«El público tiene que hacer un esfuerzo para separar el grano de la paja»

El fotógrafo Joan Fontcuberta muestra su obra en una gran retrospectiva en Madrid comisariada por el sevillano Sema D’Acosta

23 dic 2015 / 14:47 h - Actualizado: 24 dic 2015 / 14:50 h.
"Fotografía"
  • El fotógrafo Joan Foncuberta, en su muestra en Madrid. / Sara Buzón
    El fotógrafo Joan Foncuberta, en su muestra en Madrid. / Sara Buzón

El Premio Nacional de Fotografía que recibió en 1998, y el Nacional de ensayo de 2001, consagraron a Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) como una de las sensibilidades más inquietas y rompedoras de la cultura española contemporánea. Méritos que, dicho sea de paso, ya habían aplaudido con anterioridad los jurados del premio David Octavious Hill de la Fotografische Akademie GDL de Alemania, o el del Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres por el Ministerio de Cultura francés.

Pero más allá de medallas y galardones, Fontcuberta representa un laboratorio artístico en continua efervescencia y movimiento. Este martes se inauguró en el Canal de Isabel II una amplia exposición retrospectiva, Imago, ergo sum, que incluye series comprendidas entre 1984 y 2004, como Fauna (1987) Sputnik (1997), Karelia: Milagros & Co. (2002), La sirena del Tormes (2006) o Deconstructing Osama (2006), entre otras. La muestra, comisariada por Sema D’Acosta y diseñada por Sara González, incluirá sendas intervenciones en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y en el Museo Nacional de Antropología.

Una figura tan personal que la etiqueta fotógrafo se antoja casi una reducción. «Mi material de trabajo es la fotografía; lo que ocurre es que con este material podemos hacer muchas cosas», explica. «Lo importante no son los materiales, sino qué objetivo, qué horizontes tenemos. En ese sentido, lo que a mí me interesa es la reflexión sobre nuestra cultura visual. Si a eso se le llama ser artista, pues soy artista».

Desde principios de los años 80 del siglo pasado, ha sido habitual en la producción de Fontcuberta el uso de diferentes objetos, dispositivos e instalaciones que sirvieran de apoyo al discurso. Estos mecanismos de exhibición han ido normalmente en paralelo al desarrollo de un proyecto creativo con forma de libro, «un relato visual con voluntad de obra que posibilita que la fotografía despliegue mejor su potencial sintáctico», explica el comisario. «Tendemos a la desmaterialización de la imagen, pero al mismo nos aferramos a la materialidad del soporte, del libro en tanto que objeto», dice el artista. En el fondo somos un poco románticos respecto a eso. Son esas pulsiones culturales que nos dan que pensar: ¿por qué todavía nos siguen apasionando los libros?»

Por otro lado, Foncuberta reconoce que en su faena hay una parte importante de pedagogía. «Soy hijo de la dictadura franquista, he estudiado Comunicación, he trabajado en periodismo y publicidad, y todo ese bagaje me ha hecho desconfiado. Esa reticencia a aceptar de forma tácita e inocente la información me ha llevado a un cuestionamiento crítico», comenta el creador.

«Creo que la mentira es inherente a nuestra naturaleza humana», prosigue el barcelonés. «En estos momentos, las posibilidades de persuasión, de incidir en la opinión pública son más sutiles y sofisticadas. Aunque el público sea más consciente, tiene que seguir haciendo ese esfuerzo para desgranar lo que es grano de lo que es paja», dice.

La curiosidad

Tal es el caso de una serie como La sirena del Tormes, Somos un saco de creencias, de supersticiones, de mitos, de fés. Todo compone un cierto imaginario contra el que cabe jugar, ¿no?. Mi trabajo precisamente propone trampas para que se dé cuenta de hasta qué punto estamos construyendo, o dando lo imaginario por verdadero», añade.

A pesar de llevar toda la vida dedicado a la fotografía, Joan Fontcuberta se siente todavía, como ha dicho alguan vez, en la mitad del camino. «Una de las cosas que me ha impulsado siempre a trabajar con la fotografía es la curiosidad; soy una persona ávida, una esponja con las cosas que desconozco. Uno de mis impulsos instintivos es explorar, experimentar. Por eso la fotografía ha sido un medio para mí idóneo, me ha permitido que mi vida sea una aventura en el aprendizaje», apostilla.