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Susana Díaz, a su llegada a la Comisión Ejecutiva del PSOE-A, rodeada de medios. / Raúl Caro (Efe)
«Mucha ilusión y ganas». Fue lo poco que se logró arañar, a las puertas de San Vicente, a la candidata de facto a las primarias del PSOE, Susana Díaz, que dejará todas las grandes frases para el acto de presentación oficial de mañana en el pabellón Ifema de Madrid. Su labor, en esta cuenta atrás, está en recabar apoyos para que, en la carrera que se iniciará a partir del 1 de abril por hacerse con el poder en Ferraz, salir en la pole position, por delante de Pedro Sánchez y Patxi López.
Para los guiños previos ya tenía a su secretario de Organización en el PSOE-A, Juan Cornejo, que sí dio oficialidad a asuntos que, pasado el tiempo, pueden sonar a obviedades. La primera es que Díaz, en caso de que sea elegida secretaria general del PSOE nacional, seguirá al frente de la Junta de Andalucía. Por ley no había lugar a dudas y, estatutos del PSOE en mano, es compatible. Otro cantar es el liderazgo en el regional, aunque para Cornejo es un debate que, hoy por hoy, no toca. Paso a paso.
La segunda obviedad es que, para el acto de Madrid, Díaz llegará reforzada por el PSOE histórico y el actual. Está doctorada en manejar los tiempos políticos. Primero, mostró su cercanía al comunicar su asalto a Madrid a su agrupación de toda la vida, la de Triana. Y después quiso rescatar el PSOE triunfador –«aquel que ha gobernado 21 años», apostilló ayer Cornejo– aunando a dirigentes históricos –y algunos enfrentados– como Felipe González o Alfonso Guerra; Alfredo Pérez Rubalcaba o Carmen Chacón, y José Luis Rodríguez Zapatero o José Bono. Ayer, tocó momento de sacar músculo. Andalucía es su feudo y sabe que barrer aquí, donde se concentra casi una cuarta parte de la militancia, le acerca al triunfo. Y de ahí una reunión de la Comisión Ejecutiva regional –ampliada con la presencia de los secretarios provinciales– que, más que servir de comunicación de lo evidente, sirvió para escenificar la bendición de los ocho secretarios provinciales.
Todo ello sirve para llenar su zurrón de cara a un acto que, en palabras de Cornejo, servirá de unión de «lo que fue, es y tiene que seguir siendo» el partido. 100por100 PSOE, reza el lema o grito de guerra. Hasta intentará recuperar los mítines de masas. La previsión, que era de 4.000 asistentes, se eleva ahora a las 6.000.