Una autonomía que vale dos fiestas

Motivaciones. ¿Por qué es festivo el 28F y no el 4D? ¿Por qué el referéndum fue imposible y cómo se resolvió? ¿Hace falta más autogobierno en Andalucía en 2018?

28 feb 2018 / 06:57 h - Actualizado: 28 feb 2018 / 06:57 h.
"Cien años bajo una bandera"
  • A la izquierda, la histórica portada del 4 de diciembre de 1977 de El Correo de Andalucía. En el centro, vista parcial de la manifestación, multitudinaria, de Sevilla. A la derecha, arriba, Manuel García Caparrós, asesinado en Málaga el 4D. Y debajo de él, muestras de júbilo la noche del 28 de febrero de 1980, la del referéndum por la autonomía. / El Correo
    A la izquierda, la histórica portada del 4 de diciembre de 1977 de El Correo de Andalucía. En el centro, vista parcial de la manifestación, multitudinaria, de Sevilla. A la derecha, arriba, Manuel García Caparrós, asesinado en Málaga el 4D. Y debajo de él, muestras de júbilo la noche del 28 de febrero de 1980, la del referéndum por la autonomía. / El Correo
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Desde hace poco tiempo la propia Junta de Andalucía ha recuperado el 4 de diciembre como día señalado (ya que no festivo) para conmemorar la autonomía. Fue el día de las manifestaciones multitudinarias y del asesinato de Manuel García Caparrós, en 1977. ¿Por qué no es cada aniversario de esa movilización el Día de Andalucía?

1.- Manuel Clavero Arévalo

Manuel Clavero Arévalo era ministro de UCD en vísperas del referéndum de autonomía del 28 de febrero de 1980. Dimitió cuando Adolfo Suárez y su gabinete pidieron la abstención en la consulta, lo que por sus draconianas normas equivalía a votar «no».

«El 4D y el 28 F son dos fechas muy significativas para Andalucía. La primera fue el pueblo en la calle. La segunda, consecuencia de la anterior, el pueblo en las urnas. Y contra lo que se creía, un triunfo enorme, en todas las provincias. Nunca se ha hecho un referéndum como ese, con tales condiciones de ganar en todas las provincias por más del 50 por ciento del censo. Andalucía inició un camino diferente al resto de comunidades. Ninguna fue antes ni después por ese camino, y se le impuso un referéndum muy singular. ¿A quién se le ocurrió la pregunta y las condiciones? No lo sé. En todo caso, el Gobierno de entonces era contrario y recomendó la abstención, por lo que yo dimití. Y se ganó. Solo en Almería se quedó a décimas del 50 por ciento del censo. Hablé con Felipe González, con Alfonso Guerra, con Rafael Escuredo y los convencí para que hicieran leyes en las Cortes, a las que bastaba lo de Almería para que no concedieran la autonomía. Rojas Marcos intentó un consenso con Martín Villa que se perdió por un solo voto, y al final, Felipe González y Suárez formularon que si todos los diputados y senadores de Almería votaban «sí» se concedería la fórmula de máximo autogobierno. Me llamó luego González y me comentó que el Gobierno le había impuesto que yo no firmara esa fórmula. A mí no me importaba firmar o no firmar, sino que Andalucía tuviera la máxima autonomía. El 28F fue más trascendente que la otra fecha, que fue muy importante, porque la autonomía dependía más de las urnas que de la calle. Y a día de hoy, Andalucía tiene que luchar mucho. Tiene mucha población, en eso es importante. Pero no tiene una industria importante».

