El título de esta columna es el mismo de la operación de limpieza celebrada el pasado jueves, 5 de julio, en la playa onubense de Matalascañas, con la participación de voluntarios de la Asociación Guías de Doñana, Sociedad Española de Ornitología y Asociación Parque Dunar de Matalascañas, así como de personas que se sumaron al evento sobre la marcha.
La iniciativa, organizada por Canal Sur con el patrocinio de Heineken y la colaboración del Ayuntamiento de Almonte y la Consejería de Medio Ambiente, sirvió para tocar con las manos el resultado de la contaminación del mar y analizar en la asamblea donde se hizo balance de lo recogido la gravedad del problema de los micropartículas de plásticos y la urgencia del compromiso personal en el cuidado del planeta.
Civismo y responsabilidad social son los ejes de la respuesta individual y colectiva para que el comportamiento de personas y entidades no deje huella en la Madre Tierra. Asociaciones como www.asociacionparquedunar.org/es/ que trabaja por la dinamización de Matalascañas, la recuperación del Parque Dunar y la reapertura del Museo del Mundo Marino, cerrado y vandalizado desde hace varios años, son ejemplos de buenas prácticas a tener en cuenta.
Porque el reto más acuciante es incorporar a las buenas causas a la gente que no se compromete, que no se implica, que va a su bola y que pasa de la comunidad. ¿Se imaginan lo eficaz que sería que todas las familias que van a la playa en verano, llevaran cada día una bolsa para los residuos que generan y los que se encuentren en sus paseos por la orilla del mar? Pues esta fue una de las propuestas que se compartieron el jueves entre los participantes en la batida de limpieza en Matalascañas.
Las soluciones a los problemas no son caras, pero requieren de dosis elevadas de sensatez y buena voluntad para atajarlos y evitar que se conviertan en catástrofes. Este verano, recuerde el consejo: «Cuida tu playa, ¡no dejes huella!