepitosa derrota en las primarias. Cuando asentó la cabeza tras el fallido intento orgánico y se refugió en su cuartel de invierno de las Cinco Llagas, la presidenta andaluza cambió su gobierno e impulsó medidas de buena venta.

El acelerón se ha notado en la agenda social y ecónomica de la región, y para cuadratura del círculo, en su partido manejan sondeos propios que revelan un estado de salud electoral más que idóneo. Por más que hayan sido varios y variopintos los mensajes que tachan de invento las supuestas intenciones de adelanto electoral, el panorama pinta que ni pintado para un llamada andaluza a la urnas.

En cualquier caso, todo está encaminado. El gobierno andaluz tiene presupuesto para el último ejercicio completo de legislatura –en teoría– y goza de la confianza mutua de un socio que vende sus propios logros a cambio de permitir con su apoyo el referido discurrir sosegado del ejecutivo Díaz. Sin embargo, para el 18 que se cierne, no son pocos los retos que se presentan, con los que el PSOE andaluz pretende seguir haciendo de su capa un sayo.

El caballo de batalla de la financiación

El día de la marmota. Fue el propio Rajoy quién en los albores de este su segundo mandato lanzó el compromiso de replantear el actual modelo de financiación, vigente desde la década pasada y centro de las críticas de no pocas autonomías. Entre ellas, Andalucía, la región más mordaz con el reparto actual. A fin de cuentas, al sur de Despeñaperros no están falta de razón: Andalucía es, junto a Murcia y Valencia, la comunidad peor financiada, con más de 600 euros menos por habitante que Cantabria, la que más. El caso es que el asunto sigue pendiente, y el gobierno andaluz no desaprovecha ocasión para volver a cargar contra el ejecutivo Rajoy, y en concreto, el ministro del ramo, el también andaluz Cristóbal Montoro.

De esta forma, el reto está –otra vez–, servido. Primero, porque los socialistas andaluces han encontrado aquí un filón perfecto con el dar batalla a sus rivales del PP, ya sea mirando a Madrid o en el propio parlamento andaluz y segundo porque la región sigue reclamando los más de 4.600 millones de euros que, a su juicio, ha dejado de percibir desde que existe este modelo. Para colmo, hace escasas semanas fue la propia vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, quién reconoció que es verdad que Andalucía está mal financiada. Es indudable que lo largo del 18, volverán a correr ríos de tinta de este asunto.

Control del teletrabajo del funcionario

Otro de los puntos de fricción entre los gobiernos andaluz y central ha sido el asunto de las 35 horas. La sentencia firme del Constitucional obligaba a la región a desandar el camino y a volver a aplicar a sus trabajadores públicos, más de 250.000, un planteamiento semanal de 37,5 horas. En este contexto, la Junta anunció que acataba la decisión del alto tribunal pero salió por la tangente de aplicar a sus funcionarios un novedoso sistema: cada día tendrán media hora de teletrabajo. Con esto, no tendrán que ampliar su jornada diaria para llegar a las 37,5 semanales y sin embargo se cumplen con los parabienes de la decisión del TC.

En sus trece de salvaguardar la reducción horario, y con el argumento de «mantener» el empleo, la_Junta acordó con sindicatos una solución que parece será la válida. Toca ahora la tarea de aplicar, y de evaluar el cumplimiento de la misma. A este respecto, el propio Gobierno andaluz se ha encargado de comunicar que el teletrabajo habrá de controlarse en la propia cadena de mando, es decir, serán los jefes directos los encargados de la supervisión. En cualquier caso, todo queda bajo el control de la Consejería de Hacienda y Administración Pública.