2.- Antonio Zoido

El director de la Bienal de Flamenco fue uno de los organizadores del 4D en Sevilla. «Que fuera festivo el 28F se decidió así en su día. No veo por qué debe serlo el 4D. ¿Porque se hizo la manifestación? Veo una falsa polémica y no entiendo la pregunta. Solo serviría para quitar fuerza a la celebración del 28F y no se celebrarían ni una ni otra. Además, la gente pasa olímpicamente de celebrar nada de esto. Sobre el proceso que llevó a la autonomía todo está en los libros. Lo que yo recuerdo es una gran movilización social, con todos los pueblos implicados, todos envueltos en banderas blancas y verdes, las casas, los árboles... y el draconiano requisito del 50 por ciento no de los votantes, sino del censo, y esa provincia de Almería con el censo desactualizado, con mucha gente que vivía en otras provincias... y aún así se llegó al 49 por ciento de síes sobre el censo. Una victoria tan contundente que quien llamaba días antes a la abstención ni se atrevió a hacerle frente. No había otra salida y tras cierto rifirrafe se logró la autonomía. Ese requisito del 50 por ciento, por cierto, estaba en la Constitución. Ahora, en 2018, lo fundamental no es pedir más autonomía, sino que se sepa cómo llevarla adelante. Se puede llevar a cabo un autogobierno real y los problemas de Andalucía no son por falta de autonomía, como la financiación autonómica. Eso sí, ningún partido se ha implicado en hacer del 28F un día de fiesta y reivindicación, que para mí es una gran fecha para salir a reclamar solución a estos problemas... pero es que al 1º de mayo le pasa igual. Las fuerzas políticas y sindicales no han sabido darles sentido».

3.- Isidoro Moreno

El antropólogo tuvo un papel muy activo en los años en los que se consiguió la autonomía y hoy defiende más autogobierno para Andalucía. «Durante varios años el Día de Andalucía fue el 4D. La Junta, que tiene el poder para cambiar estas cosas, decidió que fuera el 28F a partir de cierto momento. Y hubo incluso un año sin Día de Andalucía: se había celebrado el 4 de diciembre del año anterior, el 28 de febrero quedaba muy cerca y ya se esperó al siguiente 28 de febrero. Fue una decisión política cargada de simbolismo. El 28F no es explicable sin el 4D: es su consecuencia. Al año siguiente, en 1978, 11 partidos firmaron en Antequera (yo fui uno de los firmantes, por el PTA) el compromiso de iniciar la vía autonómica por el proceso más rápido. El 4D y el 28 F son fechas históricas que no se pueden disociar, pero se intentó por el partido que monopoliza el gobierno de la Junta desde hace 40 años, creo que con el objetivo de señalar que la milenaria Andalucía nació en las urnas en 1980, cuando emergió como nacionalidad el 4D, que también se ha reinventado desde una perspectiva de propaganda del régimen político asentado en Andalucía. Los soberanistas andaluces siguen celebrando el 4D como día nacional y el 28 F como día oficial. El 4D se reivindica en las calles, en los pueblos... hasta en Cataluña, para que Andalucía tenga instrumentos de autogobierno con los que abordar sus problemas y afirmar su dignidad como pueblo y no con el calificativo despectivo de región. El objetivo nunca fue la descentralización administrativa, sino disponer de instrumentos legales ante los mismos problemas que tenemos hoy: paro, migración; los mismos instrumentos legales que iban a lograr en Cataluña y el País Vasco: se sabía que sin ellos Andalucía iba a ser discriminada. De ahí la importancia del reconocimiento de Andalucía como nacionalidad, no son meras palabras. Y se utilizó un resquicio imposible de la Constitución, un camino tortuoso, el del artículo 151, que se pudo poner en marcha tras las elecciones municipales de 1979, aunque ante la falta de respuesta inicial favorable de los líderes preautonómicos socialistas el PTA se planteó el inicio del proceso autonómico de manera unilateral, como se dice hoy; per otras unos días de enfado de los otros partidos deciden sumarse y así casi todos los ayuntamientos se implican, se convoca el referéndum imposible, dimite Clavero –que se involucró personalmente con la autonomía– y comenzó una campaña popular y muy de calle por el «sí» para elaborar una «constitución andaluza», que llamamos Estatuto, con la radio, la TV y el partido del Gobierno pidiendo la abstención. Era delirante que el Gobierno que formalmente había convocado el referéndum proclamara «andaluz, este no es tu referéndum». Pero en Andalucía se consiguió algo imposible: un 60 por ciento de votos favorables sobre el censo: todos los que no habían votado, no habían podido votar o los errores administrativos, como los muertos que estaban en el censo. Varios días después se hizo una lectura flexible de la Constitución... porque cuando hay voluntad política da igual lo que diga cualquier texto y se dio por ganado en términos legales lo que se había ganado en términos populares. Un pacto UCD-PSOE consagró que Andalucía había ganado su derecho a la primera división... pero luego Andalucía nunca ha jugado en esa liga. Quien ha gobernado ha preferido que siga siempre a la cabeza de la segunda división, ya desde la redacción del Estatuto de Carmona. Celebramos 40 años de autogobierno muy bajo. Cualquier cosa se declara inconstitucional y ni la tierra, ni el modelo económico-productivo o la atención al desempleo se deciden en Andalucía. Los instrumentos que tenemos nos sirven para muy poco, salvo para visitas institucionales o recolectar votos. Andalucía está donde estaba hace 40 años en comparación con las demás autonomías. Vamos en el vagón de cola de todas las estadísticas, y cualquier estadística demuestra que el grado de autonomía es inferior del que necesitamos. Para el futuro no se puede repetir la historia. Hay que analizar qué ha pasado en estos 40 años y desarrollar la conciencia política para exigir los instrumentos que nos hacen falta. Los pueblos, como el andaluz, tienen derecho a exigirlos, frente a los límites del Estado y la recentralización que vivimos. Blas Infante hablaba de una República Andaluza en la Confederación Ibérica y quizá haya que volver a esos planteamientos y decidir libremente los ámbitos de soberanía en común: la soberanía no tiene por qué significar independencia. Y el uninacionalismo español es un mito. ¿Por qué el 28F es un día vacío fuera de las medallas, las recepciones oficiales y los actos elitistas? Porque para muchos su día es el 4D y desde la Junta no interesa que las calles se llenen de reivindicaciones.

