El magisterio de Javier Barón

‘Inmanencia’, el espectáculo que trajo anoche Javier Barón a la Bienal, estaba muy bien montado y nos dejó algunas coreografías interesantes, quizás más endebles las de los bailes con pasos a tres, como la caña, sin buena sincronización y fría como un témpano, y las farrucas, en la misma línea

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
21 sep 2016 / 09:11 h - Actualizado: 21 sep 2016 / 12:45 h.
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  • Momento del espectáculo de Javier Barón anoche en el Teatro de la Maestranza. / Fotos: Manuel Gómez
    Momento del espectáculo de Javier Barón anoche en el Teatro de la Maestranza. / Fotos: Manuel Gómez
  •  El espectáculo brilló por sus coreografías./ Manuel Gómez
    El espectáculo brilló por sus coreografías./ Manuel Gómez

El alcalareño Javier Barón es ya un clásico del baile flamenco, uno de los nombres imprescindibles de esta época. Era un verdadero desconocido en Sevilla cuando en se alzó con el II Giraldillo del Baile maravillando a casi todos. Ya ha llovido desde entonces y ahora es otra clase de bailaor, porque han pasado tres décadas de su gesta. No es ya aquel Barón eléctrico y elegante a la vez, pero baila con más gusto y más parado, algo totalmente lógico. Además, como el buen vino, el baile necesita años y una buena barrica. Por otra parte, Javier es una referencia para algunos bailaores jóvenes, como Rafael Campallo y Alberto Sellés, con los que anoche se batió el cobre en un espectáculo sencillo, sin mayor pretensión que la de disfrutar y hacer disfrutar del baile al público.

Las historias hay que saber contarlas y no todos los bailaores son capaces, así que, de entrada, se agradece que de vez en cuando dejen los inventos en el garaje para mostrarnos el baile al desnudo. No es que haya que cerrarse a los experimentos, porque siempre han existido y seguirán existiendo –el flamenco no es una momia, a pesar de algunos fantasmas–, pero si no eres capaz de crear algo mejor que lo que ya está creado, quédate con el rico legado de los grandes maestros.

Inmanencia, el espectáculo que trajo anoche Javier Barón a la Bienal, estaba muy bien montado y nos dejó algunas coreografías interesantes, quizás más endebles las de los bailes con pasos a tres, como la caña, sin buena sincronización y fría como un témpano, y las farrucas, en la misma línea. Me gustaron más por separado, con buenas maneras del gaditano Alberto Sellés en las peteneras, sin duda el de más desparpajo y frescura de los tres.

El sevillano Rafael Campallo también destacó solo, aunque tuvo detalles de arte en los tangos junto a Barón. La seguiriya es un baile muy difícil, quizás el más difícil de todos, porque requiere una profundidad de la que carece Campallo, que se mueve mejor en los estilos festeros, de ritmo, en los que hace siempre alguna que otra virguería de cierta singularidad. Además, admite poco lucimiento personal y al de El Cerro del Águila le chifla lucirse.

En absoluto contraste con el poderío de Sellés y Campallo, Javier Barón marcó claramente la diferencia, por su maestría, aunque siga teniendo problemas con no saber dónde colocar los brazos y se arquee demasiado, que son defectos ya difíciles de corregir. Buena su bulería por soleá, lo más flamenco junto con las bulerías a tres, que fue también la mejor coreografía. Y estupendo el cuadro de acompañamiento tanto en guitarra como en cante.

En definitiva, y para lo que estamos viendo en esta Bienal, un espectáculo aseado, con buena puesta en escena, elegante y seria, una estupenda dirección musical de Faustino Núñez y algunas pinceladas artísticas.

Inmanencia***

XIX Bienal de Flamenco de Sevilla. Teatro de la Maestranza. 20 de septiembre. Dirección artística y escénica: Javier Barón. Guion y dirección musical: Faustino Núñez. Baile: Javier Barón, Rafael Campallo, Alberto Sellés. Guitarra: Miguel Pérez, Manuel de la Luz. Cante: Jerónimo Segura, Javier Rivera. Palmas: Roberto Jaén, José Luis Pérez-Vera.