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La líder de Podemos, Teresa Rodríguez (izq.) y la presidenta de la Junta, Susana Díaz (dcha.) / El Correo -
Susana Díaz en un momento de la sesión de control. / El Correo -
La rivalidad en Andalucía entre el PSOE-A y Podemos es un proceso vivo, que se retroalimenta de todo lo que acontece en los cuatro puntos cardinales. A partir de esta máxima, era de cajón que el triunfo de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos iba a ser ingrediente del vinagre entre las dos formaciones y entre sus dos líderes, Susana Díaz y Teresa Rodríguez. La secretaria regional del partido morado achacó este jueves, en la sesión de control al Gobierno andaluz, la victoria del republicano al fracaso y la decepción de la ciudadanía hacia las recetas tradicionales.
La política gaditana ejemplificó y personalizó en el PSOE, en su federación andaluza y más en concreto en Susana Díaz ese presunto fracaso y decepción con el ceda al paso que los socialistas han dado al Gobierno de Mariano Rajoy. «Usted ha abierto la mano al partido más corrupto de Europa, al que más daño ha hecho a Andalucía con sus recortes. Abriendo esa mano se le ha caído la rosa socialista de su partido».
La presidenta de la Junta recogió el guante lanzado por la líder de Podemos y también usó a Trump como arma de destrucción masiva contra la formación morada. «En el último mitin de campaña escuché al señor Trump decir que quería echar a la casta corrupta de las instituciones. Esa música ya la habíamos escuchado en esta Cámara y en el conjunto de España, esa música la tenía Podemos, quizás ambos bebían de la misma fuente», le reprochó Díaz, que insistió antes de entrar en la Cámara que los resultados de las elecciones estadounidenses son «malas noticias para todo el mundo».
La victoria del candidato republicano abre una etapa de desconcierto en las relaciones que Estados Unidos mantendrá con sus aliados. España, y Andalucía con las bases de Rota y Morón de la Frontera, está muy pendiente de las primeras decisiones que el nuevo inquilino de la Casa Blanca tomará en política internacional. «Si están aquí y además han decidido, con el anterior Gobierno de España, que su presencia tenía que ser permanente ante la situación internacional, pues evidentemente eso tiene que tener traducción en el empleo en la zona», reiteró ayer la presidenta. El Ejecutivo andaluz salió en tromba el miércoles a subrayar su firmeza para que el cambio de presidente no tenga repercusión en la carga de trabajo en las dos instalaciones militares. «Seremos tan exigentes como lo hemos sido con el presidente Obama».
Más populismo
Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del PP-A, se mostró sorprendido por el duro intercambio de golpes entre las dos dirigentes: «Parece mentira que sus dos partidos gobiernen juntos en Cádiz, Madrid, Zaragoza y en cinco comunidades autónomas», dijo. El líder de los populares en Andalucía retomó la cuestión populista cuando en su intervención acusó a la presidenta de la Junta de «populismo institucional».
La intervención de Moreno Bonilla se centró en la situación «caótica», desde su punto de vista, de la sanidad pública en Andalucía. «Usted habla de la joya de la corona, pero su gestión ha obligado a llevarla a la casa de empeños», le echó en cara a Díaz.
El tono de los debates entre Antonio Maíllo y Susana Díaz también se ha agriado desde el debate del Estado de la Comunidad. El portavoz de IU se ha puesto al frente de las críticas a la Junta ante la lentitud de aplicación de los planes de Empleo. Llamó «susanización» a la «desidia, abandono y negligencia» de la Junta en este asunto. La presidenta, a cambio, llamó a IU «sidecar de Podemos».