Silvia, Pilar, Catherine y Begoña son cuatro andaluzas que están poniendo en marcha un proyecto en India en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer. Desde el 15 de julio han recorrido muchas de las aldeas de la zona sur del país para desarrollar el trabajo de campo que necesitaban para arrancar. En las tres semanas que se prolongó la visita su campamento base fue el campus que la ONGD tiene en Anantapur. Allí aunque no trabajan en el mismo proyecto, coincidieron con los cooperantes fallecidos a la hora de partir el pasado 5 de agosto. «Los vimos salir. Nos despedimos de ellos a las 16.30. Ellos iban en una furgoneta y nosotras en otra. La misma hora y el mismo sitio. Se nos ponen los pelos de punta solo de pensarlo», explican.
Estas cuatro mujeres se emocionan al recordar a los cooperantes. Nos ha tocado mucho, dice Catherine, que antes de comenzar esta aventura con sus compañeras ya estaba vinculada a la fundación y había visitado la zona en un viaje años antes. «Esto es una es una gran familia. Voluntarios, colaboradores, socios... nos sentimos muy cerca. La gente lo está viviendo con bastante dolor y queríamos tener un recuerdo con ellos. Es importante recordar la labor de los cooperantes», cuenta.
Las visitas que este grupo hizo a las aldeas de la zona les obligaba a estar entre tres y seis horas en la carretera. «Aquello es todo una locura. Constantemente piensas que te puedes chocar por el modo en el que conducen. Pero ellos están acostumbrados a su particular caos en el que consiguen entenderse», relatan. Sin embargo, todas coinciden en que la situación ni siquiera se entiende como un riesgo. «No te paras a pensar en eso. Forma parte del día a día del sitio y lo tomas como algo natural. Entras en su dinámica. Si quieres trabajar allí tienes que asumirlo. No puedes estar todo el rato pensando que te va a pasar algo».
Los cooperantes fallecidos el pasado sábado, tres de ellos de Ronda (Málaga) y uno de Vélez de Benaudalla (Granada), llevaban cinco días en la India y, después de visitar los proyectos de desarrollo de la fundación, iniciaban un viaje privado por el país. Cada año unos 2.000 colaboradores españoles de la entidad, viajan al país para conocer sobre el terreno la labor de cooperación que inició Vicente Ferrer.