«San Telmo lo que ofrece es un futuro mejor»

Cree en Dios, en el trabajo y en la constancia. García de Castro cree incluso en las personas y en la capacidad que tenemos para crecer y alcanzar el éxito. Es el director general de una de las escuelas de negocios más importantes del mundo

26 nov 2017 / 07:00 h - Actualizado: 26 nov 2017 / 07:59 h.
"Instituto Internacional San Telmo","Personajes por Andalucía"
  • Antonio García de Castro, director general del Instituto Internacional San Telmo, en la hemeroteca de El Correo de Andalucía. / Jesús Barrera
    Antonio García de Castro, director general del Instituto Internacional San Telmo, en la hemeroteca de El Correo de Andalucía. / Jesús Barrera

Detrás de la interesante oferta formativa que San Telmo plantea a empresarios, directivos y políticos, hay un director que cada mañana se levanta con la intención de ayudar a quienes requieren formación para seguir en la pelea, para crecer, para expandirse, para desarrollar sus sueños.

Antonio García de Castro habla claro, se le entiende. Seguramente porque está acostumbrado a decir siempre la verdad.

—¿Es cierto que los mejores empresarios han pasado por las aulas del Instituto Internacional San Telmo?

—Es cierto. Desde el principio dedicamos mucho tiempo a convencer a empresarios, políticos y directivos de las bondades de nuestras aulas para el perfeccionamiento. Tenemos más de 10.000 antiguos alumnos, de ellos unos 6.000 andaluces. Creemos mucho en la formación permanente y, realmente el empresario debe tener la responsabilidad moral de seguir formándose.

—¿Además del talento es posible educar el esfuerzo, la capacidad de sacrificio de las personas?

—Claro que sí. Dentro de las capacidades del ser humano están esa voluntad, esa constancia, y son hábitos que pueden adquirirse. Para ello es fundamental el ejemplo, de ahí que ayude mucho el hecho de haber tenido padres o familiares exigentes, que te contagien de inquietud. Si no se les exige a los hijos, los estaremos maleducando. Hay que amoldar las voluntades si queremos ese provecho.

—¿Además del talento y el esfuerzo hace falta suerte para todo en la vida?

—La suerte es muy necesaria pero, como se dice, que te pille trabajando. Cuando llegan los momentos de suerte, sea buena o sea mala, tienes que estar trabajando en cualquier caso.

—A veces pienso que por más que dispongamos los hombres, al final o viene la lluvia o siguen los problemas. No podemos resolverlo todo ¿verdad?

—Claro. Es incluso duro pensarlo. Hemos pasado una crisis durísima, por ejemplo. Hubo gente que no tenía experiencia en ese tipo de crisis y no habían aprendido lo que tenían que hacer. Uno de mis principales objetivos ahora es que las personas que cerraron sus empresas hagan el esfuerzo de volver a abrir sus puertas. Los tiempos difíciles han arrastrado al 25 por ciento de las empresas a la desaparición, pero si pertenecían a personas que estuvieron en San Telmo, el índice se reduce a un tercio de ellas. Lo que puedo decirte es que si esta crisis que hemos pasado nos coge en los años 90, San Telmo no existiría, no hubiéramos pasado una crisis de más de dos años. Nos preparamos a conciencia y ya la segunda la hemos pasado con los deberes hechos.

—¿Cuántas veces le han dicho que San Telmo ha salvado una empresa?

—Muchísimas y es lo más gratificante. Son muchas las personas que nos dicen que hay un antes y un después de su paso por San Telmo. La pasada semana estuve con tres empresarios cordobeses que acababan de salvar una empresa y su paso por San Telmo había sido determinante. Eso produce una satisfacción muy grande.

—¿Y qué siente si alguien en su presencia comenta que no merece la pena hacerse empresario en Andalucía por la cantidad de trabas y dificultades para arrancar esta tarea en nuestra Comunidad Autónoma?

—En ese momento, mantengo dos actitudes. La primera es que pienso que quien sostiene ese argumento no tiene realmente la iniciativa personal suficiente para ser empresario de verdad, y es mejor callarte. La segunda es el compromiso personal y profesional que tengo para que esas trabas cada vez sean menores. Hay que trabajar con políticos y empresarios en formación, que todos se den cuenta de que hay que tener muchas empresas y que además sean competitivas. Y que las autoridades pongan además su grano de arena. Es una tarea que debemos afrontar.

—¿Ha tenido que defender muchas veces a nuestra tierra porque ha escuchado decir de ella que es tierra de mucha fiesta y poco afecto al trabajo

—Muchas veces. Con el ejemplo se demuestra ese error. San Telmo no sólo existe para empresarios andaluces y ya somos referentes en el mundo en algún sector. Hay mucha gente convencida además en España de que para formarse es ideal venir a Andalucía, a nuestra escuela de negocios. Hemos recibido la visita del presidente de Nestlé -cuyos altos directivos vienen a formarse a San Telmo y apuestan por nosotros-. Este caballero, Peter Brabeck-Letmathe, entró como vendedor y preside hoy una empresa con más de 330.000 empleados en el mundo. Ha presentado un libro de nutrición y todos los derechos en castellano los ha cedido a San Telmo. Esta decisión sólo la puede tomar alguien que se ha dado cuenta de que merece la pena apostar por nosotros. Con ejemplos se demuestran las cosas y en Andalucía hay grandes empresas y grandes empresarios. Y se trabaja mucho y con eficiencia.

