Adiós a Steve Kahn, la mirada memoriosa del flamenco

El fotógrafo californiano falleció ayer a los 75 años de edad

02 feb 2018 / 20:18 h - Actualizado: 02 feb 2018 / 21:37 h.
"Flamenco"
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No deja de resultar llamativo que buena parte de la memoria flamenca gráfica y sonora de los años 60 y 70 se la debamos a gente que vino de fuera. Del destino del archivo de Moreen Sondra Silver, probablemente olvidado en Madrid tras su muerte, poco sabemos. El legado de Gilles Larrain está en cambio mejor divulgado, y en el panteón de los grandes aficionados figuran ya para siempre nombres como el de Donn Pohren, María Silver y Chris Carnes, Danny Seymour, o Steve Kahn. La desaparición de éste último ayer, ha sido recibida en el mundo de lo jondo con colores de luto, pues además de su prestigio como fotógrafo documentalista contaba con la simpatía de cuantos le conocieron.

Californiano de 1943, afincado en Nueva York y volcado en la fotografía empresarial, su vida dio un vuelco cuando descubrió el flamenco en un viaje a Morón de la Frontera en 1967, adonde le llevó sus estudios de Física y su interés por la guitarra. Allí tomó innumerables instantáneas de los cantaores, guitarristas y bailaores del momento, y fue extendiendo su curiosidad a otros fértiles rincones de la geografía sevillana.

Así, Steve Kahn llega a La Cuadra de Paco Lira, en el último de sus emplazamientos –la calle Santo Domingo de la Calzada– a finales de los años 60, de la mano de Chris Carnes, más conocido como Cristóbal El Americano, californiano como él, guitarrista y buen aficionado al flamenco, alumno de Diego de El Gastor; y Moreen Sondra Silver, rebautizada como María La Marrura por don Antonio Mairena, porque quiso ser cantaora, y cantar, cosa de veras imposible, la seguiriya de Diego López El Marruro... “Steve Kahn”, recuerda Pisco Lira, “era gente abierta a la aventura, y buen navegante, aunque le costará la vida, y llega a Sevilla de la mano de Chris y Moreen, y en amistad con Paco Lira, se adentra en el flamenco de aquellos años. En La Cuadra, le recuerdo discreto y atento a los distintos ambientes flamencos que tuvieran lugar. Su elegancia estará siempre unida a las muchas noches cabales, por inolvidables, junto a Juan Talega, Antonio Mairena, Manolito de María, Fernandillo de Morón, Diego de El Gastor, y otros muchos que ahora injustamente olvido. Flamencos de Morón, Alcalá, Utrera, Lebrija, y que fueron retratados, una vez y para siempre, por el vivimirar de Steve Kahn, mientras Chris y Moreen, registraban en aquellos viejos nagnetófonos UER, los ‘sonidos negros’ de aquellos, por siempre, saludables flamencos”.

“Esos años son de una gran frescura en todos los sentidos”, prosigue Lira. “La obra fotográfica de Steve Kahn pudo hacerse a medias entre La Cuadra y la finca de Pohren, en Morón de la Frontera... En esa finca se celebraban cinco fiestas semanales para las que se contrataba a artistas de la talla de Juan Talega, Perrate, Fernanda y Bernarda de Utrera, Anzonini del Puerto, Fernandillo de Morón, Antonio Mairena, Joselero, Andorrano, Dieguito, el hijo de Joselero, Agustín Ríos, Paco, Juan y, sobre todo, Diego de El Gastor”.

Cabe recordar que Cajasol dedicó una amplia muestra a Kahn en 2009, bajo el título Flamenco Project: una ventana a la visión extranjera 1960 – 1985, que él mismo comisarió. “Al finalizar la exposición, cuyo costo adelantó de su bolsillo, el mismo día de la clausura Kahn donó todo aquel archivo a Morón. Es un gesto que le honra, porque era una forma de devolver al pueblo parte de lo que le habían dado”, afirma Miguel Ángel Vargas. “Recuerdo bien cuando fuimos a la casa de Curro Malena a darle una copia de una foto de su padre que Kahn le hizo en los años sesenta. Ha sido sido un orgullo conocerle y tenerle como amigo”.

En 2015, el Festival Flamenco de Morón rindió homenaje al fotógrafo. “Nos cedió la foto para que fuese cartel del Festival”, evoca Fernando González Caballos, director del certamen. “Nos ha regalado para la historia la fotografía de una época dorada del flamenco. El arte y los artistas de Morón, Utrera, Alcalá, Lebrija y Jerez disfrutando de esa grandísima cultura en su hábitat natural”.

El comisario Fran G. Matute, que incluyó la obra de Kahn en la exposición Días de viejo color que se exhibe estos días en el Museo de la Autonomía, explica que “Probablemente sea Steve Kahn el más relevante de los muchos norteamericanos que pasaron por Morón de la Frontera a lo largo de la segunda mitad de la década de 1960, a la búsqueda todos ellos de la figura de Diego del Gastor, a quien la mayoría había conocido (aunque, casi con total seguridad, no escuchado) gracias al libro The art of flamenco (1962) de Donn E. Pohren. Fue Kahn quien mejor captó con su cámara la vida sencilla de los habitantes del pueblo, así como la intensidad y pureza de aquellas hoy míticas juergas flamencas, muchas de las cuales también registró con su grabadora. Lo sorprendente del caso es que, como fotógrafo, Steve Kahn siempre se consideró un amateur. Sin embargo, su retrato de Diego del Gastor en Casa Pepe me parece una obra maestra”.