Chueca resucita en Sevilla

«La obra es divertidísima», dice Javier Sánchez-Rivas entre risas. «Es un sainete del maestro Chueca con libreto de Miguel Ramos Carrión y trata de un décimo de lotería que le toca a un inquilino de un hostal de Madrid que quiere casarse con la hija de la dueña, y el décimo está en un chaleco blanco que se lo llevan, en teoría, las lavanderas al río Manzanares, y se pasan toda la obra buscando el chaleco. Divertidísima. Además, la música es muy bonita». Se trata, como se deduce de la trama, de El chaleco blanco, el nuevo puñetazo en la mesa de la Compañía Sevillana de Zarzuela en su tarea de recuperar el género con todo su esplendor. Rescatada del olvido a sus 128 años –una de las labores esenciales de la institución es recuperar este patrimonio musical y los enseres históricos que le son propios: decorados, vestuarios antiguos...–, se representará en el Espacio Turina los días 23 y 24 de este mes, a las 17.30 y 20.30 horas.

Aparte de que, como indica el responsable de la compañía, será la primera vez que se escenifique en Sevilla, el acontecimiento trae otro estreno añadido: «un telón de fondo que perteneció a la legendaria maestra María Dolores Marco y que le compramos en noviembre a su hija. Ya ha sido restaurado y se utilizará para esta función», quinto título de la temporada sevillana de zarzuela tras los éxitos obtenidos con Los claveles, La del Soto del Parral, el III Concierto Sinfónico de Navidad y La Dolorosa, y antes de cerrar el curso en junio con la interpretación de La Revoltosa. Como en esos casos anteriores, «se cumplirá otro importante objetivo estatutario de la entidad», al dedicar parte de la recaudación a la Fundación de Niños Sordos-Ciego de Salteras (Apascide). Y no solo se recupera la obra, sino toda ella. Como explica Javier Sánchez-Rivas, «las ediciones sonoras que se han hecho posteriormente de la música no recogen la obra completa», mientras que ellos la van a ofrecer «tal y como se estrenó».

Su balance de la temporada es «increíblemente positivo»: gente a espuertas, colas en las taquillas, «llenazo un fin de semana entero en el Lope de Vega»... y al mismo tiempo, recuperando ese otro patrimonio histórico que estaba a tres días de perderse y que son las escenografías y los trajes antiguos que se conservan y que ellos adquieren, restauran y usan. «El público de Sevilla quiere zarzuela, es una realidad. Mientras que en Madrid el Teatro Campoamor va en merma cada día más con un rescate que tiene apenas dos funciones, aquí en Sevilla los rescates que nosotros estamos haciendo están teniendo al menos tres. Es decir, les estamos ganando el pulso. Sevilla se está convirtiendo en capital y referencia nacional de la zarzuela, y en ello estamos».