Valorar la utilidad de la medidas de empleo

Fueron 43 largos meses en los que Andalucía presentaba una cifra de parados por encima del millón, un número vergonzante que se renovaba pese a los retos que se marcaba el Gobierno andaluz para reducirla. Superada ya esa fase, el desempleo parece estancando en los 850.000 andaluces, más allá de los distintos planes de empleo para jóvenes y mayores de 30 años que la administración andaluza lleva efectuando desde 2016. En este sentido, el último anuncio llegó hace poco más de un mes, cuando Díaz hizo pública la aprobación de un decreto de fomento del empleo industrial que estará dotado con 308 millones de euros, y que prestará especial atención a los 360.000 parados mayores de 45 años que existen en la región, y que además estará adobada por ayudas a empresas que fomenten la contratación estable, destinándose para ello otros 50 millones. En este sentido, la valoración de utilidad llegará en un 2018 en el que la Junta aspira a pisar el acelerador en la lucha contra el paro. En cualquier caso, sigue pendiente de activación de los cursos de formación, suspendidos desde hace más de un lustro por el fraude de sus concesiones.

Televisión pública con los órganos estancados

Van para cinco años sin director y más de tres con un consejo de administración vetusto y caduco. El Gobierno andaluz no ha sido capaz en todo este tiempo de renovar uno de sus organismos más vistosos, la radiotelevisión pública, y existen pocos visos de cambio futuro, siquiera en 2018, pese a los intentos de quién ha funcionado de muleta de Díaz, Ciudadanos, que sigue reclamando la necesaria renovación del ente audiovisual público.

Todo ellos después a finales de 2015, todos los grupos políticos del_Parlamento andaluz votaran a favor de la reducción a la mitad el número de miembros del consejo de administración. De este modo, de los 15 consejeros nombrados en 2008 (ocho a propuesta del PSOE, seis del PP y uno de IU) para un mandato de seis años, el órgano ha quedado reducido a 12, después de que hayan dejado de cubrirse las vacantes. Esto deja evidente que con tres menos puede funcionar perfectamente, mientras los grupos parlamentarios debaten si dejarlo en siete o en nueve consejeros. En cualquier caso, las nuevas fuerzas del hemiciclo, Podemos y Ciudadanos, no están representadas. La renovación de estos órganos requiere de un acuerdo parlamentario hasta ahora inviable, principalmente por las diferencias entre PSOE y PP para alcanzar el consenso.

Salud: analgésicos contra el dolor de cabeza

Superados los feos asuntos judiciales –para el Gobierno andaluz, no para sus expresidentes–, los dolores de cabeza del Ejecutivo Díaz han llegado de la que fue tratada como una de las joyas de su corona, la sanidad. Desde las manifestaciones masivas que colapsaron Granada contra la fusión hospitalaria y que dio origen a un potente movimientos, hasta un clamor ciudadano nada silente e insatisfecho por la merma en la atención, pasando por asuntos desagradables como el suceso de Valme, donde una joven que acababa dar a luz falleció tras un fallo en los ascensores o el último caso vergonzante, ocurrido en el Hospital de Úbeda, con el deceso de una mujer que pasó 12 horas en urgencias sin que nadie reparara ni siquiera en su presencia.

Para encaminar un rumbo difuso, Díaz dio un auténtico volantazo en la dirección sanitaria de la región. Relevó al ya exconsejero Aquilino Alonso y puso al frente a Marina Álvarez, una tecnócrata que estaba al frente Reina Sofía de Córdoba. Con ella debe llegar la estabilidad a un departamento que ha conocido a cuatro consejeros en tantos años.

Frente a los referidos asuntos negativos, ávidos de mejoras, la sanidad andaluza puede seguir presumiendo de ser uno de los bastiones más claros del Estado de bienestar en la región. A niveles nacionales sigue estando entre las más valoradas y puede presumir de hitos como el nacimiento en Sevilla del tercer ‘bebé medicamento’ de la historia de España, que ayudará a salvar a su hermano de una enfermedad mortal.

