Coronado: «Paesa fascina porque en España nos gustan los pícaros»

El actor presenta en Sevilla la nueva película del director de ‘La Isla Mínima’, ‘El hombre de las 1.000 caras’, sobre la huida de Luis Roldán

22 sep 2016 / 18:12 h - Actualizado: 23 sep 2016 / 07:37 h.
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  • José Coronado, Alberto Rodríguez y Carlos Santos promocionaron ayer el filme ‘El hombre de las 1.000 caras’ en Sevilla. / José Luis Montero
    José Coronado, Alberto Rodríguez y Carlos Santos promocionaron ayer el filme ‘El hombre de las 1.000 caras’ en Sevilla. / José Luis Montero

Hace dos años Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) tenía el guión de El hombre de las 1.000 caras sobre la mesa. Tenía entonces por delante toda la promoción de su anterior filme, La Isla Mínima, con la que se consagraría en el cine español. Cuando empezó a difundir que su próximo proyecto sería una cinta sobre Luis Roldán y Francisco Paesa y que, además, esta partía de un encargo, muchos pensaron que sería un producto hecho con el piloto automático, una película de transición quizá.

Hoy llega a los cines. Y ya hay quienes señalan al nuevo título como el más difícil todavía en su carrera, su punto más alto. «Un encargo conlleva una trampa, a la semana de asumirlo tienes la misma responsabilidad con él que si fuera tu propio proyecto», dijo ayer Rodríguez. «Después de Isla esta cinta me suponía un cambio de registro», añadió. Y, además, a la postre logró que el encargo acabará mutando en una producción enteramente suya. Una cinta en la que el ex agente secreto español Francisco Paesa se impone como el personaje principal. «Era inevitable que sucediera así, es un señor que lleva 50 años en el alambre, saliendo ileso de las infinitas oscuridades que rodean su trayectoria», abundó.

Sin embargo, aquí no se juzga a nadie. «Es lógico sentir fascinación por alguien como Paesa, pero confío en que el espectador reflexione también sobre una vida llena de acciones controvertidas y moralmente reprobables», reflexiona Rodríguez. Al final, El hombre de las 1.000 caras «no deja de ser una película de espías con subhistorias de corrupción, asuntos que suceden en todos sitios y que, lamentablemente, hoy en España casos como estos saltan todos los días a los telediarios», dijo.

Tan compleja como su realización fue el proceso de documentación. «Tuvimos que pararnos en un momento dado, porque hay teorías tan dispares y tantas mentiras y medias verdades que decidimos centrarnos en la historia que más nos interesó, los 310 días de cautiverio voluntario de Luis Roldán que propició Paesa para evitar la detención del ex director general de la Policía. «Tampoco quisimos molestar al verdadero Luis Roldán, que ya ha cumplido con la justicia. No era de recibo molestarle y, además, tal vez nos hubiera dicho más mentiras», según el director.

A Carlos Santos (Roldán) no le preocupa haber sido eclipsado por Eduard Fernández (Paesa). «Yo soy el manipulador manipulado, un títere que huye de la justicia y que confía su vida a alguien como el agente secreto», dice. Aunque, según Santos, «Roldán solo confía en Paesa al final. Hay un momento en el que deja de hablarle de usted para hablarle de tú. Lo hace solo unas horas antes de que sea traicionado y entregado a la justicia española», cuenta. «Sobre el papel, alguien como Luis Roldán está totalmente alejado de mí, he tenido que preparar al personaje muy exhaustivamente. Pero creo que capté pronto su esencia e incluso llegué a adoptar sus tics y su forma de andar», comenta.

Jose Coronado es Jesús Camoes, el inseparable amigo de Paesa; «un hombre de éxito en la vida que se pega al agente secreto con el ansia de vivir aventuras», detalla el actor. «Mi personaje es el más cercano al espectador, es además el narrador de la historia». Que Paesa resulte tan atractivo es «a la vez normal y preocupante»: «Los españoles siempre hemos sido unos enamorados de la picaresca, pero creo que hoy, con tantos corruptos y tanta crisis, personas como las que pueblan el filme pues... en fin, nos los vemos con tanta simpatía», aseguró.

Titulada para el mercado anglosajón Smoke and mirrors (Humo y espejos), Coronado está cansado de oír como si fuera algo nuevo que «España ya sabe hacer buenas películas de acción»: «Claro que sabemos, nos hace falta un poco de chauvinismo francés, de creernos que el éxito de nuestro cine es notorio».