4.- Mercedes de Pablos

La directora del Centro de Estudios Andaluces intenta dar perspectiva histórica científica al proceso autonómico. «El 4D y el 28F son dos caras de la misma moneda, es el triunfo que había pedido la calle y también los Ayuntamientos, ante UCD, que creía solo en tres autonomías históricas. En el Museo de la Autonomía se explican así las dos fechas, con la manifestación reprimida en Málaga, la silueta de García Caparrós e inmediatamente después las urnas, porque están relacionadas. El 4D trae un símbolo, el 28F su concreción en un referéndum sin presupuesto, sin instituciones, en condiciones muy duras, antidemocráticas, con los censos adulterados, de los años 60, en los que contaban muchos muertos como votantes (de ahí la pintada: «Suárez, tus muertos han votado»). Y de ese atolladero se sale por la negociación, por la política. Este año se cumplen 40 del Pacto de Antequera, que firman desde los chinos [un partido maoísta] hasta AP [Alianza Popular, antecesora del PP, entonces con vínculos evidentes con el franquismo final], promovido por el presidente preautonómico Plácido Fernández Viagas. La política supuso un trabajo muy minucioso, aunque menos espectacular que las movilizaciones, aunque se fractura cuando la UCD se cae de esa aspiración. La derecha andaluza aún está lastrada, aunque sus dirigentes no hubieran ni nacido en 1980, al boicotear el Gobierno su propia Ley de Referéndum desde el enunciado de la pregunta, que era cono la letra pequeña de un contrato: «¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?». El presidente preautonómico Rafael Escuredo se pone el huelga de hambre. Las reivindicaciones de la Transición iban juntas: libertad, amnistía y estatuto de autonomía. Y Andalucía no fue considerada comunidad histórica por poco: su estatuto entró en las cortes en julio de 1936, pero la Guerra Civil cortó el proceso. Es muy destacado también el papel de Clavero, y su dimisión. Con la autonomía se completa el espíritu de la Transición en Andalucía, construyendo democracia entre partidos discrepantes. Además, Andalucía es fundamental para entender el mapa autonómico actual. Sin ella, habría hoy una España a dos velocidades, que era una idea que se hubiera consumado. Hoy no habría que derribar nada, aunque hay una inminente reforma constitucional. En el Foro por el Federalismo de hace tres años académicos de todas las sensibilidades llegaron a la conclusión de que la Constitución ha llegado a su límite y es el momento de redefinir España. Andalucía ya no va a asistir como un convidado de piedra frente a otras autonomías que hacen más ruido. La soberanía popular será la que decida si se llega a ese horizonte federal y en eso poco importa mi opinión».

