Este año se cumplen cuatrocientos de la muerte de Alonso Lobo, uno de los más ilustres músicos del Renacimiento español que tuvieron su escuela y casa en Sevilla. Osuna, su ciudad natal, se está volcando en conciertos y homenajes al compositor, pero la suerte ha querido que la fecha exacta de su defunción coincidiera con la celebración del FeMÀS, por lo que estaba cantado rendir el mayor tributo a su genio compositivo aquí, el mismo día de la efemérides y en la misma Catedral en la que estuvo a cargo del Coro de Niños, fue discípulo y asistente de Francisco Guerrero, y maestro de capilla en su ausencia. La ocasión quiso además contar con tres partituras que salen ahora a la luz después de siglos prisioneras en los archivos catedralicios, y que los musicólogos Herminio González Barrionuevo, actual maestro de capilla del templo hispalense, e Israel Sánchez, profesor del Conservatorio Manuel Castillo, han rescatado del olvido.
La música de Lobo sonó de nuevo en la Catedral, con prólogo de su maestro y mentor Francisco Guerrero, y epílogo de su contemporáneo Cristóbal de Morales. Sólo faltó Tomás Luis de Victoria para completar el triángulo de oro de la composición musical española de la época, si bien éste consideraba a Lobo como un músico a su altura, por lo que quizás tendríamos que hablar de cuatro vértices de un polígono. Lo cierto es que no fue la interpretación del coro Bach Accademia la mejor forma de exponer a la luz la a menudo excelsa música del homenajeado. Su director, Nacho Rodríguez, aún reciente el sensacional regusto que nos dejó con su concierto del domingo al frente de Los Afectos Diversos, acertó en el programa y la participación de ministriles, órgano y arpa. Siempre se ha dicho que la música que se conserva de Lobo es vocal, y así se ha interpretado y grabado habitualmente, pero no cabe duda de que los estudios recientes corroboran el uso de sacabuches, cornetas y chirimías en la interpretación de estas páginas. Además contribuyeron a reforzar el cuerpo y el color de un coro que, por nutrido y por la disparidad de disciplina y talento entre sus integrantes, sonó de forma irregular. Emisiones no muy limpias, entradas tímidas e inseguras, una sección de sopranos que a menudo sacaban toda su artillería eclipsando al resto, malograron en parte la emocionante solemnidad y la sobriedad que caracteriza esta música litúrgica.
Que la Misa Maria Magdalene se ofreciera alternándose con los himnos encontrados y la sublime Versa est in luctum, fue un acierto, pero se tenía que haber respetado su unidad, interrumpida por los aplausos inoportunos de costumbre, si bien satisface comprobar que siempre hay públicos nuevos. El buen talante de Rodríguez lo sobrellevó con educación y amabilidad, e incluso llegó a aprovechar estas interrupciones para dar alguna ilustrativa explicación. Al final, una interesante recreación del Emendemus in melius de Morales, concebido para el Miércoles de Ceniza, con un rotundo efecto teatral protagonizado por un friso de voces seleccionadas para invocar el Polvo eres, puso punto y final a una cita perfecta para ir saludando a la Semana Santa en sus vísperas.
BACH ACCADEMIA ***
FeMÀS 2017. Bach Accademia. Nacho Rodríguez, dirección. Programa: Maria Magdalena, de Guerrero; 3 Himnos, Misa Maria Magdalene, y Versa est in luctum, de Lobo; Emendemus in melius, de Morales. Santa Iglesia Catedral, miércoles 5 de abril de 2017