Un párroco adopta a Laika, una perra policía jubilada tras seis años de servicio

09 sep 2017 / 18:33 h - Actualizado: 10 sep 2017 / 09:04 h.
"Animales","Policía Nacional"
  • El cura Francisco con su perra Laika. / Europa Press
    El cura Francisco con su perra Laika. / Europa Press

Para Francisco no puede haber compañía mejor en casa que esta perra que, según cuenta es “muy dócil, muy cariñosa y tiene una educación y una disciplina extraordinaria”. “Es una bendición”, añade

Laika es una pastora alemana de seis años, los mismos que ha dedicado a pertenecer al cuerpo de la Policía Nacional como perro antiexplosivos. Ahora, tras su servicio, ha cambiado los escenarios policiales por la jubilación en la Serranía de Ronda, donde Francisco de Paula, el párroco de las iglesias malagueñas de Genalguacil, Algatocín, Benaluría y Jubrique y Benalauría, se ha llevado al animal tras haberlo adoptado a través de la asociación ‘Héroes de 4 patas’ para darle en los próximos años una vida de tranquilidad y cariño.

La perra se ha jubilado recientemente, el motivo de su retiro es un principio del Síndrome de la Cauda equina, algo que no impide que lleve una vida normal pero sí dificulta a su trabajo debido a que esto acarrea opresión de los nervios del final de la columna. Durante su etapa en la Policía, Laika ha participado en acontecimientos que forman parte de la historia, como la coronación de Felipe VI, donde ha demostrado su valía y su habilidad en la detección de explosivos.

En declaraciones a Europa Press, Francisco asegura estar “absolutamente encantado” con la perra, y es que parece que el destino ha unido a este párroco con Laika, aunque suene irónico por el nombre: “Al lado de una laica siempre tiene que haber un cura”, bromea. Para Francisco no puede haber compañía mejor en casa que esta perra que, según cuenta es “muy dócil, muy cariñosa y tiene una educación y una disciplina extraordinaria”. “Es una bendición”, añade el párroco, al tiempo que narra lo bien que se lleva con los niños del pueblo y cómo le “ayuda en catequesis”.

Poco a poco Laika y su dueño se van conociendo y el animal deberá ir cambiando los hábitos que desarrollaba en el trabajo por la tranquilidad que le ofrece su nuevo hogar. Ahora, la perra tiene un jardín para ella sola, una casita para dormir, plantar y juguetes con los que jugar y el párroco está convencido de que pronto dejará de ser para ella tan importante olerlo todo, tal y como hacía en acto de servicio, y se adaptará a su nuevo ambiente.

Francisco desconocía la asociación ‘Héroes de 4 patas’, que se dedica a unir a este tipo de perros con familias para que los animales disfruten de su jubilación, hasta que en la red social Twitter dio con un perro que buscaba hogar y preguntó por él. Este perro no era Laika, sino otro que ya había sido dado en adopción cuando el párroco se interesó, por lo que decidió esperar a encontrar otro compañero hasta que llegó la oportunidad de adoptar a Laika.

El párroco explica que en primer momento y, “lógicamente”, la asociación procedió a pedirle que cumplimentara un cuestionario con la pretensión de conocer sus cualidades y las características del entorno donde se alojaría al igual que de comprobar que el animal iba a estar en buenas manos: “Era importante rellenar el cuestionario rigurosamente porque sino es posible que el perro no se pueda adoptar a las características de la familia”, añade. De hecho, Francisco cuenta que, cuando decidió adoptar a Laika, miembros de la asociación se desplazaron hasta su casa para conocer dónde viviría y a día de hoy sigue manteniendo el contacto para saber de la perra.

Para Francisco, la labor de esta asociación es una “doble ayuda” porque no sólo se ayuda a un “héroe de cuatro patas” sino también ayuda al guía, que es la persona que enseña al perro todo lo que sabe, a cerciorarse de que el animal con el que ha trabajado tanto tiempo termina feliz y en un buen hogar. “Detrás de cada héroe de cuatro patas hay uno de dos”, explica el párroco poniendo en relieve el personal de las unidades caninas que conviven con estos perros para adiestrarles y hacer de ellos auténticos agentes.

LA ASOCIACION ‘HEROES DE 4 PATAS’

‘Héroes de 4 Patas’ es una organización sin ánimo de lucro que, desde el año 2015, persigue dar visibilidad a la labor de las Unidades Caninas de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad así como toda unidad o grupo que realice su labor con perros de trabajo. El objetivo prioritario, según manifiesta la organización, es “ofrecer una retirada digna y de calidad” a los perros de trabajo que abandonan el servicio por edad o pérdida de capacidades mediante la creación de una red de familias adoptantes.

Además, otra de sus pretensiones es dar a conocer la historia y la labor que realizan a diario los guías y perros de las Unidades Caninas. Los trabajos que realizan estos agentes tan especiales son tareas de detención irreemplazables, puesto que ninguna persona podría realizarlas con tal eficacia. La asociación destaca la importancia de que la sociedad “valore la labor incondicional e imprescindible de los perros de trabajo”.

Al año, las unidades caninas suelen dar retiro a alrededor de 50 perros, procediendo a reponer con otros 50 las plazas que se quedan libres. De todos los perros que se jubilan, la asociación da hogar a prácticamente todos. “Estos perros, que nos sirven de manera tan noble, se merecen que cuando acabe su vida útil puedan tener una buena vida”, asegura Alicia García, una de las representantes de la asociación ‘Héroes de 4 patas’

La vida laboral de uno de estos perros de trabajo oscila en torno a los ocho o nueve años, lo que significa que dedican prácticamente su juventud a prestar servicio, y es cuando sus facultades empiezan a mermar y/o no pueden desempeñar sus funciones, son jubilados. Otra de las causas del retiro es que perros jóvenes, tras ser adiestrados para colaborar con dichos cuerpos, finalmente carezcan de las aptitudes necesarias para el papel que deben desempeñar y sean rechazados para ese trabajo.

La labor de ‘Héroes de 4 patas’ es intentar crear una red a nivel nacional que cruce el destino de los perros jubilados con el de familias interesadas en adoptarlos y darles una buena vida en sus años de retiro. La organización presenta el proceso de adopción como “meticuloso” y centrado en encontrar personas solidarias y comprometidas que entiendan que estos perros, de edad avanzada en su mayoría, necesitan el calor de un hogar donde retirarse para vivir tranquilos y rodeados de cariño después una vida dedicada al trabajo. Para encontrar el binomio perfecto, el guía del propio perro, que es quién mejor conoce al animal, participa en el proceso de adopción para encontrar a la familia adecuada.

La organización se encarga de buscar hogar a perros que provengan de todas aquellas Unidades Caninas pertenecientes a cualquier Cuerpo o Entidad: Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tanto del Estado, como Autonómicas y Locales; Bomberos, Militares, Protección Civil, Seguridad Privada e incluso empresas de servicios caninos. La historia de Laika y Francisco es solo una más de todas los destinos que merecen estos perros de trabajo que dedican prácticamente toda su vida a velar por la seguridad de los ciudadanos.