5.- Ana Martínez

Esta abogada de 24 años es coautora del libro ¿Es preciso amarla? A 40 años del 4D. No había nacido ni en la Expo, pero su idea de Andalucía sobrevivirá a la de quienes protagonizaron el 28F. «Mi opinión personal es que tras la celebración de hoy en lugar del 4D hay un interés político. El 28F refleja el fin del proceso de 1977, pero también lo descafeína. Por ejemplo, durante años se olvida la figura de Manuel García Caparrós, que se recupera en los últimos tiempos. No solo hubo un referéndum importante. Tampoco hay que renegar del 4D. Sobre los avatares de la consulta se ha escrito mucho. Lo que yo percibo es que en paralelo en esos años se produce una auge y un revivir de la cultura andaluza, de la música: desde el flamenco, que se toma en serio, al rock andaluz. Y todo eso vino acompañado de la lucha por los derechos de Andalucía. Todavía no se ha recordado el papel que tuvieron los Ayuntamientos: para poder iniciar el referéndum tuvieron que pedirlo tres de cada cuatro Consistorios. La bandera blanca y verde se identifica con derechos sociales y políticos de jornaleros y de asociaciones de vecinos, con el miedo que se estaba rompiendo y con las ansias de libertad. El Pacto de Antequera, que precede por días a la Constitución, obligó a los partidos políticos a llegar hasta el final, a ponerse de acuerdo para que el proceso fuera el más rápido posible. Los partido minoritarios forzaron en ese sentido al PSOE y a la UCD y se demostró que con voluntad social se puede cambiar la voluntad política. Y el 28F cambió nuestro destino y el del resto de España, pese a las trabas cono los censos desvirtuados o la dureza de las disposiciones legales de la consulta, o la Loapa (Ley Orgánica Armonizadora del Proceso Autonómico) que vino después, cuando los partidos vieron que los superaban las causas sociales y populares. Hoy seguimos a la cabeza de los rankings de exclusión y pobreza y la libertad acompañada de la igualdad es una de las cosas que simboliza la bandera andaluza blanca y verde, que por otra parte es una vacuna para que no se construya una sociedad excluyendo a nadie. A partir de ahora creo que hay que pedir, si las mayores empresas tributan fuera de Andalucía, una hacienda propia, un nuevo modelo productivo, no ser la huerta y el balneario de Europa; y ver qué imagen damos de nuestras cultura y artes: que hemos estado a la vanguardia en esos terrenos... Algo está fallando si los cinco barrios más pobres de España son andaluces. Movimientos como los de Linares [manifestaciones por la falta de empleo u oportunidades en 2017] o Algeciras no son mareas municipales, sino por el desempleo endémico en Andalucía».

6.- Pablo Alías

Con 23 años, ha participado en el documental García Caparrós, Memoria de nuestra lucha. «El 28F tiene una base histórica. Se celebra aunque su institucionalización difumina el significado de un movimiento pacífico en la calle. En el 28F a todos nos han puesto a tocar el himno con flauta y el 4D sigue siendo más reivindicativo que identitario. Con el documental he aprendido que sigue habiendo mucho interés por que se investigue qué pasó con Caparrós y con otros asesinatos en la Transición, aunque lamento que muy poca gente joven es la que se interesa. Otro Caparrós que no conoce nadie fue Javier Verdejo, tiroteado por la policía en Jaén mientras pintaba «Pan y trabajo» a principios de los 80. No pudo terminar la frase. Con el 28F Andalucía consigue un proceso constituyente, pero parece que fue una concesión. Un nuevo 4D no sería lo mismo. Lo de 1977 fue transversal: gente de todas las edades y todas las ideologías con un deseo real de transformar Andalucía, no de recibir una concesión. De caminar sin miedo.