El Festival Internacional del Cante de las Minas se debilita

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
02 ago 2018 / 17:07 h - Actualizado: 02 ago 2018 / 22:51 h.
  • Una actuación del cantaor Miguel Poveda en el Festival de La Unión. / Efe
    Una actuación del cantaor Miguel Poveda en el Festival de La Unión. / Efe

Tras un mes, el de julio, excelente, con una enorme cantidad de festivales, agosto no le irá a la zaga. Hay tantos festivales que resultaría imposible hablar de todos. Pero agosto es siempre el mes del Festival Internacional del Cante de las Minas, el más importante de cuantos se celebran cada verano en España, después de la Bienal de Sevilla. No olvidemos que especial, porque está en juego la preciada Lámpara Minera, en manos ya de decenas de cantaores y cantaoras.

Este festival nació porque una noche fue a cantar Juanito Valderrama a La Unión (Murcia), y el público comenzó a pedirle que cantara El Emigrante, su canción de moda en los sesenta. A Juan le solía molestar bastante que cuando iba a cantar flamenco le pidieran sus canciones de éxito, y les dijo a los de La Unión: «Tenéis aquí un tesoro y debéis luchar por esos cantes de los mineros». Y así fue como en 1961, comenzó su andadura este festival que hoy es conocido en todo el mundo.

En tantos años de historia, por el festival han pasado todas las grandes figuras de las tres facetas del flamenco: cante, baile y toque. Y de su concurso han salido figuras tan célebres como Mayte Martín, Vicente Amigo, Miguel Poveda o Rocío Márquez. En la actualidad es el único concurso que da algo más que dinero a los ganadores de los distintos premios. En otros tiempos fueron los de Córdoba o Mairena del Alcor, y hoy es el de La Unión. Quien gane la Lámpara Minera se asegura no solo un buen dinero sino trabajo y reconocimiento en todo el mundo.

Pero el Festival de las Minas, como les está ocurriendo a otras grandes citas, entró hace algún tiempo en una rutina tal que hace temer por su futuro. En primer lugar, el concurso parece tener cada año menos interés, en beneficio de las galas flamencas que se organizan como reclamo, porque si fuera solo por el certamen no irían tantas personas a La Unión y tampoco acudirían tantos medios de comunicación. ¿Qué pintan en un festival de flamenco de este corte artistas como Diana Navarro, Manuel Lombo, Pitingo, Los Vivancos o Arcángel con las Voces Búlgaras?

Mientras en otros festivales hay una clara intención de volver a apostar por el flamenco más clásico, en La Unión empiezan a aburrirse y recurren al flamenco más comercial para intentar llevar a miles de personas. Por no entrar en actividades paralelas que poco o nada tienen que ver con el flamenco. Precisamente, estos grandes festivales de verano con capacidad de atraer a miles de personas de todo el mundo deberían apostar más por un flamenco más tradicional y menos comercial.

He estado muchos años yendo a este concurso y puedo asegurar que es impresionante lo que mueven en La Unión y el ambiente que tiene todo lo relacionado con el certamen. Este es un pueblo minero, sin minas desde hace años, de algo más veinte mil habitantes, que cuando llega el festival cambia totalmente, con los bares y los restaurantes llenos y no solo en este pueblo, sino en Cartagena y La Manga del Mar Menor.

Cada vez son más los que piensan que los concursos de cante van dejando de tener sentido al existir otras formas de darse a conocer, por ejemplo, desde las redes sociales. Pero lo cierto es que mientras los premios sean en metálico los aficionados van a seguir apuntándose a este y a los demás, porque le ven la punta. Algunos aficionados veteranos tienen montado todo un negocio con los concursos, si en vez de dinero dieran libros no iba nadie.