«Los adultos deberían darse la oportunidad de ver y disfrutar con un espectáculo de títeres», dijo Rodd Burnett, un maestro del arte polichinesco. La Feria Internacional del Títere de Sevilla –del 10 al 27 de mayo– alcanza estos días su 37 edición convertido en el evento decano en su especialidad en España. Llega cada primavera, como agazapado tras las fiestas centrales y antes de que se impongan los rigores del verano. Hubo un tiempo, lejano, en el que esta solo era una cita para los pequeños; hoy también lo es para los jóvenes, para los padres y para quienes, sin ir acompañados de gente menuda, quieren emocionarse al descubrir cómo también los títeres les hablan a ellos.
«Este Festival celebra 37 años de cultura y de fiesta en torno al títere, con una cita necesaria y afortunadamente estable en estos tiempos revueltos para la cultura. Un Festival que junto al también ya tradicional Ciclo El Teatro y la Escuela conforman el eje principal del programa de creación de público del Icas, uno de los objetivos más importantes que nos hemos planteado en esta legislatura», expresa el delegado de Cultura, Antonio Muñoz. Sorprende, efectivamente, que en una época de convulsiones en el que las apuestas son volátiles y cualquier evento es susceptible de caer y que no suceda nada; algo tan modesto como el Festival del Títere se mantenga; conformando junto con el Festival de Música Antigua (que celebra en 2018 su edición 35) los dos certámenes más longevos de Sevilla.
Este año se confía alcanzar unos 25.000 espectadores que habrán de repartirse entre las 33 actividades ya programadas. Participarán compañías de Portugal, Argentina, Perú, Cataluña, Madrid, Galicia, País Vasco, Valencia y Andalucía, con representaciones de Sevilla, Granada, Jaén, Málaga y Cádiz. Las técnicas irán desde los títeres de guante a los muppets, pasando por los de varilla, sombras, hilo y animación de objetos. Funciones escolares y familiares, teatro de calle y pasacalles para todos los públicos, títeres para adultos, tres exposiciones, un taller y distintas extensiones completan el programa.
Buena parte del éxito del certamen se ha debido a la labor que durante sus primeros 35 años realizó Guadalupe Tempestini, a quien el sector homenajeó en 2015 coincidiendo con su despedida del Teatro Alameda, sede principal de la Feria. La argentina, también impulsora del programa El Teatro y la Escuela, sobrevivió a todos los alcaldes y delegados de Cultura. «Tengo agradecimientos para todos ellos», habitúa a decir. Es como si los títeres no molestasen a nadie; ellos vienen, levantan el telón, lo bajan y se van. ¿Y cómo podría ser posible conciliar el sueño después mandar al paro a Magín El Espadachín o a la Vaca Enriqueta?
Tempestini tiene otra explicación; la humildad del género; y la forma tan directa con la que toca el corazón de los niños... y de los grandes. «El titiritero suele ser una persona solitaria que hace un trabajo muy solitario; no es tan narcisista como el actor, sencillamente porque siempre está escondido detrás del muñeco. Hay un dicho japonés: maldito aquel que es capaz de ver los hilos de la marioneta. Se puede hacer títeres con una cerilla, con una flor, con las manos...»
La Feria de hoy, que dirige Juan Luis Clavijo, ex-presidente de Unima España y director de la compañía Buho Teatro, se extenderá por los barrios de la ciudad, de forma que, además de los espacios tradicionales –Teatro Alameda, Sala Cero, Sala La Fundición y Alameda de Hércules–, entran en juego centros cívicos, salas de gestión privada –a las que en este año a las ya tradicionales Sala Viento Sur y Sala TNT se suma la Sala La Imperdible–, y calles peatonales. Además, y de forma novedosa en esta edición, se programan actividades en la Feria del Libro. Se contará con una programación especial extendida por varios pueblos de la provincia: La Rinconada, Tomares y Tocina, y al Festival de Títeres Ciudad de Cádiz.
«Con técnica y un poco de magia las marionetas alcanzan un enorme poder como contadoras de historias», consideró Chris Geri. «Todo empezó como un pasatiempo. Después me fui desarrollando, entré en la elaboración de piezas en madera hasta que llegué a construir mi primer títere», rememora José López Alemán, uno de los mayores especialistas de Iberoamérica. El deseo del actual director de la Feria de Sevilla –de la de los títeres, claro– es que, «además de espectáculos y actividades como las programadas, «se puedan hacer jornadas, debates, charlas, incluso convivencias de compañías. Que se convierta en un lugar de encuentro y debate para los profesionales para seguir creciendo». «En todo nuestro territorio tenemos diferentes lugares donde la marioneta toma protagonismo, bien todo el año o en momentos concretos. Lo que no tenemos aún es una escuela de marionetas en nuestra comunidad, por ejemplo, y yo creo que hay marionetistas para poder desarrollar esa escuela, y experiencias suficientes como para poder llevarla a cabo. Y tener un centro o un espacio dedicado al mundo de la marioneta en nuestra comunidad sería magnífico», expresa Clavijo, una carta a los Reyes Magos que, de cumplirse, podría constituir el gran paso adelante del decano de los festivales de marionetas.
Este año, además, la Feria del Títere contará con tres exposiciones: 30 años de Búho & Maravillas, que se instalará en el Dormitorio Alto del Espacio Santa Clara del 12 al 22 de mayo; Barriga Verde (títere tradicional gallego), coordinada por la Asociación Morreu o Demo (Galicia), que podrá visitarse en la Sala Antiquarium del 13 de mayo al 7 de junio; y un año más, Los títeres y los escaparates en los comercios del centro El Gusanito Lector (Feria, 110); Librería Baena (Feria, 26); Casa Tejera (Feria, 77,79); Anasana (Feria, 37); Re-Read (Tarifa, 7); Librería Reguera (Almirante Apodaca, 23,25); Patchwork (Almirante Apodaca, 13); Templo (Amor de Dios, 39); (Snappy Book, Trajano, 39); Padilla Libros (Trajano, 18); Ecopeque (Regina, 17); Isadora (Pérez Galdós, 1); La Importadora (Pérez Galdós, 2) yUn Gato en Bicicleta (Pérez Galdós, 22).