«Cada vez tengo más ganas de apagar el ordenador»

Tras el éxito de ‘La sabiduría del califa’ y ‘Brujarella’, Iban Barrenetxea prepara nuevo libro para Navidad bajo la premisa de hacer sólo lo que le gustaría leer

01 mar 2016 / 14:39 h - Actualizado: 01 mar 2016 / 20:22 h.
"'Más que palabras'"
  • Ilustración de ‘Brujarella’, de A buen paso, una de sus más bellas obras, repleta de humor y de originalidad, para la que se promete una nueva entrega.
    Ilustración de ‘Brujarella’, de A buen paso, una de sus más bellas obras, repleta de humor y de originalidad, para la que se promete una nueva entrega.
  • Portada de ‘La sabiduría del Califa’, de Edelvives.
    Portada de ‘La sabiduría del Califa’, de Edelvives.
  • El autor Iban Barrenetxea.
    El autor Iban Barrenetxea.

Sería interesante saber en qué estaba pensando Iban Barrenetxea cuando decidió meterse a artista (porque a artista uno se mete, como a periodista o a monja). A su favor estaban las manías, claro, que todo creador ha de tener. En su caso, la de comprar libretas y libretas, a cual más preciosa, que se niega a usar por pena. Pero en contra había muchas más, solo hace falta echarle un vistazo a España para darse cuenta de cómo se remunera aquí –en sentido literal, figurado, alegórico y metafísico– la creatividad. «La clave para superar la fobia a mancillar libretas me la dio un ilustrador salmantino: Olvídate de las libretas bonitas y empieza utilizando cuadernos cutres en los que no te duela emborronar y arrancar páginas. ¡Cualquier día lo hago!», explica el ilustrador vasco. «Lo de meterme a artista... supongo que como todos, lo hice por la fama y el dinero. Es broma, la verdad es que nunca he tenido la sensación de haberme metido en ello, ha sido algo que ha venido conmigo desde siempre, aunque más que un artista me considero un contador de historias». Ya podrá, ya: aún sigue calentito en las librerías su éxito La sabiduría del califa (Edelvives), y en el currículum lleva Brujarella (Thule), Bombástica Naturalis y El único y verdadero rey del bosque (ambos con la editorial A buen paso), La liga de los pelirrojos (Anaya)...

Sus ilustraciones fascinante recuerdan dos expresiones artísticas de una grandísima personalidad: la pintura flamenca y las sombras chinescas. Con ambas comparte un hieratismo misterioso, un concepto tan elegante del detalle y una atmósfera exótica y teatral que dan la sensación de que ahí se esconde un secreto. «Pues sí, me gusta mucho la pintura flamenca del siglo XV, la teatralidad y la pureza de lineas de las escenas de Van der Weyden, Van Eyck, Dieric Bouts, etc... En realidad para mí la clave está en esa teatralidad; me fascina la capacidad narrativa y emocional que logran simplemente con el gesto congelado. Creo que una de las cosas que más me han marcado como ilustrador fue la primera vez que visité el British Museum de Londres. En el arte antiguo (los relieves asirios, etc.) muchas veces encuentro esas formas narrativas que busco para mi trabajo. Tal como he dicho me considero sobre todo un contador de historias. Para mí casi todo el peso recae sobre los personajes, así que también adoro a los grandes retratistas que no solo son capaces de representar los rasgos sino la propia personalidad del retratado: Van Dyck, Ingres, Singer Sargent...»

«Ante todo, lo que quiero es contar historias; si es posible, que sean buenas historias. Y si es posible, que estén bien contadas», prosigue Iban. «El resultado casi siempre es una obra que se cataloga como libro infantil, pero para mí esa obra antes que infantil es libro y como tal tiene que encontrar a sus lectores, tengan la edad que tengan. Es imposible que mis libros gusten a todos los niños de una determinada edad, igual que no hay un solo libro que guste por igual a todos los adultos. Me gusta pensar que mis libros puedan crecer al mismo tiempo que los lectores. Me tomo muy en serio lo que hago, así que claro que rechazo proyectos. Solo quiero hacer libros que me gustaría leer. Por supuesto también he cometido muchos errores por el camino y he realizado trabajos de los que me arrepiento. Pero bueno, sigo aprendiendo».

El proceso que sigue este artista es enteramente digital. «De momento para mí es el medio más adecuado que he encontrado para materializar las imágenes que tengo en la mente. La mayor ventaja son las posibilidades infinitas de trabajar el detalle. Alguno de mis libros me han llevado un año de trabajo, así que desde luego la rapidez no es una ventaja. Esa ventaja del retoque también puede ser su mayor inconveniente, ya que uno puede volverse loco buscando una perfección que es imposible. En realidad mi forma de pintar es muy parecida a pintar sobre un lienzo, solo que lo hago por medio de una tableta gráfica en la pantalla del ordenador. Pero cada vez tengo más ganas de apagar el ordenador y crear algo más espontáneo simplemente con un lápiz. Ya veremos...»

¿Alguien ha mencionado la palabra locura? «Cuando antes he respondido que me dedicaba a esto por el dinero y la fama, lo decía precisamente por lo maltratada que está la profesión. Salvo rarísimas excepciones resulta prácticamente imposible vivir ilustrando libros. Por supuesto en otros países la situación es mejor. Pero bueno, nadie nos obliga a dedicarnos a esto».

«Desde luego no creo que el hecho de ejercer una profesión artística nos conceda una autoridad especial para aleccionar a nadie», afirma, cuando se le pregunta por el activismo social de los artistas. «Lo que sí nos concede es el privilegio de llegar a más personas, y ello conlleva cierta responsabilidad. Los libros son importantes para mí, y por eso me tomo muy, muy en serio esa responsabilidad. Para mí no hay nada más provocador que hacer libros en los que el lector tenga que pensar por sí mismo en lugar de crear libros de valores masticados y digeridos. Quiero hacer libros que lleven al lector a querer ir a por más libros. Por lo demás, prefiero el ejemplo que dan los buenos maestros de escuela o el de las personas que cuidan enfermos que el de cualquier artista pensador.

A sus 43 años, Iban Barrenetxea anda «metido de lleno en varias portadas, un dibujo para un puzzle... cosas sueltas. Pero también estoy trabajando en un nuevo cuento para la editorial A buen paso que si todo va bien saldrá en Navidad y le estoy dando vueltas a una segunda novela de Brujarella». No lo tiene apuntado en una libreta por no ensuciarla. Pero dicho queda.