Gratuidad guarderías: el próximo as en la manga

Después de la matrícula universitaria gratis para los que aprueban, una medida pionera con la que Díaz sorprendió antes del verano, el Gobierno andaluz ya tiene entre ceja y ceja el siguiente escalón de la escala social que quiere marcar como hoja de ruta. Se trata de otra cuestión de amplio interés entre la población, como que las guarderías para niños de hasta tres años también sean a coste cero. A día de hoy, existe planes de financiación entre aquellos centros infantiles que están acogidos a concierto con la Junta, y que de hecho, suponen ya ahorros para muchas familias, según rentas y condiciones.

Al respecto de conseguir la total gratuidad de este servicio, fue el pasado noviembre cuando el Gobierno andaluz escenificó su apoyo a que desde el Ejecutivo de Rajoy se adopte un modelo de confinanciación que haga posible la puesta en marcha de este servicio. Se trata de una proposición lanzada desde el grupo socialista en el Congreso de los Diputados y que en Andalucía recibió el empujón de todo un Consejo de gobierno, que aduce que la Junta no tiene competencias para tomar esta decisión de gratuidad por propia iniciativa.

En cualquier caso, la oferta de plazas en Andalucía ha crecido un 80% en los últimos diez años, de las que el 87% de esas plazas reciben algún tipo de subvención y el 45% de los más de 113.000 alumnos matriculados disfruta ya de la gratuidad total.

Levantar la losa de los datos del Informe Pisa

Entre los más avezados analistas electorales, gurús de la ciencia del voto infuso, resalta la importancia de la educación a la hora de declinar balanzas en comicios. Este asunto tiene especial relevancia cuando resaltan noticias que posicionan a la comunidad en el pozo de los territorios en índices educativos, con alarmantes cifras de fracaso escolar. Eso ocurrió en el prestigioso informe PISA, un baremo internacional que valora las condiciones educativas de los territorios.

A la caza de virar el rumbo de los resultados en el ramo, Díaz incluyó en su crisis de gobierno previa al verano el relevo de la titular de Educación, entonces Adelaida de la Calle, por Sonia Gaya, amplia conocedora de los movimientos educativos en la región. A día de hoy, no se han conocido nuevas políticas destinadas a paliar los datos negativos del PISA, pero sí destaca otro índice, en este caso el PIRLS, en el que se conocía que la puntuación de los escolares andaluces de 4º de primaria ha mejorado 10 puntos en comprensión lectora y supera de nuevo la media internacional.

Para 2018 Andalucía ha de avanzar en una hoja de ruta que tiene por referente al Plan de Éxito Educativo puesto en marcha en 2016, y que establecía medidas como la detección temprana de las dificultades. El recurso de culpar a la Lomce, que sigue paralizada en muchos aspectos, parece agotado.

Cohabitar en un partido con dos almas

La derrota en las primarias provocó en Susana Díaz una suerte de reactivación de su búnker andaluz, a través de la aceleración en la legislación de medidas sociales de amplio respaldo. La presidenta andaluza renovó su liderazgo en el PSOE andaluz, la federación más poderosa del partido a nivel nacional e inició un camino silente aunque claro de separación con los preceptos emanados de Ferraz. Se aseguró el poder orgánico amarrando todas las secretarías generales de los provinciales y se vistió de Julio Anguita a través del conocido «programa, programa», es decir, el supeditar el gobierno y la gestión a la farragosa pelea interna.

Sin embargo, los más allegados de la trianera saben que se siente incómoda alejada del protagonismo del partido al que surte los mejores resultados, hecho que se evidenció en el hasta ahora único Comité Federal tras las primarias o en el Congreso Federal, donde su papel fue inadvertido. En 2018 tendrá que cohabitar a sabiendas que ya no es punta de lanza, al menos, sobre el papel. Su estrategia es seguir plantando batalla al Gobierno central del PP a través de la confrontación y la defensa de lo que considera intereses de Andalucía, al tiempo que disfruta total maniobrabilidad en un PSOE andaluz que sí está volcado en su figura. A lo largo del recién estrenado año, serán pocas las veces que veremos a Díaz con Sánchez, su secretario general.