Cuando toda la temporada parecía acabada y sólo parecía quedar el refrescante refugio de las Noches del Alcázar, Juventudes Musicales sorprendió atrayendo al Coro de la Escuela Yarm al noreste de Inglaterra, de gira veraniega por el sur de España (al día siguiente actuarían en Granada) y Portugal (Batalha y Lisboa son los dos emblemáticos lugares lusos que les esperan), en la que es sin duda una experiencia muy enriquecedora para esta juventud que empieza a vivir y a encarar su responsabilidad en la vida y la sociedad. Unas obligaciones para las que este colegio de vocación religiosa enmarcada en la Iglesia de Inglaterra les prepara a conciencia no sólo en materias indiscutiblemente académicas, sino en otras disciplinas tan relevantes para su desarrollo personal como el deporte y la música.

Acabo de volver de unos placenteros días en ese país y he vuelto a constatar la importancia que en esas tierras tiene una buena educación musical, rubricada en un concierto al que asistí en el Queen Elizabeth Hall del Southbank londinense, donde un coro de casi cien niños provenientes de dos escuelas distintas acompañó al Crouch End Festival Chorus en una numerosísima interpretación de Carmina Burana de Orff con acompañamiento de dos pianos y percusión. A pesar de su corta vida como institución académica, el Coro de Yarm tiene ya un consagrado prestigio y un repertorio variado que les ha llevado a competiciones de alto nivel y conciertos de contrastada popularidad, especialmente de contenido navideño. En Sevilla afrontaron un variado programa de raíz fundamentalmente religiosa con connotaciones modernas, melódicas y profundamente armónicas y líricas, del que salieron airosos y triunfadores.

Como si de un campamento veraniego se tratara, una selecta representación del numeroso coro experimenta así la sensación de abrirse al mundo, viajar y conocer lo que hay más allá de sus rutinas. Con el aplicado y muy melódico acompañamiento del joven Rob Williams al teclado, el coro desplegó bajo la entusiasta dirección de su profesora Katie Staggs, piezas en las que brillaron las voces blancas pero también las ya definidas en tesitura de los componentes de mayor edad, en torno a los dieciocho años, que lograron con una exquisita combinación de voces y registros un resultado balsámico, algunas de ellas con mucho talento y magnífica condición, y todas juntas superando niveles de considerable dificultad en cuanto a contrapunto y armonía. De los aires minimalistas de Karl Jenkins pasaron al clasicismo de la Misa alemana de Schubert, los cantos renacentistas en perfecto estilo de Orlando Lassus, Mateo Flecha el Viejo (un impagable Riu, Riu, Chiu) o unas idiomáticas Danzas campestres, con peajes en melodías románticas de Moses Hogan o Dan Forrest y el góspel Didn’t My Lord Deliver Daniel, logrando siempre la estética adecuada a cada pieza. Así hasta llegar a un envolvente, mágico y atmosférico final en el que desplegados alrededor del público entonaron Eternity de Michael Bojensen y nos sumergieron en un remanso de paz.

CORO YARM SCHOOL ***

Concierto extraordinario de Juventudes Musicales de Sevilla. Coro Yarm School. Katie Staggs, directora. Programa: Piezas de Jenkins, Gilkyson, Hogan, Schubert, Whiteacre, Ravenscroft, Lasso, Rachmaninov, Flecha, Dolinski, Forrest, Smallwood y Bojensen. Iglesia del Hospital de la Caridad, jueves 12 de julio de 2018