—¿Existe en el siglo XXI esa historia del chaval que entra como botones y termina siendo el director del hotel?

—Sí. Se da en aquellas empresas en las que hacen posible estas cosas. Claro que las hay. Las empresas de éxito son aquellas que valoran a sus empleados por lo que hacen, no por sus apellidos. La meritocracia hace que las empresas sean más competitivas.

—Usted que está todo el día hablando y pensando en empresas... ¿su casa funciona como una empresa?

—Son parámetros distintos. En la empresa, el criterio relevante es el mérito, y en la familia es el amor. Unos padres, en su familia, siempre apoyarán más al hijo que más lo necesite aunque no sea el hijo que ofrezca más resultados.

—El criterio es el amor...

—Lo tengo muy claro porque además Dios ha querido que tenga una hija discapacitada y la realidad es que nuestra hija Marta nos da lecciones de amor todos los días.

—Ahora que lo dice, ¿se preocupan las empresas por las personas discapacitadas?

—Hay muchas empresas que hacen todo lo posible pero es cierto que en el mundo de las empresas el criterio relevante es la competitividad y el objetivo primero es que la empresa permanezca y no desaparezca. Las empresas intentan mirar por los discapacitados pero deben mirar también otras cosas.

—A título personal, más allá del cargo, ¿para usted qué significa el Instituto San Telmo?

—Es difícil. En mi vida, la única empresa a tiempo completo ha sido el Instituto San Telmo. Lo que me pides es difícil, pero creo de verdad que quienes han estado en él sienten admiración, orgullo de pertenencia y sentimiento de querer apoyarlo como una de las escuelas de negocios más importantes del mundo. Este verano decidimos invitar a un acto importante al Rey. Preguntaron de la Casa Real si venían muchos empresarios. Les dijimos que serían más de 3.000 y nos dijo la Casa Real que allí donde se reúnan 3.000 empresarios debía de estar el Rey. Menos mal que conseguimos que así fuera. Fue un éxito. Quien nos conoce normalmente nos quiere. Yo, desde fuera, lo veo así. El Instituto San Telmo es mi vida.

—¿Cree más en el azar o en la providencia?

—Soy hombre de fe sin ninguna duda, lo he sentido tantas veces en mi vida...

—¿Sí?

—Y tanto. Mira, San Telmo es un milagro. La última vez que lo hemos visto es cuando le dimos a Javier López su medalla de los 25 años. Ese día nos dijo Javier que no nos habíamos enterado de nada. Nos dijo que él no había hecho nada, que todo lo había hecho la Virgen. Lo sentimos cada día y verdaderamente es un milagro. Antes te hablé del presidente de Nestlé. Cuando lo conocimos, a los pocos meses, le diagnosticaron un cáncer. Le llamé para decirle que en San Telmo íbamos a rezar por él a la Virgen. Lo superó.

—¿Entre los principios de San Telmo también se encuentra decirle a los empresarios que hay que rezar?

—Por supuesto, y además con el ejemplo. Creemos en la concepción cristiana del mundo. El principal valor cristiano es la libertad, y el respeto. Y así debe ser. Nosotros hacemos actividades en Marruecos, por ejemplo, y respetamos todos las normas de convivencia de todas las religiones. También recibimos a muchos árabes y por supuesto son respetados , incluso queridos, con absoluta normalidad, como no puede ser de otra manera.

—¿Una empresa funciona bien si el hombre quiere o si Dios quiere?

—El hombre tiene que poner de su parte, claro. Yo al principio no sabía siquiera quién era el santo Telmo. Él fue Obispo de Tui (Pontevedra) y confesor de Fernando III el Santo. Hizo milagros fundamentalmente rezando por los hombres de la mar. Cuando me incorporé a esta empresa llegué a la Casa Cuna y eché los números para rentabilizar aquello y dije que sería imposible. Aquellos números eran muy difíciles de cuadrar, como un reto imposible. Pero me llevaron a la capilla, a la medalla de la Virgen Milagrosa. Y allí lo entendí todo. Las cosas pasan porque en el cielo hay alguien que quiere que pase.

—¿Ha pensado mucho en Cataluña estos meses de zozobra para los empresarios de aquella comunidad?

—Claro, y es lamentable que personas que viven en el siglo XXI, en plena apertura y globalización del mundo, quieran poner fronteras que apenas logran crear odios, familias rotas... Hay que confiar en las personas para que todo vuelva a su cauce. Yo he vivido allí dos años y me sentí muy querido siempre. Hemos pasado a un escenario muy triste. A mi juicio no tiene mucho sentido ponerle trabas al desarrollo empresarial y del tejido industrial con asuntos como las fronteras y cualquier tipo de dificultad que ralentice un normal funcionamiento.

—¿Qué cree que se ha perdido el empresario o político que concluya su carrera y no haya pasado por San Telmo?

—No todos tienen que pasar por San Telmo y se puede tener éxito perfectamente sin nosotros. Lo que sí está claro es que los empresarios que hayan pasado por el Instituto San Telmo han tenido un futuro mejor. ~