El triste adiós de la bailaora Loli Flores

El pasado miércoles fue incinerada en Sevilla una de sus grandes bailaoras, sin más justicia y reconocimiento que su propio arte

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
08 oct 2015 / 23:16 h - Actualizado: 08 oct 2015 / 23:17 h.
"Flamenco","La Gazapera"
  •  Loli Flores era una mezcla de flamencura y elegancia, una maestra en el más extenso sentido de la palabra. / El Correo
    Loli Flores era una mezcla de flamencura y elegancia, una maestra en el más extenso sentido de la palabra. / El Correo

{Remedios Orozco Nieto, la bailaora Loli Flores, sevillana y artista de los pies a la cabeza, se fue el pasado miércoles después de una terrible enfermedad a la que no pudo vencer. Tenía poco más de sesenta años y ha estado bailando hasta que sus fuerzas la ayudaron. Ahora se habla de lo que se suele hablar cada vez que muere un artista, de lo poco reconocida que estaba, y es cierto. Loli Flores fue una gran bailaora, clásica, flamenca, maestra en todo lo que hacía. Y muy sevillana. Aprendió de los mejores maestros, de aquellos que enseñaban bien el oficio, el arte. De los que no solo enseñaban a hacer bien una escobilla o a marcar con gracia, sino a vestirse, a estar en un escenario. Y en eso, como en tantas otras cosas, Loli Flores fue una verdadera maestra. Trabajó en compañías y actuó en teatros y festivales de verano codeándose con los mejores del baile, el cante y el toque. Pero acabó siendo bailaora de tablao, una artista imprescindible en los mejores locales de Sevilla, como Los Gallos y El Arenal. Esa vida es dura, la del tablao, porque hay que estar bailando cada día ante un público distinto, en ocasiones a horas inadecuadas, estés bien o no o tengas ganas o no tengas. Y Loli demostró siempre una profesionalidad increíble. Se ha ido siendo bailaora de tablao, de las de raza, de las que daban siempre los vente reales del duro. La última vez que la vimos bailar fue precisamente en El Arenal, el tablao de la calle Rodo, el que fue del gran bailaor trianero Curro Vélez. Fue admirable cómo bailó solo para unos cuantos críticos y aficionados, entregada, derrochando maestría y arte, y demostrando que conocía su escuela como pocas. Al poco tiempo supimos que tenía una de esas enfermedades que vienen por derecho. La maestra le hizo cara con todas sus fuerzas, pero al final perdió la pelea. Se ha ido una de las grandes del baile sevillano y sin el reconocimiento que se había ganado a pulso. De poco sirve ya que lo digamos, pero nunca está de más. De todas formas, Loli Flores será recordada siempre como una de las bailaoras grandes de Sevilla y será una de sus principales referencias. Es imposible olvidar a quien supo como nadie meterse en una bata de cola y crear arte con las castañuelas. Pero no olvidemos que debería ser la última artista flamenca que se haya ido sin ser premiada.