Una obra multidisciplinar en torno a la correspondencia entre el filósofo Günther Anders y Claude Eztherly, quien participó en el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial. Es lo que nos propone Laguilda Obscénica con esta obra, creada expresamente para ser estrenada en el Monasterio de San Isidoro del Campo en el marco del festival de Itálica.
En ese sentido lo primero que llama la atención es la poca interacción del espectáculo con el espacio, un hermoso patio renacentista cuya belleza se contamina con una gran pantalla situada al fondo que conforma toda la escenografía. Su función es proyectar un audiovisual que combina imágenes históricas documentales con algunos efectos audiovisuales y una suerte de performance grabada que intenta representar la brutal destrucción y devastación que produjo la bomba atómica, aunque se ciñe a un símbolo bastante manido que no aporta nada interesante, y a cambio altera el ritmo hasta impedir que la danza alcance el clímax que, justo antes de la proyección, comenzaba a alcanzar.
La música entabla un diálogo entre el flamenco y el rock tan arriesgado como interesante, aunque abusa de la batería en algunos momentos. No obstante, cabe destacar la pasión y el desgarro que Juan Murube imprime a su cante, así como la versatilidad y el virtuosismo de Fernando María al toque. Por su parte, María Cabeza de Vaca nos brinda algunas figuras colmadas de donosura y limpieza técnica, aunque su danza resulta un tanto reiterativa y en general cede el protagonismo a su compañero, el bailaor flamenco José María Maldonado, que se luce bailando por seguiriyas.
Offlimits**
Lugar: Festival Itálica, Monasterio S. Isidoro del Campo 9 de julio
Compañía: Laguilda Obscénica
Dirección: Kike López de Haro
Músicos: Fernando María, Juan Murube, Isa Rodríguez
Bailarines: María M. Cabeza de Vaca, José María Maldonado