El largo camino hasta el mayor festival flamenco del mundo

Así se prepara un espectáculo de la Bienal. Los artistas trabajan ya contra el calendario para dar lo mejor de sí mismos en la próxima edición de la cita jonda por excelencia

05 abr 2018 / 18:21 h - Actualizado: 06 abr 2018 / 11:56 h.
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  • Un ensayo de ‘Catedral’, el espectáculo que consagró a la granadina Patricia Guerrero en la última edición de la Bienal. / Julia Córdoba
    Un ensayo de ‘Catedral’, el espectáculo que consagró a la granadina Patricia Guerrero en la última edición de la Bienal. / Julia Córdoba
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  • Dani de Morón, un habitual de la programación de la Bienal. / El Correo
    Dani de Morón, un habitual de la programación de la Bienal. / El Correo
  • Anabel Veloso, otra bailaora con discurso propio que no pasará desapercibida en la Bienal. / Efe
    Anabel Veloso, otra bailaora con discurso propio que no pasará desapercibida en la Bienal. / Efe

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Patricia Guerrero le debe mucho a la Bienal. En esta cita presentó su primer espectáculo en solitario, en esta cita se consagró en la última edición, gracias al Giraldillo obtenido por su espectáculo Catedral. Pero si de algo no entiende el flamenco, es de dormirse en los laureles: tras un año de muchos viajes, de muchos aplausos y sueños cumplidos, la granadina abrió los ojos una mañana y recordó que el contador volvía a ponerse a cero: tenía que presentar una nueva propuesta en la próxima Bienal.

«Llevamos casi dos meses trabajando ya en el estudio», comenta en un momento de descanso entre dos ensayos. «Antes hemos tenido un sinfín de reuniones, en las que sobre todo intentamos dar muchas ideas, y vamos viendo cuáles sirven, dónde pueden ir, donde no... Lo importante es la tormenta de ideas, tirar muchas cosas, hablar mucho. ¿Qué queremos contar?, eso es algo que nos preguntamos constantemente. Y cada día surge algo, sabiendo que hoy puedes hacer algo muy bueno que al día siguiente, por alguna razón, no te sirve».

En total, la preparación de un montaje de estas características suele abarcar un año de trabajo, desde que el artista se pone manos a la obra hasta que se alza el telón. Después del mencionado brainstorming empieza el trabajo creativo propiamente dicho, en el estudio.

«Aunque muchas cosas sean locuras, siempre te llevan a otro sitio», prosigue Guerrero, quien esta vez llevará a escena en el Teatro Central una propuesta titulada Distopía. Pero el origen se remonta a un tiempo atrás: «Me invitaron al Pompidou de Málaga para bailar con el trabajo de un artista que trabaja sobre las utopías. Me puse a profundizar en el tema y me dije que sería más interesante hacer algo sobre una distopía, sobre un personaje que se ve en una sociedad distópica y los sentimientos que le suscitan. Volvió a contar con Juan Dolores Caballero como director de escena, y con Dani de Morón como compositor y director musical. «Los ingredientes son buenos, a ver ahora cómo sale el puchero».

¿Nervios? «No tenemos miedo al escenario, llevamos tanto tiempo en esto que estás deseando salir. Más bien lo que te pone nervioso es todo lo que se crea alrededor, que mi madre me diga que ya están sacando las entradas cuando tú aún no tienes acabado el montaje. La Bienal es una plaza potente, sabes que te juegas mucho en ella», concluye.

Dani de Morón también sabe lo que es poner a sus pies una Bienal de Sevilla. Este año, sin embargo, no trae espectáculo propio –está a punto de sacar nuevo disco con los cantaores con los que actuó en la Bienal– pero estará presente en dos propuestas, una con Fahmi Alqhai y otra justamente con la Distopía de Patricia Guerrero. Se sonríe al recordar bienales del pasado donde él, como otros compañeros, se pasaban el mes de julio y el de agosto trabajando para cinco o seis proyectos «con ese calor y ese lote de uralita que te pegas. Ahora es fantástico poder centrarse en un par de cosas», celebra.

Sobre su trabajo en el espectáculo de Guerrero, asegura que «esta vez prefiero empezar a trabajar con ideas que estén muy verdes, con una bailaora como Patricia es fundamental tener la posibilidad de cambiarlo todo. Hemos trabajado mucho antes, y sé que si ella propone cambios, serán para mejor. Con otros artistas es mejor no dar muchas opciones, porque se agobian».

El moronense ha diseñado una base musical con bajo, contrabajo, percusión y guitarra, aunque no descarta todavía que se incorpore el cante. «Patricia me ha sugerido también trabajar con una pieza de Richard Strauss al piano, que estoy sacando con la guitarra. Lo importante es que hay una historia, es interesante que la haya».

Mientras Distopía va tomando forma, otra bailaora de largo y firme recorrido, Anabel Veloso, alumbra en otro estudio su próximo estreno para el mayor festival flamenco del mundo. «Siempre que he preparado un espectáculo para Bienal, han sido estrenos absolutos», afirma. «Son ya seis años los que llevo participando en el cartel oficial de la gran cita flamenca por excelencia y el proceso de producción siempre ha sido previo a la exhibición. La producción suele empezar como mínimo un año y medio antes del estreno», apunta.

La cocina de sus espectáculos es, como está mandado, lenta. «El primer paso para mí es decidir la dramaturgia, la temática del espectáculo. Y esta inspiración cada vez llega de una forma distinta. En alguna ocasión la dramaturgia surge de una lectura, de una pintura, o de una obra de algún otro autor, como el homenaje al maestro José Romero en Secreto a voces», recuerda. «En otra de mis producciones, la inspiración, por ejemplo, vino de una bella estampa que cayó en mis manos de la leyenda de las Mujeres árbol que dio lugar a un espectáculo de flamenco para bebés que se llenó de imágenes y símbolos metafísicos sobre las raíces, los palos del flamenco, etcétera».

«Este es uno de los puntos principales y por supuesto, una vez decidida la dramaturgia, decidir el elenco adecuado para ella. Si el espectáculo es más o menos jondo, más lírico, más contemporáneo... Todo ello afecta a la imposición del equipo artístico», prosigue.

«A partir de ahí hay todo un proceso de producción propiamente dicha, búsqueda de fondos, patrocinadores... para hacerlo viable. Y a continuación la fase creativa propiamente dicha. Yo suelo trabajar con los compositores con el guion en mano, y una vez está la música, ya empieza a coreografías», añade.

Todo esto podría llevar aproximadamente un año, y a seis meses del estreno empezarían las creaciones: Vestuario, iluminación, escenografía, diseño audiovisual, etcétera, mientras se mantienen los ensayos de bailarines y músicos».

Así, ya a tres meses del estreno, «estaríamos mostrando ya la imagen para el cartel, el título del espectáculo, y comenzamos a mostrar a nuestros seguidores avances del proyecto para que se animen a conseguir su entrada y hacerles partícipes del trabajo», comenta la bailaora, que se resiste aún a desvelar el título del suyo.

«Una semana antes tienen lugar los ensayos generales, en los que por fin ponemos en común todas las creaciones: ensayos con vestuario, iluminación, escenografía. ¡Y listo! Un día antes se entra en el teatro para montar, más ensayos y a descansar, para el día siguiente darlo absolutamente todo», concluye Veloso.