Un Desarrollo Humano Integral, la propuesta del papa Francisco para un planeta y un mundo en crisis

El papa Francisco manifiesta en la Carta Encíclica la necesidad de una «ecología integral, que incorpore las dimensiones humanas y sociales»

03 sep 2017 / 08:00 h - Actualizado: 03 sep 2017 / 08:00 h.
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  • Un Desarrollo Humano Integral, la propuesta del papa Francisco para un planeta y un mundo en crisis

El 18 de junio de 2015 la Santa Sede presentó en Roma la Carta Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común que constituye una brillante aportación, posiblemente la más progresista hecha nunca por un dirigente de influencia mundial, por el bien del planeta y sus habitantes, especialmente por los más desfavorecidos, con pautas concretas de actuación. Según el anuario estadístico de la Iglesia, el número de católicos en el mundo es de 1.285 millones, el 17,7 por ciento de la población mundial. Si los dirigentes y católicos, y también los que detentan el poder económico, siguiesen las ideas del papa Francisco y el Evangelio de Jesús, por encima de intereses económicos y políticos, quizás el mundo podría tener alguna esperanza. Estamos en septiembre de 2017, han pasado dos años desde la publicación de este esencial documento. ¿Qué ha ocurrido en el mundo en este tiempo? Evidentemente han ocurrido cosas buenas, acciones generosas, hay bondad y amor. Pero a nivel global la situación es peor que en 2015. Se mantienen las guerras injustas, las migraciones, el desastre ambiental, los descartes sociales, el hambre, la enfermedad y las desigualdades sociales. El mundo se arma escandalosamente para intentar parar el odio con mucho más odio. El terrorismo golpea al mundo, un terrorismo generado por un odio cuyas causas profundas deberían ser analizadas para buscar soluciones que no incluyan un holocausto global. Se genera mucho odio en países sufrientes. El mundo creyente tiene que tomar la palabra y pasar a la acción para parar esta locura. El papa Francisco ha dicho que «el terrorismo cristiano no existe, el terrorismo judío no existe y el terrorismo musulmán no existe. Los pobres y los pueblos más pobres son acusados de violencia pero, sin igualdad de oportunidades, las diferentes formas de agresión y conflicto encontrarán un terreno fértil para crecer y eventualmente explotará» (Mensaje del papa Francisco con ocasión del Encuentro de Movimientos Populares, Modesto, California, febrero de 2017). La Carta Encíclica Laudato Si’ mostraba un camino para todos, que no ha sido considerado. En dicho documento nos dice el papa Francisco que «el amor puede más» y por ello podemos «concebir el planeta como patria y la humanidad como pueblo que habita en una casa de todos». Los seres humanos entre un millón y 100.000 años experimentaron la revolución de las herramientas y el control del fuego, entre 100.000 y 10.000 años apareció la revolución agrícola, desde hace 8.000 años la revolución urbana, y hace menos de 300 años la revolución industrial hasta nuestros días. La incidencia humana en el planeta y la capacidad aparente de control que tenemos sobre el mismo han hecho que a este periodo de dominio del ser humano se le haya dado el nombre de Antropoceno, donde se manifiesta la interacción negativa del ser humano con los sistemas naturales y con el propio ser humano. Los seres humanos del Antropoceno sufren de manera intensa. Pero aún es posible el cambio. El papa Francisco habla «de la necesidad de una Revolución Cultural». El Papa manifiesta la necesidad de una «ecología integral, que incorpore las dimensiones humanas y sociales», y nos dice que «la ecología también exige sentarse a pensar y a discutir acerca de las condiciones de vida y de supervivencia de una sociedad, con la honestidad para poner en duda modelos de desarrollo, producción y consumo». El papa Francisco propone para el conjunto del planeta y sus sociedades un Desarrollo Humano Integral. Pide el Papa la oración de los creyentes ante tanta despreocupación por la casa común y sus criaturas, «los creyentes no podemos dejar de pedir a Dios por el avance positivo en las discusiones actuales, de manera que las generaciones futuras no sufran las consecuencias de imprudentes retardos». Es una llamada a los creyentes de todas las confesiones. El Papa nos delimita una ruta a partir del «desarrollo de una conciencia de origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos, imprescindibles para el cambio desde el respeto a la persona humana en cuanto a tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral». Esta es la base del Desarrollo Humano Integral, que emana de la Carta Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común. El papa Francisco ha instituido, el 17 de agosto de 2016, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, regulado por su propio Estatuto, impulsada por el Papa con la ayuda de un Consejo de Cardenales, para adaptar mejor el trabajo de la Santa Sede a las necesidades y el contexto actual del mundo y el planeta, tras el análisis realizado en la Carta Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común. El concepto de Dicasterio es utilizado por la Santa Sede para referirse a diversos organismos, que ayudan al Papa en el ejercicio de su ministerio al servicio de la Iglesia universal. Cada Dicasterio está gobernado por un cardenal prefecto o por un arzobispo presidente, asistidos de un secretario, con la colaboración de oficiales, y algunos consultores. El Papa ha nombrando Prefecto del Dicasterio al cardenal Peter K. A. Turkson, actual presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz. La presentación de esta nueva institución vaticana se realiza a través de una Carta Apostólica en forma de Motu Proprio del papa Francisco (Motu Proprio Humanam Progressionem). Recomendamos la lectura de dicha Carta, que se puede encontrar en vatican.com, donde aparece el contenido justificativo para la institución del Dicasterio. Manifiesta el papa Francisco en dicha Carta: «La Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio. Este desarrollo se lleva a cabo mediante el cuidado de los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación. En modo particular, este Dicasterio será competente en las cuestiones que se refieren a las migraciones, Se encarga, por tanto, de todo lo que se refiere a la justicia y la paz, las migraciones, la salud, las obras de caridad, el cuidado de la creación, y manifiesta su solicitud por los más necesitados, en el marco de la doctrina social de la Iglesia, que promueve los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura». Es necesario analizar las causas profundas y remotas de la situación actual para poder atisbar soluciones. El Evangelio de Jesús nos da pautas concretas basadas en el amor, la comprensión, el perdón y la acogida. El planeta y el mundo pasan por un grave momento, hay problemas locales, regionales y especialmente globales por el desarrollo de una geopolítica alejada de la solidaridad y el amor al planeta y sus criaturas. Un nuevo orden mundial debe ser instaurado, y el Desarrollo Humano Integral que defiende el papa Francisco es un camino que debemos considerar y, sobre todo, deben considerar los que tienen capacidad para cambiar la situación que vivimos hoy, una situación desgraciada para el presente y para el futuro de este planeta donde el sufrimiento en un mal globalizado que genera un odio difuso con graves e impredecibles consecuencias.