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Imagen de archivo de una cola de ciudadanos aguardando su turno en la entrada del Museo de Bellas Artes de Sevilla. / Antonio Acedo
Cuando el impagable Francisco Ibáñez dibujaba algún museo en sus tebeos de Mortadelo, invariablemente le ponía por ahí unas telarañas o un gato subiendo la escalinata. Eran sus únicos visitantes. Las cosas cambian, claro, y hoy parece que están de moda: según explicaron ayer el delegado de Cultura de Sevilla, José Manuel Girela, y la directora del Bellas Artes, Valme Muñoz, aparte de la salvajada alcista de visitantes que ha experimentado la pinacoteca gracias al Año Murillo (335.266 solo en 2017), en el conjunto de estas instituciones sevillanas el aumento de público es de «alrededor del 15 por ciento» semestral. Con este optimismo –matizado por la recalcitrante falta de respuesta del Gobierno a las angustiosas necesidades de Sevilla en la materia–, ambos responsables presentaron este martes las actividades previstas en la capital y la provincia para el próximo fin de semana con motivo precisamente del Día Internacional de los Museos, que se celebra el viernes pero que extenderá su radio desde hoy hasta el domingo. No serán muchas, pero tendrán su gracia como dinamizadores del asunto y como anzuelo metafórico en ese proceloso mar de la cultura de masas que pide a gritos diversión todo el tiempo.
Una de las cosas más curiosas es el combate de gladiadores que va a haber en Itálica –mejor dicho, en el teatro, no en el anfiteatro, al que no se puede pasar porque están grabando otra vez Juego de tronos–. Será el sábado a las 11 de la mañana, y la actividad lleva por título Gladius de Itálica. Son talleres para el público en general mediante los cuales se pretende mostrar a la concurrencia cómo se las gastaban aquellos bestiajos en la arena de los cosos romanos. Y, en particular, en esta villa del Imperio, donde también había bastante afición a ver correr la sangre ajena, a lo que se ve. Pues bien, esta actividad durará 45 minutos y hay 750 plazas disponibles que se pueden reservar –hasta un máximo de cuatro por solicitante– en la web http://lajunta.es/13sd0, a partir de las 11 de la mañana de este miércoles. Los que lleguen después de cubierto el cupo se encontrarán el pulgar apuntando para abajo.
Otra de romanos, esta vez en el conjunto arqueológico de Carmona y con el objetivo puesto en los juegos infantiles, que –quiérase que no– siempre resultan a priori algo menos peligrosos en teoría que los combates a muerte de antaño entre reciarios y mirmillones. Por lo que explica la Junta, en esta otra cita, que será el domingo a las 11.30 y que durará dos horas, los asistentes formarán equipos que competirán entre sí en varias pruebas, tanto en juegos de calle de habilidad y puntería como en otros de mesa. Además, podrán confeccionar su propio dado y su tablero de juego portátil y se incluirá una ficha didáctica con las reglas de los juegos. Mientras tanto, los adultos que vayan acompañando a los chiquillos podrán apuntarse a una visita teatralizada por la Necrópolis y el museo. Pero, como en el caso anterior, es imprescindible apuntarse antes. La cosa va a estar peleada, porque la actividad está prevista para treinta niños, así que hay que aligerar: el teléfono para inscribirse –tanto los chicos como los mayores– es el 600143632.
La visita teatralizada, por cierto, estará dirigida por los personajes históricos de Jorge Bonsor y Juan Fernández López, que fueron los promotores de la apertura al público, el 24 de mayo de 1885, del yacimiento arqueológico musealizado, cosa que sucedía por primera vez en España, según recuerdan desde la Delegación de Cultura de la Junta. Los actores que los encarnen serán quienes hagan de maestros de ceremonias de ese recorrido especial por el presente y por la historia de tan singular espacio.
Ya en la capital, el Museo Arqueológico ha preparado dos atracciones, ambas para el público general. La primera de ellas se puede disfrutar ya desde este miércoles, así como el jueves y el viernes. Dura dos horas, ofrece veinte plazas por sesión y se llama Memorias en barro. Es un taller de cerámica prehistórica, el mismo que se viene organizando desde hace años en este recinto y que consiste en reproducir las piezas del museo, incluyendo el modelado y la cocción de las piezas, que luego sus autores se pueden llevar de recuerdo. Aquí colaboran la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Sevilla y la Escuela de Arte.
Quienes quieran reservar tienen que llamar al 600141074. No será necesario hacerlo si lo que se quiere es asistir el sábado a la otra iniciativa, llamada Equites, la caballería romana. Es una de las actividades visualmente más atractivas de cuantas se han previsto, así que se van a ver móviles haciendo fotos sin parar, porque participan grupos de recreacionismo histórico que muestran cómo eran las caballerías, sus arreos, sus funciones y sus jinetes con total fidelidad a los modelos originales, e incluyendo explicaciones tan didácticas como bien documentadas, prometen. Este paseo por la historia lejana se complementará con una conferencia sobre los uniformes militares que se mostrarán en la exhibición.
Los alérgicos a Roma pueden optar, mejor, por ir el viernes a la acera de enfrente del Arqueológico –es decir, al Museo de Artes y Costumbres Populares– para disfrutar del concierto de guitarra de los alumnos del Conservatorio Superior Manuel Castillo, a las 19 horas y con entrada libre, e incluso volver al día siguiente para sumarse a la visita guiada y participación en redes sociales convocada bajo el interrogativo título de ¿Instagramuseas? La idea es combinar el recorrido por el edificio con la costumbre reciente de subir a las redes sociales cualquier cosa que se haga en estado de vigilia.
...Y el Museo de Bellas Artes. Aquí, el viernes, entre las 11 y las 15 horas, conexiones en directo para mostrar lo que sucede en el museo en vivo a través de las redes Instagram y Facebook live. Se podrá interactuar con los seguidores, plantear dudas, ver cómo se acometen los trabajos de conservación, contemplar el movimiento del lugar, echar un vistazo a las obras, curiosear cómo es la atención al público y otras alternativas de lo que podría llamarse voyeurismo cultural. Si aparece algún romano, la dirección no se responsabiliza. Es lo bueno de la cultura: que no hace ascos a ninguna época. Una afición que comparte con los gatos y las arañas.