José Manuel Soto (Sevilla, 1961) será el encargado de brindar este año el tradicional Concierto de Navidad organizado por El Correo de Andalucía a beneficio de Cáritas y de la Asociación para la Rehabilitación y prevención de la Afasia (Arpa). Será en la Catedral de Sevilla, el próximo viernes, 16 de diciembre, a las 20.30 horas. Las entradas ya están a la venta en Ticketmaster, Fnac, Halcón Viajes y Carrefour.
—¿Qué recuerdos tiene de la Navidad de su infancia, cómo eran estas fechas para usted?
—Los recuerdos que tengo son los propios de una familia muy feliz. Éramos muchos hermanos, pero además por estas fechas nos juntábamos con todos los primos, imagínate la que se armaba. Además, eran los días en que no había colegio, te hacían regalos, todo era mágico en esa época. Y era excitante ir desde la zona de Nervión, donde vivíamos y donde vivo todavía, hasta el Centro. «Niños, vestíos que nos vamos a Sevilla», decía mi madre. Allí veíamos las luces, los portales de Belén... Ya digo, era todo mágico, como debe ser.
—¿Qué se cantaba en casa? ¿Sigue recordando aquellas letras?
—Cada familia tenía sus villancicos, pero ¿sabes?, en mi casa el repertorio era cortito. No salíamos del ‘Pero mira cómo beben’, de ‘la Virgen se está peinando’ y de ‘En el portal de Belén han entrado los ratones’, y ahí mis hermanos se metían conmigo porque cambiaban la letra y decían ‘y al pobre José Manuel le han roído los calzones’. En casa de mi mujer sí que eran aficionados a cantar, tenían y conservan aún un repertorio mucho más amplio, y además cantan mejor que en la mía.
—Y ahora, ¿cómo celebra estas fiestas José Manuel Soto?
—Tú sabes, el problema de las Navidades ahora es que son muy largas. Empiezas a primeros de diciembre y no paras hasta el 8 de enero. Y hay que tener cuidado con las comilonas, porque entre los eventos a los que te invitan, las reuniones de amigos, las comidas de empresa, las familiares, los actos benéficos y las zambombas, si no te administras, terminas saturado. Eso sí, hay que intentar disfrutarlo, porque es de las tradiciones que merece la pena vivir y conservar.
—A propósito de eso, quería preguntarle si, entre Halloween, el Black Friday y Papá Noel, no teme que nuestras tradiciones estén en peligro...
—Creo que no. La influencia americana es grandísima en todo, cada día más. Pero España, y especialmente Andalucía, está muy arraigada en las tradiciones. Son cosas que no se van a perder fácilmente. Es verdad que hoy hay una mezcla de muchas cosas, mira la nueva moda del Black Friday, la gente lo ve como algo bueno, es la oportunidad de comprar algo barato, y ahí van. Y con Papá Noel igual, los niños lo ven en la tele y quieren pedirle regalos, como lo de los amigos invisibles... Todo está bien, pero nuestros Reyes Magos y nuestro nacimiento sigue estando en un lugar muy central de nuestras fiestas.
—La Navidad, ¿es una celebración religiosa, un momento para reunir a la familia, o una excusa para consumir? ¿Cree que se ha convertido, como dicen algunos, en la nueva Feria?
—Cada uno lo vive a su manera. Está claro que tiene un origen religioso, y qué duda cabe de que para quienes hemos recibido una formación cristiana tiene un sentido religioso muy importante. Al mismo tiempo, es la época para celebrar en familia, para reunir a quienes están lejos. Con moderación y sin extremismo, cabe todo. La gente lo vive de muchas maneras, pero sabe de dónde viene, el origen cristiano de todo esto.
—Para alguien que ha pisado tantos escenarios, ¿cantar en la Catedral de Sevilla impresiona, o no tanto?
—Pues no creas, esto de cantar en la Catedral me tiene un poquito impresionado. No es un teatro, como los que estoy acostumbrado a visitar, sino un templo con muchísimos siglos de historia. Tantos, que tengo claro que por una vez el protagonista de mi concierto no voy a ser yo, sino la propia Catedral. Se entra allí con un respeto tremendo, y un concierto en ese espacio se sale necesariamente de la dinámica normal. Ten en cuenta que en mis conciertos yo charlo con la gente, cuento historias, a lo mejor cae un chiste entre canción y canción... En este caso, sin embargo, mi forma de trabajar se ve condicionada. Lo tengo claro yo, y lo sabe también la gente. Un concierto en la Catedral no es una ceremonia religiosa, pero tratándose de la Navidad se le acerca un poco.
—¿Qué repertorio traerá a este concierto?
—He compuesto varias canciones para la ocasión, también haré canciones populares andaluzas de siempre, y alguna pieza internacional caerá también.
—¿Habrá invitados especiales, alguna sorpresa?
—Así es, contaré con los niños de la Fundación Alalá, una fundación que trabaja con chavales en riesgo de exclusión de la barriada de las Tres Mil Viviendas, y con Argentina, una cantaora por la que tengo absoluta predilección. Ella tiene previsto hacer un villancico, también.
—La solidaridad, ¿es una obligación de los artistas?
—Yo pienso que sí. La gente que tenemos cierta trascendencia social en nuestro trabajo tenemos, de un modo u otro, la obligación de transmitir valores buenos y positivos a la sociedad. Quienes hemos tenido suerte, a los que gracias también a nuestro esfuerzo nos ha ido bien, tenemos una obligación de reciprocidad con la sociedad. Cuando nos llaman de algo solidario solemos acudir, y la verdad es que tanto en Sevilla como en el resto de Andalucía es impresionante la cantidad de eventos de este tipo que hay, entre instituciones, hermandades, ONGs... Y todos cuentan con nosotros.
—Usted ejerció en El Correo como bético militante. ¿Espera que el nuevo entrenador traiga regalos? ¿Espera que sea algo así como su cuarto Rey Mago?
—Los béticos siempre esperamos un milagro [risas]. Los regalos siempre son bienvenidos, aunque estamos acostumbrados a que casi siempre sean más bien carbón. Pero también sabemos que no se debe perder nunca la ilusión, ni la fe. De hecho, ahí está el Betis, hecho polvo pero con 40.000 socios. Esto habla a las claras de una afición que puede con todo.
—¿Qué ha sido, en su opinión, lo mejor del año que termina?
—Pues que ha terminado. A nivel personal me ha ido bien, no me puedo quejar, no he tenido problemas de salud importantes... y en el tema de España, bueno, parece que al fin se impone la cordura tras unos meses muy convulsos, muy inciertos. Creo que es hora de que los políticos hablen y se pongan de acuerdo para arreglar los problemas de la ciudadanía, en vez de discutir continuamente. El país lo necesita.
—¿Y al 2017 le pide...?
—Salud, lo demás, como suelo decir, ya me lo buscaré yo. Soy, además, de los que piensan que tampoco hay que pedir mucho. Sí que me gustaría que en Andalucía hubiera mucho trabajo, que el Betis ganara la Liga, que ya está un poco difícil pero no del todo imposible... Pero me remito al tópico y solo pido salud para mí y para los míos, y que ningún niño de nuestra tierra se acueste sin comer.